¿Quién eres? ¿Qué eres?
¡Cállate!
La voz se ríe fuertemente, no importa a donde corra o donde me esconda, siempre acaba por encontrarme y hacerme las mismas preguntas.
¿Quién eres? ¿Qué eres?
Salgo corriendo, el pueblo entero está en llamas y las personas mueren quemadas, pero ninguna grita o se queja, todos, hombres, mujeres e incluso niños y bebes arden, pero mantienen una mirada impasible y esperan a convertirse en cenizas con calma.
Quienes no arden caminan hacia las llamas, como si buscar la muerte fuera la única opción que hubiera, salgo del lugar perseguida por la voz, la gente me mira unos segundos y luego vuelve a su expresión vacía.
¿De verdad los abandonas? ¿Tan cruel ser humano eres? ¿Qué eres tú?
Vuelve a reír con saña, aumento el ritmo de mi carrera y me introduzco en un bosque, los árboles son altos y con ramas frondosas, están tan juntos que es difícil hacer una brecha para huir, me abro camino sin dejar de correr, pero una raíz me hace tropezar y caer, antes de tocar el suelo logro voltearme para caer sobre mi espalda y amortiguar el golpe.
Al mirar hacia arriba no puedo evitar gritar por el terror, me levanto y corro deseando salir pronto del lugar, pero ahora no puedo evitar mirar hacia arriba.
En cada una de las ramas hay al menos cinco personas colgando, las sogas alrededor de sus cuellos parecen viejas y raspa su piel, veo hombres y mujeres jóvenes, ancianos y niños, su piel no es de un tono natural, la mayor parte es de un color negro, en otras partes es gris y otras es rojo como sangre y su rostro es el mismo que tenían los que estaban en el pueblo quemándose.
Veo una de las ramas, un niño de algunos diez años prepara su soga, su piel oscura se vuelve cada vez más negra, sus manitas hábiles están rojas y grises, veo como pone la soga en su cuello como si fuera un collar.
¡Detente!
Se arroja al vacío antes de que pueda llegar hasta él, cuando la soga se tensa, su cuerpo rebota unos centímetros y luego se detiene, sigue vivo, pero no hace por buscar aire como debería, se queda quieto, muriendo lentamente. Su mirada vacía me penetra sin reproche ni ninguna emoción, yo salgo corriendo de ahí, sin soportar la situación.
¿Qué les pudo haber pasado? ¿Qué los obligo a hacer algo así?
Salgo del bosque y me encuentro en un acantilado, un olor desagradable cubre el lugar, me asomo a la orilla y miro hacia abajo, un montón de piedras terminadas en picos filosos, en varias rocas un cuerpo o dos están empotrados, la sangre aun emana lentamente, la piel que se alcanza a ver es de un color verdoso, a pesar de que no parece haber pasado mas que unos cuantos minutos desde su muerte, el olor de putrefacción es penetrante.
Las lágrimas que no sabía que brotaban se desbordan y caen sobre los cuerpos, uno de ellos aún no muere, su mirada se posa en mis lágrimas y luego en mí, este, al contrario de todas las personas que solo me miraban y continuaban, levanta su mano y la agita hacia él, invitándome a acompañarlos.
¿Por qué no vas con él? ¿Por qué no terminas con todo?
La voz me encontró, pero yo no me muevo, veo al hombre que no deja de invitarme a morir.
Tú dime, después de todo, eres quien soy yo ¿Por qué no vamos hacia allá y dejamos de perseguirnos sin razón?
La voz se ha callado, limpio mis lágrimas y me siento en el borde, abrazo mis rodillas y recuesto mi barbilla en ellas, suspiro mientras el hombre no deja de invitarme a su lado.
Estoy muerta ya, ambas lo estamos, perdí mi identidad, así como todo lo que era mío, si me arrojo hacia allá no cambiaría nada, escapar de ti es inútil, no puedo huir de mi misma, debería comenzar a aceptar lo que pasa.
La voz se transforma en mi reflejo, se sienta a mi lado y recuesta su cabeza en mi hombro, toma mi mano y aprieta con fuerza, yole devuelvo el gesto.
Comienzas a comprender Arantxa, a partir de ahora todo se volverá más complicado o más sencillo, dependerá de tus decisiones, la guerra se aproxima y debes prepararte, por nuestro bien.
Se desvaneció lentamente, sin soltarme aun, sentía como sonreía, como se sentía aliviada de mis palabras y de las suyas.
Nos veremos siempre, después de todo, yo soy tu reflejo, soy quien eres.
Al desaparecer ella, también lo fue haciendo cada persona muerta, aquel hombre que no dejo de invitarme a su lado, el bosque con aquellas ejecuciones, el pueblo en llamas.
Y finalmente, yo.
Fue mi último sueño, de pronto las pesadillas desaparecieron y no solo eso, el sueño también se esfumó, no he dormido en cuarenta y ocho horas y, sin embargo, mi cuerpo no parece cansado, nada en mi me dice que debo dormir.
Pero decidí aprovechar las noches en vela para practicar, como me aconsejo Gregory, debo aprender a controlar lo que sea que me esta pasando.
Pero es mas complejo de lo que creí que seria, las últimas dos noches eh intentado mover el agua que me dejan para mis medicamentos, por mas que me concentro y muevo mis manos, el agua permanece estática en el vaso.