- ¡Quietos todos! – ruge el chico.
Todos, absolutamente todos paran, y giran a verlo, el pánico se refleja en cada uno de los rostros, veo a la mayoría de maestros y a muchos alumnos caminar y ponerse en frente de nosotros, como una barrera protectora, mi profesor sigue sosteniéndome, pero de igual modo, se ha colocado frente a varios compañeros, su frente en alto y sin mostrar temor.
- Pensar que ha sido un niño el que ha causado tantos estragos – dice envalentonado.
- Un niño dices – baja un par de escalones, luego con un gesto de desagrado se detiene – considerando su desfavorable situación, ¿de verdad te atreves a llamarme así?
- La verdad nunca ha lastimado a nadie – su brazos me aprietan con más fuerza, como escondiéndome – además, yo no veo una situación desfavorable, al menos no de mi lado.
La risa que broto de la garganta del chico hace que me estremezca de nuevo, más que una risa, eso era más bien un sonido de ultratumba, perteneciente a la más peligrosa de las bestias.
- Querido mortal – dijo aplaudiendo con sorna – no lo sabes, pero yo sí, su situación está condenada al fracaso, nosotros somos seis poderosos, mientras que entre esta centena de personas, tan solo hay uno, ¿o me equivoco?
El terror se intensifica, él sabe de mí, él también sabe de mí, ¿pero cómo?, lo veo, su rostro adopta una mueca de desesperación, se gira hacia su sequito e inclina la cabeza.
- ¿Me equivoco acaso? – sisea, al levantar la vista, veo un hombretón de más de dos metros y todo músculos, este empuja a un chico mucho más pequeño, terror inyectado en su mirada.
- No… no señor – dice el joven mirando abajo – no se equivoca.
- Bien, entonces ahorrémonos todo este cuento y cháchara – dice el hombre bajando un escalón más – no se preocupen, ustedes, simples mortales, no me importan lo más mínimo, solo vengo por mi querido igual, entréguenmelo y les prometo una muerte indolora.
Su expresión tan calmada hace que el miedo que sentía se sustituya por la rabia, ¿así de fácil cree que suceden las cosas?
- ¿Quién te crees tú para venir y amenazarnos de esa forma? – grita una profesora, quitándome las palabras de la boca.
Él sonríe, una sonrisa que provocaría pesadillas al más valiente del mundo.
- Yo soy Persuasión – dice lentamente – y ustedes son mis sirvientes, ahora, obedézcanme y entréguenme lo que me pertenece.
- Nada ni nadie te pertenece – grita uno de los alumnos arrojándole un pedazo de escombro.
Mucho antes de que este se estrellara contra el rostro del muchacho, este levanta su mano y detiene el movimiento del objeto, y con el simple movimiento de un dedo, desintegra el elemento.
- Están colmando mi paciencia – dice molesto – buscador, ¿Dónde está mi premio?
- No lo sé señor – el menudo joven de hace rato mira a cada uno de nosotros, su voz se las arregla para no temblar – lo siento, es poderoso, pero se mezcla con todos los que están aquí…
- Inútil – con otro movimiento, envía a volar al joven, que se estrella y cae – bien, si a eso quieres jugar poderoso – con un elegante movimiento, se quita el saco y lo coloca en una de las sillas – buscador, ¿Quién de ellos definitivamente no es quien buscamos?
El chico se levanta a duras penas, una de sus manos se mantiene en su vientre, con la otra, limpia su boca llena de sangre y apunta a alguien, el chico hace un movimiento de cabeza y con él, una chica de su sequito y el hombretón se acercan hacia nosotros, inmediatamente, muchos de los presentes comenzaron a arrojar lo que se les antojaba, pedazos de concreto, mochilas, computadoras, pero lamentablemente no sirvió de mucho.
La chica, una alta y esbelta joven con un singular cabello verde, saco de su cinturón una especie de látigo, un golpe al suelo levanto un campo de fuerza que los protegió de cualquier amenaza, por más que lo intentaron, nadie pudo retroceder, el gigante se acercó con desdén y sin importarle la lluvia de objetos que le caían por todas partes, comenzó a abrirse paso entre la muchedumbre y con una de sus enormes manos tomo a alguien con facilidad.
A cuatro metros lejos de mí, Lauren forcejeaba entre los dedos de aquel tipo, trato de ir hacia ella, pero alguien me sostiene para que no lo haga, mi profesor me sostiene con fuerza contra el para que yo vaya en su ayuda.
- Muy bien – grita Persuasión o cualquiera que sea su nombre – ¿Qué tenemos aquí? Una bella damisela en apuros, ¿es que no piensas ayudarla amigo poderoso?
Me quedo de piedra mientras veo como llevan a la chica junto al hombre aquel, como si de una muñeca se tratase, la arrojan con facilidad y la estrellan contra el suelo a los pies del tipo.
- Mi buscador te sintió desde la ciudad vecina – informa haciéndose oír – afirma que eres poderoso, muy fuerte, ¿Por qué entonces no nos has buscado? Este mundo es para nosotros, podemos entregarle un mundo hermoso, tan solo necesitamos justamente de ti, alguien tan fuerte como tú que se siente a millas de distancia y que aun así puede ocultar su poder entre un centenar de personas, debe ser más poderoso de lo que te imaginas, ¿Qué esperas? Únete a mí, ven con nosotros y ayúdanos a construir un nuevo mundo.