Mientras avanzo cautelosamente las palabras de Hawkins resuenan en mi mente.
Y junto a ellas los regaños de mi para mí y para los dos chicos por decidir seguir mi plan, no sé porque de pronto la idea más sensata es la de la adolescente amnésica.
Y muerta.
Antes de separarnos, Hawkins me advirtió que lo más probable es que esto no funcione y que lo único que logremos es darle falsas esperanzas a Edgar antes de morir los tres, sin embargo, aquí estamos, a punto de cometer una locura más. Todo se basa en confiar en mis poderes y en los de Edgar.
- Lo cual no sería tan malo si alguno de los dos supiera controlarlos totalmente – me digo a mí misma.
Sabemos lo que estamos a punto de hacer, pero no hay vuelta atrás, lo único que queda por hacer es seguir el plan, respiro profundo cuando estoy cerca, enderezo la espalda y camino recto por un camino destrozado, apenas he avanzado unos cuantos metros cuando una figura familiar me intercepta.
- Vaya, ¡pero mira quien nos honra con su presencia!
- Me parece que iniciamos con el pie izquierdo – le digo a Persuasión con voz temblorosa.
- Vienes a que termine con lo que inicie – levanta un par de dedos y eso es suficiente para que varios escombros se levanten y me apunten.
Trago saliva fuertemente, tengo que lograr hacer esto.
- Ya me atravesaste y eso no funciono – le digo – además, creí que querían que me les uniera.
- Eso fue antes, ahora quiero tu cabeza en mi pared.
Me las arreglo para esquivar casi todos los objetos que me arroja, pero de pronto me veo empalada en una varilla de metal que atraviesa por entre mis costillas, no sé cómo paso, pero ahora mis pies no tocan el suelo y no puedo hacer nada más que ver al chico acercarse a mí con una sonrisa burlona.
- Ya te atravesé, ahora…, has lo de hace rato – me reta con una sonrisa burlona – ¿o acaso tienes algún problema?
- Varios en realidad – no sé si lo dije o no pero veo la sonrisa del chico ensanchándose.
Aun no.
Repaso el plan en mi cabeza una y otra vez, como si con eso pudiera amortiguar el dolor que se no debería sentir.
- ¿Tus amiguitos te han abandonado?
- Si, así es, deberías ir a buscarlos, anda, ve, corre a buscarlos, sé un buen chico.
La varilla comienza a doblarse envolviéndome y apretándome, siento mis huesos romperse uno a uno.
Que poco sentido del humor.
- Gritar no te ayudara – sisea el chico.
- Es por eso por lo que no lo hago.
Sonrió yo esta vez, y por un momento, disfruto de la mirada dudosa del joven, que aunque fuera solo una fracción de segundo, es suficiente para mí.
- ¿Qué eres?
No tengo tiempo a responder nada, de repente el suelo comienza a temblar fuertemente, Persuasión cae y pierde su concentración, por lo que caigo estrepitosamente sobre de el, antes de que reaccione, arrojo todos los escombros hacia nosotros, justo antes del golpe una ráfaga de viento me envia hacia arriba, así que las rocas escombros y demás solo entierran al chico, uso toda mi energía para asegurarme que estas lo presionen y ganar el mayor tiempo posible.
Cada vez estoy mas alto, lo que me dificulta mas mantener mi control sobre lo que ocurre bajo mis pies, no solo eso, estoy aun mas arriba que cuando casi me asfixian, si caigo, no habrá un solo pedazo mío que pueda reconstruirse.
- ¡Mierda!
Lo que temía sucede, comienzo a caer y pierdo la concentración, mi mente se cierra y no puedo pensar en impulsarme con viento, cierro los ojos e impulsivamente manoteo en busca de algo para agarrar, cual es mi sorpresa cuando mi mano derecha toma algo.
El terror hace que no abra los ojos, solo me aferro a aquella otra mano que me sostiene y me hala hacia el o ella, en mi mente llena de pánico se trata de Persuasión o de Control quien me tomara y me soltara sin miramientos.
Pero no, quien sea que es me sostiene y me abraza contra sí.
- Abre los ojos Arantxa.
Los ojos de Hawkins están fijos en mí, con uno de sus brazos me mantiene unida a el y con la otra se aferra a lo que sea que nos sostiene, cuando intento mirar el viento me cierra los ojos y me impide cerra los labios, estamos muy arriba y junto a nosotros se encuentra Edgar con una sonrisa enloquecida.
- ¡Es como en Dragon Ball!
Miro bajo nosotros, estamos sobre una nube, Edgar jala una parte de ella con cada mano como si fueran las riendas de un caballo y gracias a eso nos conduce lejos del lugar.
- ¡Tenemos que hacer algo para que no nos sigan! – grita sobre mi oído Hawkins, oírlo sobre el viento dándonos de cara es difícil – ¿alguna idea?
- No me sueltes.
Como puedo me doy la vuelta, sintiendo el brazo de Hawkins aferrándose a mi cuerpo, ayudándose de la varilla que me envuelve, hace mas fácil que me agarre, aunque nunca he intentado lo que estoy por hacer, no es momento para dudar, debemos jugarnos el todo por el todo o no saldremos vivos de aquí.