- Entonces no recuerdas nada – Gregory anota en su cuaderno,
- Recuerdo cosas – le digo, él me mira y deja de lado su cuaderno – recuerdo que es dormir, comer, hablar, bla, bla, recuerdo todo lo básico, lo que no puedo recordar son nombres, caras, lecciones de escuela, recuerdos, ¿seguro que yo toco la guitarra?
Sonríe, me ha traído algo que dice que se llama guitarra acústica, es muy bonita, él me la tiende, extiendo ambas manos sin llegar a tocarla y la miro achinando los ojos, (al parecer yo hago eso cuando pienso en algo, eso dicen, que ese es mi gesto único y distintivo). Miro el instrumento de nuevo, Gregory me dijo que la guitarra era como otra parte de mi cuerpo, aunque dudo mucho saber cómo funciona o que se hace con ella,
- Porque no la pruebas y me dices – dice.
No me ha hablado sobre lo que paso el otro día, aunque tiene en su rostro varios arañazos, seguro de la jarra y los vasos rotos, no tengo idea de cómo excuso todo el desastre que estoy segura que yo lo provoque.
Aunque desearía saber cómo lo hice.
Lo que paso ese día y mi sueño posterior solo es el inicio de todo, aunque, tampoco sé que sea “todo” pero es el comienzo de algo, lo que sea que esté pasando.
Tomo el instrumento, segura de que no se nada acerca de él, pero mis manos se mueven sin darme tiempo a procesar nada, la parte más grande de la guitarra descansa en mi pierna derecha, su parte más delgada la sostengo con mi mano izquierda, mi mano derecha descansa sobre las cuerdas.
Pero qué extraño.
Entonces mis dedos de la mano izquierda se mueven hacia unas cuerdas en general, formando una figura.
No una figura.
Un acorde.
Sol.
Mi otra mano hace otra cosa con sus dedos, rasguea las cuerdas, el sonido es lo más bello que eh escuchado, (teniendo en cuenta de que desperté sin recuerdos hace una semana), después, cambio a otro acorde ¿Cuál es su nombre?
Re.
Es algo raro, no recuerdo nada y, aun así, mis manos se mueven tocando un acorde tras otro, como si a pesar de que mi mente no recordara nada, esto se encontrase más allá de sólo recuerdos perdidos, como si hubiese guardado este aprendizaje en otro lugar, no en mi mente donde todo se borró, sino más allá, un lugar donde no puedo olvidar nada.
Continúo cambiando de un acorde a otro formando un círculo de notas.
Una canción.
La música que proviene de la guitarra…, de mí, es algo hermoso, casi podría sonreír, pero, sin embargo, no lo hago, continuo hasta que la canción termina.
- Tu canción favorita – me dice Gregory – su nombre es Stars.
- Qué raro – le digo sin contenerme – cuando la trajiste, ni siquiera sabía que era o su nombre, ahora resulta que soy una experta tocándola.
El me da una explicación sobre la memoria del cerebro, pero no me intereso en escucharlo, hay algo que me inquieta y de lo que aún no puedo encontrar respuestas.
- A propósito – digo dejando la guitarra de lado e interrumpiendo su charla – sé que es algo tarde e incluso raro que me interese por esto hasta ahora… ¿sabes qué? No importa en realidad el tiempo, así que preguntare y agradecería que seas sincero – me quedo callada hasta que el chico asiente y puedo preguntar confiadamente –. ¿Qué fue lo que me paso Gregory?
- Ah – dice el fingiendo emociones – eso… veras…, bueno…, hace dos meses…
- ¡Dos meses! – no puedo haber estado dormida tanto tiempo.
- Si, dos meses – irgue su espalda para continuar – bueno, la historia inicia cuando tú ibas con una amiga a ver un concierto, cruzarían por el puente que se encuentra sobre la autopista para llegar más pronto, mientras subían, una chica se unió en su marcha…
>> Esta chica y tú nunca se llevaron bien, así que tú y tu amiga se fueron por el extremo contrario al que iba la muchacha, (lo cual no las separo mucho ya que el puente es algo angosto), según nos relató Lauren, tu amiga, la chica parecía no notarlas, pero cuando llegaron a la parte más alta de la plataforma ella súbitamente dejo de andar hasta que ustedes estuvieron a unos cuantos metros de distancia, entonces ella las llamo y les sonrió…
Se queda callado por un largo tiempo,
- ¿Y.…?
- Bien, supongo que ella estaría un poco ebria, comenzó a caminar en su dirección, después lo hizo más rápido, hasta que estaba corriendo y fue demasiado tarde para reaccionar, te tomo de los hombros y se arrojó contigo al vacío.
Siento un vuelco dentro de mí al escuchar aquello, pero, aun así, me cuesta procesarlo como algo real, no recuerdo nada de lo que Gregory está contándome y ni siquiera siento que me hubiera pasado, al contrario, es como si fuera una noticia de las que ponen todos los días en la tele del hospital, una tragedia que le paso a un tercero a quien nadie le importaba.
- Ahora entiendo lo de la habilidad para crear enemigos – digo más indiferente de lo que pretendía – ¿Ella aún vive? – pregunto, aunque creo saber la respuesta.
- Su cabeza se estrelló contra el asfalto – dice condescendientemente – fue como romper una sandía con un bate.