Podría... ¿ser tu amiga?

1. Inicio

Melody se encontraba en la tranquila biblioteca de la escuela, donde los libros antiguos llenaban las estanterías de madera oscura. La luz tenue de las lámparas de araña creaba una atmósfera de misterio y romance, mientras observaba a lo lejos a su amado, quien solía deambular por los pasillos con una mirada melancólica en los ojos. Sus cabellos dorados caían suavemente sobre su frente, y ella no podía evitar sentir una extraña compasión por él. A menudo, pasaba horas observándolo desde la distancia, esperando el momento adecuado para acercarse y ofrecerle su compañía. Suspiró con suavidad mientras acariciaba la suave tela de su vestido, decidida a acercarse y alegrar el corazón de Alexander, quien parecía necesitar un rayo de alegría en su vida.

En la elegante estancia del internado Heelshire, Alexander ocupaba una silla de respaldo alto, envuelto en su impecable bata, la cual se ajustaba con suavidad a la nobleza de sus formas. Allí permanecía, inmerso en sus pensamientos, mientras la murmullo de las conversaciones a su alrededor formaban un suave telón sonoro. En su mayoría, se limitaba a observar en silencio, esperando que alguien rompiera el hilo invisible que separaba su soledad. Otras veces, se aventuraba a explorar los pasillos del prestigioso internado, en busca de un cambio en su rutina, apoyándose en su elegante bastón como fiel compañero. Un suspiro apenas audible se escapó de sus labios, y con un gesto casi imperceptible, ajustó con delicadeza su bata, como si pretendiera protegerse de los susurros incesantes del destino que lo envolvían en aquel lugar donde sus caminos estaban a punto de cruzarse.

Un suspiro apenas audible se escapó de sus labios, y con un gesto casi imperceptible, ajustó con delicadeza su bata, como si pretendiera protegerse de los susurros incesantes del destino que lo envolvían en aquel lugar donde sus caminos estaban a...

Las tranquilas y rutinarias horas de Alexander se vieron interrumpidas de repente por una voz que pronunció su nombre con entusiasmo. "¡Hola, Evans!" La sorpresa recorrió el cuerpo de Alexander como una descarga eléctrica, y su elegante teléfono móvil resbaló de su mano hasta descansar en su regazo. Rápidamente, su mano se aferró al teléfono y a su inseparable bastón, una extensión de su ser. Inclinó la cabeza hacia adelante, con la curiosidad brillando en sus ojos, mientras se esforzaba por identificar a la persona detrás de la voz emocionada que lo llamaba.

"¿Hola?" respondió con una curiosidad delicada en su voz, mientras esperaba pacientemente a que la voz en el otro extremo de la línea pronunciara más palabras. El misterio de la llamada inesperada lo intrigaba profundamente, y aunque no tenía certeza de quién era el interlocutor, imaginó que debía de ser uno de los estudiantes del prestigioso internado Heelshire. Sus pensamientos se enredaron en especulaciones, y su corazón latió con una anticipación.

Melody, con una curiosidad encantadora que iluminó su mirada, inclinó la cabeza ligeramente hacia un lado mientras se acercaba a Alexander, quien mantenía el teléfono con un aura de sorpresa y expectación.

"Hola, ¿cómo estás, Alexander? Soy Melody."

La voz de Melody resonó en el aire con una alegría contagiosa, como una suave melodía que rompía la quietud del día. Sus palabras eran un saludo cálido que trajo consigo una promesa de amistad, o tal vez algo más. En ese instante, en el que sus miradas se cruzaron a través de la línea invisible de la comunicación.

Inclinó la cabeza con elegante curiosidad, acercando su oreja a la de ella. El susurro de una voz femenina comenzó a tomar forma en sus oídos, como una melodía suave y cautivadora.

"Hola, Melody. Estoy bien."

Las palabras brotaron de sus labios con calma y dulzura, su voz como un eco de las antiguas baladas de caballeros y damas. A pesar de que sus ojos permanecían cerrados, su expresión revelaba una confianza serena. El bastón reposaba en su regazo, sin embargo, no necesitaba de él para orientarse en ese momento. Sus hábiles manos acariciaban con delicadeza el bastón, mientras aguardaba con paciencia, ansioso por la respuesta que vendría de Melody.

"Perfecto... Me preguntaba si podría caminar contigo hoy, si no te molesta, claro..."

Melody pronunció las palabras con una mezcla de ansiedad y determinación, sus ojos brillando con una chispa de curiosidad y deseo de entablar una conexión con Alexander. Aunque sus palabras parecían titubeantes, su corazón latía con la esperanza de que él aceptara su ofrecimiento. Él, por su parte, parecía un misterio fascinante que estaba a punto de desvelarse, y ella anhelaba descubrir más sobre ese estudiante enigmático que había capturado su interés.

Alexander inclinó con gracia su cabeza, notando la palpable nerviosidad de Melody. Atribuyó su inquietud al bastón que descansaba en su regazo, una compañía fiel y un recordatorio constante de su mundo. Con un leve y caballeroso gesto, esbozó una sonrisa en la dirección en la que intuyó que se encontraba Melody.

"Sí, por supuesto. Puedes caminar conmigo, Melody. No me importa en absoluto."

Habló con una calma que revelaba su amabilidad innata, como si la presencia de Melody fuera una bienvenida que anhelaba. Con delicadeza, depositó su bastón en el asiento, un acto que parecía simbolizar su deseo de prescindir de las barreras entre ellos.

"¿A dónde te gustaría ir, Melody?"

La pregunta, cargada de un encanto sutil, se convertía en un primer paso en su viaje compartido.

"No sé, jajaja, solo quería estar contigo. Puedo ser buena compañía."




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