Deirdre creció,
tal como el druida contó,
en la joven más hermosa,
que jamás se hubiera visto,
se convirtió.
Su inteligencia,
conocimiento del bosque,
criaturas y hombres torcía,
todos preparando el ataque.
Increíble pericia,
con el arpa poseía:
curiosa, asombrosa,
armoniosa, furiosa,
peligrosa.
A la sombra,
no se le puede escapar,
su matrimonio pactado,
en llanto ella sostendrá.
Un día melancólico,
Deirdre miraba por la ventana,
una vacía nevada,
vio un cuervo negro,
posarse sobre una dulce manzana,
picoteando el bello fruto,
Deidre recordó su futuro:
Dijo hacia su nodriza,
esta noche he soñado con un joven,
con los labios color de manzana,
cabello negro como ese cuervo,
y la piel blanca como la helada.
con ningún otro más,
habré de casarme.