En el cuento, que llamamos historia,
nos mantiene vivos: el ideal y la memoria.
Sublime el olvido que perdura,
en los sueños, simple habladuría,
por miedo a recordar la ruina,
del fin de cualquier vida.
Donde las cuevas, llenas de lamentos,
pueden crear la mayor ilusión,
fuera del tiempo.
Ocasión que nos ilustra la aventura,
que incluso lo etéreo no perdura.
La niñez, el ideal más preguntón,
nada de caprichos, nada de bisutería,
solo la dulce idea como sería,
sin el hedor de la razón.