En Eclesiastés leemos:
Porque en la mucha sabiduría hay mucha angustia; y quien añade conocimiento, añade dolor.
Hemos crecido adquiriendo conocimiento, en algunos días he sufrido hambre, pedí ayuda y pocos extendieron su mano.
Sabiduría? A qué precio, no quiero agobiar a esta alma en pena,
He visto ya el dolor en primera mano, lágrimas y sangre he derramado, me has llamado loca por entender con sentimiento, por ver a otros colores la vida, por querer alcanzar ese conocimiento que se me fue borrado.
Sentí dolor al perder parte de mí, por ser parte de un todo, ser parte de los sabios...
Sabios que aún viendo la angustia de otros no aliviaron esas cargas.
Busco conocimiento, no solo de esta vida sino de las eternidades, pero aún no entiendo el dolor, aun no entiendo el perdón..
¿Tú ya lo entendiste? Susurrame cómo porque con honores quiero ver la humildad en mis días de cordura.