Leí aquel cuento que me quisiste esconder, palabra por palabra medité, pensé en lo mucho que me cegué creyendo que por mí este amor tuvimos que perder...
Caminaba como guerrera amazónica, en guardia para no perder ninguna guerra, esa espada que me prestó la vida era mi consejera, guardaba mi corazón para no dárselo a cualquiera, pero llegó ese jinete que sin pedir permiso se robó mis pensamientos, se llevó parte de mí por dentro, hablé de más, compartí dolores que aún dolían, creí que ya venían los abrazos pero que mediocre me veía, pidiendo atención a quién por fin solo cambiarme quería..
Inútil me sentí al ver que mis palabras no coincidían, mediocre me dijo esa voz interna por pensar como al fruto de ese anhelo en otras manos estaría, llego el tiempo de ver en carne y hueso a ese pequeño ser que a revolucionar el mundo vendría, lágrimas corrían al ver que el jinete solo -hola!- me decía, no preguntó como ayudarme solo quería que ese pequeño ser no volviera a nuestras vidas, lágrima tras lágrima más inútil me sentía, ver como otra madre más amor le daría.
Guerrera, ¿ya estas lista? -grito alguien, no ví ni dónde ni cuándo, mis fuerzas se levantaron y amor propio con moretones en los brazos fuí buscando, el jinete no volvió, la amarga noche se lo había ya llevado, que mediocre de mi parte pensar ese humano al ver a otro joven buscando ser amado.
Ya con ese fruto, paso a paso hemos dado, 9 vueltas al sol hemos logrado, la espada sigue iza, no la puedo bajar porque ya una vez mi corazón salió a rodar, en la octava vuelta, llego otro guerrero no era como el primero pero nuestra lengua no se entendía, yo dije -hola! - y él solo su escudo subía, dejé de buscar entender así mi apego emocional no se dañaría, sigue la guerra y con marcas en al espalda, dolores en el alma, pronto otro humano llegaría, tomará esa espada que no puedo soltar, curará lo que no dañó y mucho más amor le podrá dar.
Leí la historia una y otra vez, esta vez entre líneas por si una parte me salté, pensamientos dañinos llegaron a entorpecer la mente de esa guerrera que no le quisieron ver, que mediocridad andando pensaba, se enfermó tanto que casi la amarga noche estaba entrando, pero un ser de luz se acercó tocó su mente y poco a poco fue descansando, cerró los ojos de la guerrera, la abrazó tan fuerte que hasta el dolor de cargar la espada había menguado, sano su cuerpo una herida a la vez para que pronto siguiera cuidando al pequeño ser...
En esta parte del cuento puede entender que no fue por mí que este nuevo amor se tuvo que perder, así como la guerrera falta de comunicación había hecho falta, la danza alrededor del sol esta por llegar y espero que no me más mediocridad.