En los días lluviosos de Mayo aprende la quietud, cuenta cuántos sompopos puedes ver, ríete de las arrugas que se están formando alrededor de tu boca por esas hermosas sonrisas que compartes.
Querida yo del futuro, descubrimos el amor al amarnos, valorizarnos primero, al vernos al espejo y desearnos lo mejor cada día, atraemos a las personas que de una u otra forma tenemos similitud, ¿ya viste que tienen esas personas y tú en común? ¿Te gusta lo que ves? Si es un no, no es tarde para mejorar y atraer el bien, si es un sí, bravo querida yo, lo hicimos bien, podemos dar más.
Querida yo del futuro, gracias por levantarte y querer seguir viviendo, por apreciar esas cosas pequeñas del camino, ¿cuéntame que viste hoy? Notaste la sonrisa de esa niña al ver tu cabellera y con pena se escondía en los brazos de su madre, sus ojitos brillaban y eso quiere decir que lo estamos haciendo bien, nuestro rostro refleja amistad, si no lo notaste, sonríe más.
Querida yo del futuro ¿escribiste las metas en este año? ¿Cuántos libros leímos y nos llevaron al espacio, a la nieve, a volar, a correr, a soñar? ¿Cuántos nos hicieron llorar, gritar a la protagonista qué allí no es, cuántos nos imaginamos el final desde el segundo capítulo? Que futuralgia aquella ¿no?
Querida yo del futuro, ¿podrías nombrar a tus amig@s ahora? ¿Cambiaron? Espero que no, solo se hayan agregado más, porque que triste es dejar esos lazos en solo memorias, cuando tienen el potencial de ser más, querida dejamos de ser yo para ser un nosotros.
Querida yo del futuro, recuerda que no solo el cerebro tiene memoria tus otros sentidos también, siente con más fuerza el soplo del viento, la brisa de la mañana, el calorcito de los abrazos y lo húmedo de las lágrimas al dejarlas correr, no dejes de ser sensible a las cosas buenas de la vida, vive como niña las alegrías de tus pequeños triunfos, como mujer las consecuencias de tus decisiones y como hija de Dios tus temores.
Con amor, yo del pasado.