Ayer iba cansada de la vida, desanimada de los pocos rayos que el sol mostró, mis manos heladas del frío invierno que se avecina, con una bufanda y el suter de mi tía, llegué a casa dispuesta a descansar y renovar energías, poca cosa fue mi pensar porque al llegar a la puerta tus brazos me recibieron, el cálido aroma a casa me acogieron, no hubo palabras en ese hermoso gesto, solo mi ángel en aquel momento dándome consuelo sin preguntar, un beso el frente bastó para sacarme una sonrisa...
Que gozo fue terminar mi día envuelta en brazos qué te dan paz y energía.