mi vieja amiga (Kromoz Sindorei Harumi)

Amanece en la otra parte del mundo y en la parte en la que vivo aún está la sombra del día anterior, despiertas esforzándote al máximo mientras que en la parte donde me levanto todos quieren evitar que me levanté.

Comienza la hora de bañarse, señorita preparada para ser elegante y limpia, en mi lado un montón de basura y pensamientos descorteses.

El agua te cae purificando tu tristeza, volviendote brillante y suave, mi agua al tocarme se volvía negra y con mis lágrimas un mar muerto en mis pies.

En el otro lado del agua salió una bella doncella libre y capaz, y en el agua contaminada me quedé ahogandome.

Poco a poco se secaron las gotas y tú salias alegre a la calle, cantando en el borde de una autopista y emocionada por tu trabajo, llegas feliz, y recibes regaños por un fracaso pero valerosa aprendes. Y en el cansancio vuelves a casa a seguir mejorando sin importar nada.

En cambio esas gotas sucias quedaron conmigo, salgo a la calle y el sol insoportable me ciega y comienzo a sudar mi mala condición... El ruido de la gente feliz es mi perdición y me dirijo dónde reina la desesperación...

Llegó a mi verdadero hogar después de visitar mi casa. Me dicen cosas malas y sé que son verdad y solo retiro la cabeza, y no aprendo, nadie ve mi intento... Solo fue un intento no un aprendizaje... Y en regreso al hogar me arrepiento de vivir.

Ambos piensan: «una vida vale lo que se merece, uno se merece lo que es, uno es lo que aprende a ser».
La señorita se va a dormir para mejorar y yo pienso en cuanto ha sufrido la señorita y pienso en protegerla.

Llega el día siguiente: la señorita cada vez es más feliz y joven y yo me vuelvo cenizas... Mi error fue intentar entrometerme en tu vida, tu error señorita fue darme una razón para vivir...
El camino que elegimos posiblemente no sea el mejor pero es el que elegimos.

Señorita, preocúpate por ti misma, lo único que quiero es que tú seas mejor que yo en los pocos aspectos que me quedan para darte.