Le había preguntado sobre el mejor castigo para el hombre
sin vacilar respondió, que el lugar más peligroso para un hombre que habita los rincones de la soledad, no era ni siquiera el hecho de encontrarse solo.
el lugar más peligroso
el mejor castigo para el hombre
era el viaje automático e involuntario al gabinete de las memorias.
la cerradura rota
la descuidada gestión y vigilancia de la intrusión distorsionada de los hechos.
además de la constante repetición
ese era, al menos en su experiencia, el mejor castigo para el hombre que habita los límites de la objetiva realidad.
recordar.