Habían ventanales que solo podían abrirse bajo determinadas condiciones
de frío, calor, viento y lluvia.
Estos cristales existían solo para transmitir la ilusión de la libertad y aún así, privado de ella creía con firmeza que podia irme cuándo quisiera.
Había vida en mi cuerpo, que solo podía disfrutar de ello bajo ciertos parámetros
de hambre, enfermedad, dinero, amor.
Y entonces famélico, prisionero de las cefaleas incesantes forzaba la vista tras lentes con ojos ciegos en busca de refugio que solo podría disfrutar
seguramente
con algunas condiciones. . .