Todo volvía a mi detrás del derrumbe del imaginario, sin poder luchar y con el cuerpo tenso pedir refugio al viento era como lanzar un deseo al aire, verlo perderse de vista para luego no volverlo a encontrar.
Separados por un mar de tinta, naufrago del negro mar. Perdido en el viento, clamando a dios que reclame mi alma con el aliento débil.
La vida me abandona deprisa, con esa exprecion de desprecio y de fácil odio hacia ti, mi amada, quien vuelve cantando bajo la luna a brazos de otro.