Polos Opuestos

KHALED

Dueto

 

El domingo mis padres deciden ir al cine y a cenar, lo que significa que Tricia viene a cuidar a Kara. En un primer instante eso me entusiasma, siento un cosquilleo que indica que me apetece jugar. Sí, a los gatos y ratones, al pilla pilla o cómo queráis llamar. Ese cosquilleo dura hasta que la veo entrar por la puerta de la entrada, lleva un vestido florido de color amarillo y su maraña de pelo castaño parece ligeramente despeinado. Parecía haber oído mi consejo de no ensuciarse la cara de maquillaje, lo que hacía que estuviese un poco más guapa que el día anterior, en la fiesta.

—Hola.

Su saludo va dirigido a mi madre, quien le ha abierto la puerta ya lista para partir.

—Gracias por venir Tricia, siento haberte llamado tan tarde, no teníamos nada planeado, ha sido algo a última hora — se disculpa mi madre por haberle incordiado un domingo por la tarde.

Lo que no sabe ella es que mi madre siempre hace planes a última hora y espera que la niñera siempre esté a su disposición, como si no tuvieran vida propia.

—Oh, no te preocupes, no es ninguna molestia.

Se sonríen y luego mi madre se dirige a la cocina para enseñarle lo que le ha dejado preparado a Kara.

—Aquí tienes su merienda, se la puedes dar dentro de unos minutos y para la cena hay pollo asado y puré de verduras.

—Ok.

—Ya tienes la lista, cualquier cosa me llamas.

—Perfecto.

Mi madre le indica que Kara está en su habitación viendo dibujos y Tricia prosigue a hacer su trabajo; vigilar a mi hermana.

Al pasar por mi lado sólo me dedica una mirada y sigue su camino.

Yo sigo apoyado en una de las columnas de la entrada, observando que pasa a mi alrededor. Kenon se ha adueñado de la tele de plasma del salón y está jugando al Call Of Duty con sus amigos vía online, mi padre está bajando las escaleras y mi madre metiendo los tapers de la comida que sobró en la nevera. Mi padre se acerca a mí al llegar a la planta baja y me lanza una mirada de preaviso.

—He repasado las cámaras de anoche, ya sabes como de costumbre…—susurra pegándose más a mí, me pongo recto esperando oír lo peor—. ¿Una chica en serio?

Trago saliva con dificultad. Se me había olvidado por completo las cámaras de casa. Menuda metedura de pata. Por unos segundos temí lo que me podía caer por haber roto una de las reglas de no traer a nadie a dormir.

—No es lo que piensas…

Él alza el dedo índice hacia mi cara y yo me hago a un lado, lejos de la amenaza de sus garras. A mis padres les molesta mucho que traigamos alguien a dormir, y menos sin avisar. No les gusta la idea de alguien curioseando la casa mientras ellos duermen. Sobre todo, cuando tienen artilugios de millones de dólares por las paredes, el suelo entre otros rincones.

—Ya conoces las reglas Khaled, no me hagas repetírtelas…

—¿Nos vamos? —canturrea mi madre saliendo de la cocina —. ¿Qué pasa?

Se cruza los brazos sobre el pecho y nos mira con desconfianza.

—Nada cariño, solo recordaba a Khaled las reglas.

Por unos segundos parece que mi madre no se lo traga, luego suspira y sonríe de oreja a oreja.

—Vámonos, belle nos espera.

¿Es extraño que mis padres vayan al cine a ver una película supuestamente de terror? Para nada, y menos cuando les chifla el lado sádico de la vida.

Dos horas después de que mis padres se hubiesen ido y dado mi tremendo aburrimiento viendo a Kenon morirse una y otra vez en el juego decido ir a ver que hacen las chicas. A medida que avanzo por las escaleras empiezo a escuchar alguna canción por lo bajo. Me acerco a la puerta entreabierta de la habitación de Kara y las veo a ambas jugando al We Sing en la wii. Entre las dos cantaban Don´t You Worry ´Bout a Thing de la película favorita de Kara.

Debo decir que me sorprendió, para bien, oír cantar a Tricia, su voz era dulce, y tenía buen color. ¿Si sabía cantar bien por qué no se había hecho ella con la banda de su hermano? Podían tener éxito con esa voz, no es que la banda aspirara más que ir a unos cuantos pubs a ganarse unos pocos dólares y subir videos en YouTube con la misma finalidad, pero podrían haber tenido éxito con ese color de voz.

Sin decir nada, cierro la puerta intentando no hacer ruido y me alejo hacia mi habitación a revisar mis Emails, desde que nos habíamos instalado en California no había contactado con ninguno de mis amigos de Toronto, ya iba siendo hora.

 

El martes los chicos de la banda me avisan que se van a reunir para una pequeña reunión después de clase en casa de los Reece y yo como nuevo integrante acudo sin rechistar.

—…propongo que está vez hagamos algo diferente, se supone que vamos a reinaugurar nuestro canal de YouTube tiene que ser memorable...— propone Colin sentado en medio de los otros integrantes del grupo.

Me encuentro apoyado contra uno de los pilares del sótano escuchándoles a medias. Se supone que falta una semana para que subamos el vídeo al canal de YouTube y quieren que sea épico, aunque en mi opinión todo será épico teniendo en cuenta que no han hecho gran cosa como para ganarse once mil seguidores. Había estado echando un vistazo y todo me parecía muy básico, sin color ni fondo, es cierto que el chico que integraba la banda anteriormente tenía una voz única, pero quitando eso no había nada más.

—¿Qué tal un dueto entre chico y chica? — propongo yo recordando la voz de Tricia el otro día. Cantaba bien, encontrando la canción adecuada para los dos podía conseguirse más que un par de miles de visitas en el canal.

Los chicos me miran como si acabaran de acordarse de que me encontraba ahí.

—Hm, una buena idea, aunque no tenemos a una chica...—Empezó a decir Luther mirando a Colín con una mueca en los labios.




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