Paloma.
Pobre paloma, no puede volar.
Sus amigos la van a abandonar.
No logra avanzar. Todos gritan:
"¡Tienes que progresar!"
Pero su pierna rota no la dejará.
Ahora tiene miedo: la van a dejar.
Antes eras más rápida que las demás,
ahora solo puedes esperar.
Pero ellos no se detendrán.
No te enojes, no te sientas mal,
es tu culpa por esperar
cuando eras mejor que las demás.
Ellas no lo harán.
No le temen a la soledad.
Te han abandonado.
¿Qué harás?
Eres tú.
Eres tú. Lo supe cuando te besé, y lo confirmé al reír con otra persona sin encontrar paz. La felicidad que me dan tus labios no la he probado en nadie más, y aun así, no he dejado de buscarla. Esa sensación… es algo que no se puede replicar. Sé que estoy vivo porque mi corazón se acelera al oír tu voz. Y cuando te vi desnuda, la envidia se apoderó de mí: alguien te conoció antes que yo.
Finjamos.
Si fingimos que nos amamos, tal vez se haga realidad. Podemos querernos un rato y después volver a los brazos de alguien más.
Odiaremos esos brazos, aunque nos sepan querer. Yo extrañaré las mentiras de tus besos, y tú… los “te quiero” aunque no te pudo ver.
Sabemos que está mal, pero nadie nos enseñó a querer.
Nuestro amor será una mentira tan real, que hasta Dios la va a creer.
Pero, no te sientas mal...
No te sientas mal.
Solo eres la opción de un amor que nunca pudo surgir. Eres la última elección de unos besos que no estaban destinados para ti. No eres víctima, así que no me culpes por lo que sientes por mí. Solo apareciste cuando yo buscaba algo de amor y lo encontré en ti. Eres lo que necesitaba, no lo que buscaba ni lo que quería. Así que calla y bésame y vuelve a la fantasía. No me hagas una escena de celos, ni te pongas a llorar, que eres lo único que tengo. Así que no te sientas mal.
Me gusta mirarte.
Me he comenzado a odiar por extrañar tu compañía. Me arrepiento de no haber disfrutado tus besos como debía, extraño tu calor, la forma en la que me decías “te amo”. Quiero volver a tenerte, aunque sea tan solo un rato. Déjame verte, sentirte, amarte.
Me gusta mirarte cuando duermes.
Estás tan hermosa… —¿Que qué hago en tu habitación? —Solo recuerdo tu olor. No te asustes. El arma que tengo es solo para que recuerdes cuánto te quiero yo.
Felicidad.
Cuando te marchaste, la conocí. No recuerdo el día exacto… pero fui feliz. Es tan perfecta, que me daba miedo quebrarla al dejarla caer. Al probar sus labios, vomité. Se convirtió en mi vicio, en mi razón de vivir. No puedo aguantar sin tomarla con mis manos, sintiéndo que voy a morir. Sus besos me ahogan en un mundo que no me deja recordar, y mientras más la pruebo, más logro olvidar. Necesito dinero… no para flores, ni para promesas, sino para comprar esa botella.
No comprendo.
Aún no comprendo cómo es posible que ella me siga amando. No soy perfecto, lo reconocí hace rato; la he hecho llorar tanto, que por cada lágrima me pregunto qué mal estaba pagando. Subí al cielo a pelear con Dios, para que me dijera lo que paso. Le pregunté si ella era su mejor guerrera y yo solo una prueba más… o si estaba pagando algo que hizo mal. Su mirada me dejó claro que ella, un día, se marchará. Y cuando lo haga, se convertirá en el mejor recuerdo que esta vida me dejará