— oh, si, más, más — gritaba ante lo grande que me parecía.
— ¿Estás segura que quieres más? — cuestionó muy dudoso.
— dale con todo, hoy día quiero todo y no voy a parar hasta tener la última gota. — respondí sintiendo como se me hacía agua a la boca.
— bueno pero no te vayas a poner a gritar o algo parecido, estamos haciéndolo en secreto, ya sé que somos mayores de edad pero a mi hermano no le gusta... — aclaró para llenarlo de gotas.
— bueno bueno pero me das dos veces.
— está bien, está bien. ¿Por qué eres tan... adicta?
— hace mucho no lo pruebo, estoy desesperada y más con lo que me acabo de enterar.
— bueno, entonces esto en nombre de nuestro secreto. Vamos... tres ;dos; uno... — adentro, sentí que mi garganta estaba pidiendo más.
— oh, si, que rico...
— debo de admitir que estuvo muy delicioso, ahh...
— te lo dije, ahora sí, ¿podemos dejar de hablar como si estuviéramos haciendo algo malo?
— ¿de dónde dices que es? — preguntó con extrañeza.
— de un aeropuerto, ya te dije que lo pedí prestado.
— Megan...
— esta bien, lo robé, es que no tenía dinero para comprarlo y lo robé, lo raro es que nadie me descubrió. Un delicioso pisco para mi.
Nos habíamos reunido con Sebastián a beber un rato, estábamos en la alcoba de su habitación.
Elías había vuelto a salir disque por una emergencia. Sebastián quería confesarse o desahogarse y saqué el pisco de mi maleta, a fin de cuentas jamás la iba a tomar.
Lo foto era de Elías de pequeño. Me dejó sin aliento por lo bonito que era y tal vez por algo más.
— ¿cómo podemos saber si lo que sospechamos es cierto? — cuestionó Sebastián bebiendo más pisco.
— pues una prueba de ADN, según tengo entendido cualquier parentesco se puede sacar.
— pero yo no puedo dejar que una aguja me pique, yo soy muy miedoso.
— también lo puedes hacer con la saliva...
— tengo cosas importantes que hacer después. — respondió seguido de llenar más su copa. — se lo sacamos de Elías.
— le hago chupar un caramelo... yo veré lo como lo hago, ahora si, por descubrir la verdad — hablé tomando la copa en la mano llena de ese líquido blanco.
Al finalizar todo llevé las copas a la cocina, al siguiente día me encargaría de ellas.
Estaba por dirigirme a mi habitación pero al sentirme observada solo pude... empezar a bailar.
Lo sé, algo loco pero me funcionó porque a los pocos minutos salió Elías de su escondite.
— Megan, ¿por qué estás tanto tiempo con mi hermano? — preguntó con un tono muy herido.
— porque.... estamos haciendo una sorpresa para ti — respondí con lo mejor que pude en las mentiras. No soy buena para mentir, siempre lo supe pero en ese momento era super necesario hacerlo.
— Megan, yo... yo te amo Megan — argumentó con una voz muy arrastrada, tal parecia estaba bien borracho.
Me daban ganas de callarle la boca diciéndole que ya sabía todo, decirle que yo sé que él solo me utiliza pero no podía, debía de mantenerme firme hasta que culmine mi venganza, una que se postergaba por las repentinas noticias de un posible parentesco entre esos dos individuos y yo.
— Elías, yo te juro que...
No me dejó terminar porque sus labios se unieron a los míos, sentía como sus labios tenían ese sabor dulzón de alcohol, yo también tenía cierto sabor a alcohol pero el de Elías era mucho más fuerte.
— Megan, por favor, acepta ser mi novia, te lo ruego — eso hubiera sido muy oportuno hace menos de una que otra hora. Eso hubiera sido muy oportuno, incluso hubiera dado todo de mi para que mi plan salga a la perfección, por el momento debía de pensar en una forma para aplazar mi respuesta hasta que consiga los tan ansiados resultados.
— tu propuesta me toma de sorpresa, ¿qué te parece si lo discutimos mañana?, por favor ve a tomar un baño.
— yo quiero que me digas que sí, por favor acepta...
— mira... ponte esto en la boca...
Saqué una de mis pastillas para dormir y se la di.
El se lo tragó sin agua, a lo seco.
Vi que Elías se abalanzó en mis brazos tratando de volver a besarme pero esquivar su acción fue lo mejor.
Lo llevé a su habitación y lo eché.
Tal vez muchos me hubieran dicho "preparale un café muy cargado" pudiese haberlo hecho pero no se me daba la gana, estaba muy cansada como para hacer algo así.
Me fui a dormir dejando que todos mis problemas se quedaran en el pasado.
*****
Me levanté por inercia, sabía que quizá ese día sería un día lleno de sorpresas.
Preparé el desayuno y antes de que Elías se haya comido algo. Lo detuve.
— tienes algo en el diente, espérate que yo te lo saco — tomé un hisopo de la mesa y la metí entre sus dientes a la parte donde había más saliva.
Guardé el hisopo sin que se diera cuenta y me metí a mi cuarto.
Me puse una ropa muy cómoda, mi plan solo era ir al hospital y hacer lo que se tenga que hacer para que eso se solucione rápido.
Al caminar por las calles tan modernas solo las pude contemplar, digamos que mis jeans azules oscuros eran muy favorecedores y mis zapatillas blancas me hacían ver mucho más pequeña de lo que debería de haberme hecho ver, mi polera completamente blanca resaltaba mi piel bronceada y mis ojos marrones, el moño que llevaba era muy alborotado pero elegante, a mi parecer me hacía ver tierna. Sin duda estaba hecha para brillar.
Después de horas de caminata, sí horas ya que por ahorrar no quise tomar un taxi, después de horas de caminata pude ver la gran fachada blanca y el título que resaltaba.
Al entrar una señora algo mayor invadió mi visión digamos que la recepción estaba muy pronunciada.
— disculpe, ¿en dónde puedo hacerme una prueba de A.D.N?
— vaya al área de laboratorio .
Me dirigía a donde la señora me dijo pero al momento de entrar una llamada se hizo presente.
— " dime.... ya... okey... está bien."