Megan:
Todos estábamos con cara de cachacos, ninguno emitía palabras.
— bueno... me tengo que retirar porque tengo mucho sueño y estoy muy cansado — pronunció Elías.
— buenas noches, que sueñes con los angelitos. — respondí en tono amable.
— antes... quiero que me acompañes, tenemos que hablar.
Fui a donde Elías me señaló, un cuarto del que ni idea que existía.
— hace unos días tú... bueno es decir, me sacaste saliva, quería saber para qué.
— ¿yo?, Elías, yo no te saqué saliva, seguro lo soñaste. — respondí lo más creíble posible.
— ¿entonces fue un sueño?, ¿no te propuse nada?
— bueno, me propuso ser su novia pero, dije que lo pensaría.
— ¿tienes una respuesta?
— te juro que mañana por la noche te tengo una respuesta, ahora estoy algo aturdida.
Me retiré del lugar rogando porque no me interrogue más.
Vi a Sebastián algo triste o confundido.
— ¿qué pasa? — le cuestioné antes de que se vaya.
— bueno, yo... te lo voy a decir. Soy bisexual. Tengo un novio y se lo dije a Elías. Él solo me dio la espalda sin decir ni una palabra.
— mira, yo sé que las cosas para ti puedan ser algo difíciles y si Elías no te apoya, yo estoy aquí para apoyarte.
Luego de eso le di un abrazo y me fui a dormir.
Por más vueltas que daba en la cama no lograba conciliar el sueño. Eran cerca de las 4 de la mañana. La sed me estaba matando así que decidí levantarme. Gravísimo error.
La cocina estaba algo lejos así que prendí las luces.
Unos gemidos se escuchaban en uno de los cuartos.
¿Qué dije de la primera regla?, no escuchar detrás de las puertas.
El cuarto de Elías tenía muchos gemidos en el aire. Aún así quería que fuera su novia, engañándome .
Un nombre gritó y luego hizo un profundo silencio.
— "Megan"...
¿Él se la estaba jalando en mi nombre?, que depravado. Si no hubiese querido darle su merecido a Elías, en ese mismo instante hubiese renunciado.
Ese tipo se había pasado de sinvergüenza, pude hasta ser su familiar.
Luego de finalizar con su regaño interno, tomar agua y volver a maldecirlo, volví a mi cama.
[******]
En mis manos estaba mi futuro, con los resultados de esa prueba yo podía cambiar mi vida para siempre.
— bueno pero ábrela ya. — dijo Sebastián.
Le había avisado para que juntos viéramos los resultados.
— uno; dos y... ¡tres!— conté efusiva.
Las pruebas habían salido negativas, no había lazo alguno que nos una como parientes a Elías y a mi .
Después de quedar claro todo, empecé a formular mi plan.
Juré por mi vida que Elías se quedaría loco por mi y luego le daría la lección de su vida, nadie se burla de mi y menos me utiliza.
Por el momento necesitaba estar con él en todos lados, pero si aceptaba ser diseñadora no iba a ser empleada y viceversa.
— ¡negativo! , todo negativo — le comuniqué a Sebastián .
El empezó a saltar, la noticia si era buena aunque positivo o negativo hubiese sido igual.
[******]
— bien Elías, tu me propusiste el sábado para que yo sea tu diseñadora y te dije que lo iba a pensar. Bueno, lo pensé y sí, acepto ser tu diseñadora.
— muchas gracias Megan, tu ayuda es esencial para la empresa....
— solo tengo una condición. Quiero seguir viviendo en esta casa.
— pero... — hizo silencio y continuó
— al trabajar como diseñadora para mi empresa, tu contrato de mucama se rompería. Es imposible que te ocupes de dos cosas a la vez.
— por favor, mejor dicho, quién te va a ayudar con la casa entonces.
— no entiendo por qué; tú, vas a tener un mejor sueldo, tu servicio como mucama o ama de llaves o lo que sea que hayas sido va a pasar a segundo plano. Si seguirías siendo mi empleada de hogar sería gastar en vano.
— bueno, si no estoy en esta casa como tu empleada entonces lo estaré como tu novia.
— en primer lugar, ¿para qué quieres quedarte en esta casa? ; en segundo lugar tú no puedes jugar así con los sentimientos de las personas. Si de verdad me quieres entonces lo tienes que demostrar.
— Elías, yo no puedo volver a mi casa. Ester se acaba de ir y ver la cama vacía de ella sería muy perjudicial para mi. Por favor comprendeme.
Estaba por decir algunas palabras pero lo interrumpí.
— Ah y no estoy jugando contigo. Desde que te conocí supe que eras solo para mi, te sentía tan cercano. Elías, yo quiero comenzar algo bonito contigo; quiero que juntos descubramos lo que nos une.
Fue lo último que dije antes de salir de ese despacho .
Esas palabras podían abrirme las puertas de esa casa o cerrarlas.
Sebastián se acercó hasta mi de forma brusca.
— Megan, hay algo que tienes que saber...
Elías :
Esas palabras generaron desconcierto en mi. ¿Realmente estará enamorada de mi? — fue lo que pensé.
Lo único que sabía es que no podía entregar mi corazón, no, yo no me podía enamorar.
Esa chica solo era un pasatiempo y uno muy bonito. Ella fue la que empezó a jugar con fuego.
Bien, Megan Castillo, te enseñaré que hace falta más que palabras bonitas para conquistarme. Hace falta más que sentimientos para ganar porque el amor es solo un obstáculo en el camino del éxito.— fue mi promesa.
Sebastián :
Jamás, nunca, jamás de los jamases escuchen detrás de la puerta, nunca.
Al terminar de contarle lo que Elías en realidad quería ella se puso a reír. ¿Se había vuelto loca?
Tenía una expresión victoriosa en el rostro, algo que definitivamente me daba mucho miedo.
— ay, Sebas, tienes tanto que aprender. El punto ahora vendría siendo si tú quieres aprender. — respondió con malicia.
En toda la semana que estuvo aquí siempre fue distinta; dócil, tranquila. Es como si recién en ese momento sacara su verdadero rostro.
¿Quién eres Megan Castillo?, ¿quién te mandó a esta casa?