Capítulo 12

Megan:

Estaba sentada en el escritorio de mi habitación. Era  la "novia"  de Elías por eso me asignaron  un nuevo cuarto, más grande y espacioso.

Lo que le dije a Sebastián ese día es aún algo que no quiero recordar pero tendré que hacerlo para que esta historia esté completa.

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Elías:

Carajo , carajo, carajo. — maldecía internamente.

Esa chica me traía  loco, solo quería que por un momento dejara de rondar por mi mente. Por momentos hasta quería terminar con esa farsa. Era tan frágil, tan linda que no le podía  hacer daño. No podía lastimarla. Quería protegerla, amarla hasta la eternidad.

¡Ay!

¿qué me estás haciendo Megan? No te puedo sacar de mi mente, simplemente no puedo — fue lo que pensé en el momento. 

¿realmente quería  seguir con ese juego absurdo? Tenía 26 años, no era ningún pequeño.

Mensaje entrante:

Mi querido sobrino, te informo que estoy apunto de llegar al país , mañana por la tarde estaré por allí. Te quiero.

Tu tía  Miranda.

¡la visita anual!

Al salir del cuarto vi a Sebastián, por fin había vuelto se su viaje.

— la tía Miranda viene. Ahhhhhh — dijimos al unísono.

Empezamos a mover las cosas de un lado para otro.

— Rosita, Megan,  las necesitamos — gritó mi hermano .

Ambas mujeres se presentaron . Rosita la nueva empleada y Megan mi.... novia.

—  ayúdenme. Necesito que muevan los muebles de lugar, también necesito que compren; compren nueva decoración ,  Compren una pecera, traigan más plantas. Todo lo quiero ¡ahora! — ordené y todos se movieron.

Yo salí de inmediato a la empresa, no podía creer que la empresa estaba tan impresentable.

Necesitaba cambiar todo en la empresa, arreglar nueva decoración. Hacer que pulan los pisos y limpien a la perfección toda la empresa .

— escúchame, quiero que hagas que todo el personal general haga su limpieza a su lugar de trabajo además llama a la decoradora , mi tía Miranda viene mañana. — le dije a la persona tras el teléfono. 

— la tía Miranda viene, repito , la tía Miranda viene. Este no es un simulacro.  Todos a sus puestos... — dijo el chico por el megáfono y yo colgué.

Volví a usar el teléfono:

— Megan,  escúchame, quiero que vayas a una tienda de ropa y te compres lo más fino y elegante que haya, la tía Miranda tiene que tener una buena imagen  de ti.

— que tienda ni que nada. Haré un vestido digno de una princesa. Chau.

El auto no podía ir más rápido, no le podía exigir más a mi bebé

Más rápido y más rápido.

Volví a usar el celular, ese día fue el más ocupado para el celular.

— María , por favor María. Busca todos los balances de cuenta desde el año  pasado hasta este mes y déjalo en mi escritorio. Hazme un café y déjalo allí también. Estaré llegando en pocos minutos.

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Toc toc. La puerta sonó.

Seguro es la tía Miranda — pensé.

— tía Miranda, que gran gusto ver....

Tras la puerta estaba la única persona que no quería ver en mucho tiempo.

— que tal querido, que gran gusto que me recibas tan cariñosamente. Vine a decirle la verdad a Megan hací que llámala. — dijo la mujer alta de nombre Ester.

— aún no puedes, teníamos un trato.  Solo vendrías cuando... bueno, ya sabes, lo prometiste.

— el último día es en una semana. No quiero que cuando ella se entere de lo que realmente pasó me mire mal, ella y yo somos hermanas y las hermanas no se ocultan nada.

— Ester, por favor, te lo ruego, de verdad que hoy día no es un buen día. Si quieres te doy más dinero o te llevo a Miami . Por favor, espérate hasta que yo termine de...

— ¿de engañarla?, me tiene harta seguir mintiendole y eso que no la veo hace un año. Quiero contarle que lo que realmente pasó fue...

— no, escúchame, yo la amo. No quería admitirlo, es más quería luchar conmigo mismo pero no puedo. Ella es lo más hermoso que me ha pasado. Es tan linda, angelical y sobre todo muy inteligente, ella...

— ¿Ester?, ¡Ester! , mi hermanita — interrumpió Megan abrazando a la susodicha.

— no te creo ni una sola palabra — dijo susurrando a mi oído, acto seguido a corresponder el abrazo de su amiga.

En ese momento estaba dispuesto a todo con tal de guardar el gran secreto que me envolvía; por eso hice lo que hice al siguiente día. 
 

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Capítulos de infarto, agárrense que se vienen muchas sorpresas.