Por Amor

EL PLAN

Cuando Dean entró a la casa ya Bobby se encontraba haciendo el desayuno y Sam estaba en la mesa rodeado de libros, seguro seguía investigando sobre la criatura que los salvó.

-¿Dónde estabas?- Demandó saber Bobby cuando Dean entró a la cocina. -Sam tiene rato con ganas de salir a buscarte.

-Estaba dando un paseo. Pero no me gusta el nuevo paisaje- Espetó Dean con tristeza mientras sacaba una silla y se sentaba en ella.

-Sí, me lo imagino- Respondió el mayor en un susurro doloroso.

-Oye, ¿Todavía no encuentran nada sobre el hombre misterioso?- Cambió el tema para algo que les interesaba a los tres.

-No, aún no. Sam lleva como 5 libros leídos y todavía no encuentra nada, según me ha dicho- Bobby seguía atendiendo la comida que ya casi estaba lista.

-Está bien, pero ¿sabes?, tengo un plan para atraerlo- Dijo Dean lo más calmado que pudo, no quería que se le notara el nerviosismo que le invadía al pensar en aquellos ojos.

-¿Un plan para atraerlo?- Cuestionó Bobby acercándose a Dean, y luego se posicionó a un lado con los brazos cruzados. -¿Cómo?- Se le quedó mirando unos segundos para luego volverse a la estufa y apagarla.

-Sam, ven aquí- Le gritó Dean a su hermano que se encontraba en la otra habitación no tan lejos de la cocina. El susodicho llegó unos minutos después, con el semblante serio. Dean pudo distinguir en sus ojos algo de frustración; aún seguía sin encontrar nada entre todos esos libros.

-Dean tiene un plan para atrapar a lo que nos salvó ayer en el bosque- Hablo Bobby mientras servía la comida en la mesa.

-¿Qué? ¿Un plan para atraparlo?- Inquirió Sam mirando detenidamente a su hermano. -Pero si...- Sam no término la oración ya que Dean lo interrumpió.

-No para atraparlo- Alzó la mirada hacia su hermano. - Para que venga a nosotros y así hablar con él- Ahora miraba a Bobby, quien lo observaba como si le hubiera salido un gusano de la oreja.

-¿Y piensas que va a querer hablar con nosotros?- Los otros dos no estaban seguros de lo que Dean pensaba; y eso que aún no habían escuchado su idea completa.

-Sí. Algo me dice que va a cooperar- Dean asintió con una leve sonrisa que le hacía lucir seguro de su plan, aunque no lo estuviera completamente. Sam y Bobby miraban a Dean con el ceño fruncido, ninguno estaba seguro.

-Está bien, Dean. Y, ¿Cuál es el plan?- Inquirió Sam tomando una silla y sentándose frente a Dean al otro lado de la mesa, mientras que Bobby se sentaba en medio de ambos, cada uno con la comida en frente.

-Bueno, sabemos que nos quiere a salvo, ¿Cierto?- Empezó Dean mientras se metía un bocado de su comida a la boca; cuando tragó, siguió. -Pues hay que estar en peligro y así hacer que venga a salvarnos una vez más- Bobby, quien tenía comida en su boca, empezó a toser fuertemente al escuchar la idea de Dean. Sam le dio unas palmadas en la espalda para aliviarlo.

-¿Quieres que nos pongamos en peligro para que venga a vernos? ¿Estás loco?- El menor de los hermanos alzó un poco la voz e hizo una mueca ante la absurda idea de su hermano.

-Creo que la idiotez lo sobrepasó- Masculló Bobby cuando se recompuso de la sorpresa.

-Solo piénsenlo. Si los demonios nos están buscando y él quiere que sigamos con vida- Dean los miraba alternadamente. -Definitivamente debemos saber por qué y por ahora, él es el único que nos puede dar respuestas- Ante aquella proposición los otros se quedaron pensativos, pues era cierto que había algo raro en todo aquello y no tenían de dónde saber lo que pasaba.

-Bueno, no sabemos si en verdad nos va a ayudar todo el tiempo- Sam seguía reacio ante el plan de Dean.

-No, pero si nos salvó del ataque de anoche, posiblemente nos ayudaría si volvemos a estar en peligro de muerte- Bobby y Sam intercambiaron miradas inseguros de lo que decía Dean.

-¿Cómo que nos salvó del ataque? Explícate, Dean- Según recordaba él, los tres habían estado en el refugio toda la noche y no sintieron nada sobrenatural, solo las constantes explosiones de los misiles contra la tierra.

-Sí, bueno. Cuando salí esta mañana para ver si podía ayudar a alguien- Bajó su mirada hacia su plato frente a él, recordar esas escenas de las casas destruidas y los cuerpos calcinados por todas partes; en verdad le hacían mal, pero no lo demostraría. -Vi todos los vecindarios destruidos. Todas las casas estaban destrozadas- Hizo un pequeña pausa para ver a sus oyentes que lo miraban expectantes. -Excepto la nuestra. Solo nuestra casa está intacta después de lo de anoche y hay una casa a 30 metros de ésta, Sam- Alzó más la voz. Se levantó de la mesa y caminó con el plato en la mano directo hacia el lavabo, ya había terminado de comer y aun así no se sentía lleno.

El trío intercambia miradas por un momento, tenían que apresurarse a tomar una decisión porque seguramente algo grande iba a pasar y Bobby, después de pensarlo, estaba muy seguro de que los hermanos eran piezas clave para eso.
 

-¿Cuánto tiempo más tenemos que esperar, Miguel?- Los ángeles se habían reunido en el cielo para discutir su siguiente paso. -Si seguimos esperando no habrán humanos a los que salvar. Y los demonios están cada vez más cerca de liberar a Lucifer- Castiel intentaba sonar razonable y convencer a su hermano de destruir a los demonios antes de que más humanos perecieran en la guerra.

-Nosotros no debemos intervenir en esa guerra, Castiel. Ellos la causaron y ellos deben sufrir las consecuencias de sus propios actos- El arcángel se mostraba sereno mirando a todos a su alrededor. -Nuestro trabajo solo es asegurarnos de que los recipientes estén listos para la llegada de Lucifer, no evitar que éste salga. Conocen la profecía- Habló con tono autoritario dejando sin mucho que decir a los otros que se encontraban allí y aunque alguien hubiera querido decir algo, el nuevo ángel que llegó lo interrumpió.

-De hecho, no la conocen- Todos los otros presentes se quedaron sorprendidos ante la presencia del ángel del jardín y más confundidos aún por lo que dijo.




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