—Señor, ¿Está seguro de que hacer esto es lo mejor? — Cuestionó uno de los guardianes de la marca del destino.
— ¿Estás insinuando que debo perdonarlos a pesar de todas las cosas que provocaron? — Lancé una mirada furtiva y continué caminando siendo seguido por él.
—No es eso, es que, Zack ha estado sirviéndole a su familia por tantos años, el arrestarlo por dos años me parece algo excesivo.— Me detuve bruscamente e hice una seña para que guardara silencio indignado.
—Entonces, ¿Lo que quieres decir es que una condena de dos años es demasiado excesiva para alguien que descuartizó y ocultó el cadáver de una persona?— Lo miré inquisitivamente. — A mi parecer su condena es mucho más corta de la que realmente se merece.— Mascullé.
—Pero señor...
—Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión, el amor no justifica lo que hizo, si quería ser libre con su pareja debió buscar una manera de cumplir su deseo sin perjudicar a otras personas en el camino.— Al decir esto di por finalizada nuestra conversación y continué caminando hacia la sala de reuniones donde me esperaba todo el consejo que había creado a lo largo de tres meses que llevaba como el destino.— Buenas tardes.— Murmuré al entrar.
—Buenas tardes.— Respondieron todos al unísono haciendo una breve reverencia.
—No hay necesidad de reverenciar, se los he dicho muchas veces, tomen asiento, por favor.—Cada uno se sentó en su respectivo asiento e hice lo mismo.— Ahora, demos inicio a la reunión.
—Como bien es sabido, luego de la destrucción de la antigua marca, al Annie Williams olvidar todo lo ocurrido, la marca actual se ha vuelto vulnerable.— Explicó Cael, el miembro principal del consejo.— Al revisar la marca esta mañana se han detectado pequeñas grietas a lo largo de la marca y los guardianes nos han informado que se han eliminado al menos seis cuadernos sin explicación alguna lo que ha dado lugar a robos y asesinatos.— Froté mi sien al sentir una punzada en la cabeza tras escuchar dicha información.— El consejo propone traer a Annie Williams y a Meredith para que esta le devuelva sus recuerdos y la marca recupere su fortaleza.
—Eso no será posible.— Mascullé estresado.— No se ha sabido nada de Meredith desde ese día y aún existe la posibilidad de que la susodicha sea la que se haya desecho de los recuerdos de Annie.— Esbocé. — ¿Alguien tiene alguna otra sugerencia?
—La otra opción sería el que continuara asistiendo a su instituto y tratara de recrear cosas que hayan vivido para que así le sea más fácil el recordar.— Suspiré pesadamente al escuchar esa opción.
—Ya se ha intentado esa opción y no ha dado frutos.— Alzó la voz Cael.— Todos notamos que a nuestro Destino le estaba haciendo daño el ser ignorado por la señorita Williams y el ser tratado como un acosador, además de que no ha dado ninguna señal del haber recordado la más mínima cosa.— Masculló con irritación.
—¿Alguien tiene una opción que no involucre a Annie? — Cuestioné y no recibí más respuesta que el silencio. Me puse de pie y enseguida todos hicieron lo mismo.— Manden a un grupo de guardianes a custodiar a las personas a las que se les ha eliminado el cuaderno, y si esta realiza algo indebido o inhumano arréstenlo inmediatamente, siempre manteniendo la discreción.— Ordené.
— ¡Sí, señor!— Exclamaron todos al unísono.
—Demos por concluida la reunión, la próxima será mañana al amanecer esperando tener buenas noticias.— me incliné brevemente en señal de despedida y salí de la sala de reuniones caminando directamente hacia la salida del edificio.
Me subí a mi moto y conduje hasta el hospital. Al llegar caminé directamente hacia el edificio donde se encontraban las habitaciones entrando a la número 208, abrí la puerta lentamente vislumbrando la silueta recostada de Robert, cables colocados en gran parte de su cuerpo y el tan conocido pi del electrocardiograma.
Tomé asiento en el sillón que se encontraba al lado de su cama y suspiré.
—Así que no planeas despertar.— Susurré sin obtener respuesta.— Tienes que hacerlo.— Mascullé.— Debes pagar por tus crímenes para redimirte ¿Oíste? Si mueres jamás te lo perdonaré.— Fue lo último que salió de mis labios y pude ver como una pequeña lágrima se deslizaba por su mejilla provocándome una sonrisa.