"Y un nombre vino a mi mente como una brisa en plena primavera.
Zack."
Narra Annie:
Unas horas antes...
— ¿Sabes qué? Creo que voy a seguir mis ideales y le entregaré su cuaderno a George. — Solté de repente mientras la película se reproducía.
— ¿Enserio? ¿Estás cien porciento segura? — Cuestionó Catherine ceñuda.
— Sí, creo que será un gran paso para conseguir cambiar el funcionamiento de este mundo, quizás pueda convencer a George de que entregue el cuaderno que le tocó a la persona que le corresponde. — Respondí suspirando profundamente. — Es más, creo que le hablaré ahora mismo para reunirnos. — Me puse de pie siendo seguida casi de inmediato por ella.
— No creo que sea el momento adecuado Annie, bebiste, no puedes tomar una decisión tan importante en un momento así, ¿Qué tal si lo piensas mejor y mañana cuando estés sobria vamos juntas? — Expresó tomándome por los hombros y ejerciendo presión para que volviera a sentarme.
— No necesito pensarlo más, lo haré y ya, sé que si sigo pensándolo al final no lo haré. — Expresé poniendo mis manos sobre las de ella para deshacer su agarre.
— Exactamente por eso, sé que nunca harías eso estando consciente por lo tanto no quiero que hagas algo ahora de lo que te arrepentirás después.
— Pero es que el no saber qué hacer me está matando, mi corazón me dice que se lo entregue pero mi cerebro me detiene y me pide que lo piense mejor, que algo no cuadra. — Moví mis manos en símbolo de frustración.
— Hay veces en las que es mejor hacerle caso a tu cerebro, después de todo él es el que te permite sentir. — Tomó mi mano suavemente y esta vez me dejé llevar por ella sentándome nuevamente. — No te preocupes, confío en que hallarás la respuesta correcta.
— Gracias. — Esbocé una sonrisa y la abracé fuertemente siendo correspondida al instante.
— ¿Sabes? En algún momento me cansaré de repetirte esto una y otra vez, así que lo mejor es que cambies esos pensamientos de una vez ¿Entendido? — Se separó de mí dándome una mirada de reproche bañada en cariño.
— Sí, capitán. — Hice un además colocando mi mano en la frente y rompimos a carcajadas desparramándonos en la cama. — ¿Dónde habías estado todo este tiempo? — Suspiré pesadamente.
— He estado justo frente a ti, pero nunca me notaste por estar al lado de ese chico, Tomas. — Respondió mirándome fijamente.
Tomas, ¿Algún día volverás?. — Me pregunté internamente, Tomas se había ido del internado para "cambiar de aires" según sus propias palabras. Le había ofrecido el esperarme unas semanas para consultar con mis padres e irme con él pero no aceptó, simplemente se fue, sin siquiera mandar un mensaje de que había llegado bien a cual sea que fuera su destino.
— Lo siento, es que Tomas y yo eramos amigos desde la infancia y nunca me vi en la necesidad de buscar más amigos, con él bastaba y sobraba.
— Entonces ¿Por qué preguntas dónde había estado todo este tiempo si eras tu la que no estaba dispuesta a buscar, incluso cuando estaba justo frente a ti? —Rió levemente. — Incluso le dije esa vez a la profesora en clase de educación física que te exonerara los ejercicios, creía que había sido una muestra de que me agradabas pero después de ahí ni siquiera me dirigiste una mirada. — Refunfuñó causando que yo rompiera en carcajadas.
— Es que creí que simplemente estabas haciendo tu buena acción del día. — Repliqué.
— Pues no era así. — Se quejó cruzándose de brazos. — Además está esa vez en clase de biología, te presté un lápiz porque vi que el tuyo se te había quedado en la habitación, y por cierto, nunca me lo devolviste. — Levanté ambas manos en signo de que me declaraba culpable.
— Creí que me lo habías regalado. — Me defendí.
— Pues no fue así, te dije claramente "Toma, puedes usar este y ya luego me lo devuelves cuando consigas el tuyo". Lo recuerdo claramente. — Expresó en modo gruñona.
— Ay ya, era solo un lápiz, ni que hubiera sido tu billetera.
— Si fuera un lápiz de carbón no me importaría, pero era de minas, ¡Minas! y estaba completamente lleno, además tenía mi sticker de Pokémon. — Resabió dando patadas.
— Ya ya, creo que lo sigo teniendo, te lo devolveré. — Dije en muestra de rendición.
— Ya no importa, quédatelo. — Soltó y yo tomé una almohada y la golpeé con esta.
— Entonces ¿Por qué me lo echaste en cara estúpida? — Reclamé dándole continuamente con la almohada.
— Porque quise. — Sacó la legua y empezó a corretear, no dudé en seguirla y darle almohadazos cada que podía hasta que una fuerte brisa abrió bruscamente las ventanas causando que ambas miráramos hacia esta en shock.
Catherine se dirigió rápidamente hacia esta para cerrarlas pero se detuvo al ver como una silueta comenzaba a caminar hacia donde nos encontrábamos.
— Annie, dime por favor que no estoy loca y que ambas estamos viendo a un hombre caminar hacia aquí. — Murmuró acercándose a mí y agarrando mi brazo fuertemente.
— No estás loca. — Susurré al mismo tiempo que una imponente figura se abría paso por la ventana, la luz golpeándolo directamente en la cara dejando ver unos ojos completamente negros.
Narra Mike:
Actualidad...
— Quiero un registro de todas las personas que han ingresado a su celda en este último mes. — Ordené con los dientes apretados mirando ante mí al cadáver inerte del que en su momento fue mi mejor amigo. — Queda totalmente prohibido salir de aquí hasta que no se encuentre al culpable, el que incumpla pagará las consecuencias ¿Entendido?. — Cuestioné furioso colocando mis ojos de color amatista para dejar en claro que estaba hablando en serio.