Por medio de palabras

26

Rain

Todas las acciones conllevan consecuencias aunque las realicemos sin querer.

 

 

Al despertarme ella ya no estaba dormida, algo que no me esperaba porque normalmente seguía durmiendo hasta que volvía de correr, pero allí estaba, con los libros abiertos y estudiando sin parar.

—¿Has dormido? —pregunté mirando lo concentrada que estaba.

—Sí, claro que sí.

Me sonrió y me miró, lo dudaba un poco por sus ojeras. Tenía los ojos abiertos de par en par, un café de máquina en su mesita y el pelo completamente revuelto.

—Es tu primer examen, te saldrá de maravilla.

—Ya, no quiero que me salga de maravilla, quiero que me salga perfecto y… Y se me están olvidando las cosas.

Parecía muy estresada. Me levanté y me acerqué para observar la cantidad de apuntes que tenía, creo que yo no había cogido tanto en todo lo que llevábamos de curso.

Se recogió el pelo y salió de la cama tirando la manta detrás, no podía parar, era como si se hubiera inyectado cafeína en vena.

—April…

—Como suspenda mi primer examen…

—April…

Se paró y vi aquellos ojos nerviosos además de asustados.

—Te va a salir genial, no lo dudes.

—Lo dudo demasiado.

Me acerqué a ella, no apartaba los ojos de sus apuntes y le apoyé mis manos en su rostro. Me gustaba tanto acariciar su piel que buscaba cualquier excusa.

—Escúchame bien, te va a salir perfecto y después me restregarás tu maravillosa nota por la cara.

Asintió una y otra vez.

—Respira, ¿de acuerdo? Los nervios no te ayudarán, y una nota no definirá tu inteligencia.

No sé si ayudó, creo que sí porque sus hombros cayeron de golpe. Me mostró una sonrisa real y bajé mis manos.

—Vete a correr.

—A eso iba.

Hice mi recorrido matutino, volví a la habitación y me duché antes de ir a clase. Ella seguía en la cama, repasando demasiadas cosas y me percaté de que estaba mucho más dispersa que de normal, no se trataba solo por el examen. Al menos no lo parecía.

—Pasa una buena mañana, mucha suerte.

—Gracias.

Cogí un libro de lectura para leer en los ratos muertos y caminé a clase con la inesperada sorpresa de que Archie llegaba tarde. Por eso me senté e intenté guardarle sitio, mientras tanto leía por donde me había quedado. La trama estaba interesante, creo que mucho más que los anteriores que había elegido, porque sí, era un libro que April me había dejado. Por poco le hacía un altar por ello. Tenía un gusto excepcional, mucho mejor que el mío.

—¿Está ocupado?

Una chica señaló el asiento de mi lado, la clase se había llenado mientras yo estaba absorto entre las páginas. Me fijé en ella, era rubia con el pelo liso, aunque creo que parecían ondas surferas, unos ojos almendrados de color esmeralda y su rostro era afinado. Una barbilla fina junto con pocas mejillas.

—No, siéntate, claro.

Cerré el libro y lo dejé apartado.

—¿Lees?

Asentí apretando mis labios.

—Sí, un poco cuando puedo.

—¿Algún libro que me recomiendes?

—La verdad es que no soy experto en esto. —Le mostré una sonrisa y pasé mi mano por la nuca—. De momento solo estoy leyendo un género.

—¿Cuál es?

—Romance.

—Entonces debes de ser un romántico.

Vi pasar a Archie entre los asientos y se situó un delante de mí, se giró a mirarme y a ella de reojo. Parecía que me fulminase con aquellos ojos.

—No creas.

Se hizo un silencio entre los dos y saqué mis apuntes.

—Soy Laila.

Vi su mano en el aire y no dudé en presentarme.

—Yo soy Rain.

—Bonito nombre.

—Muchas gracias.

En ese momento Archie comenzó a toser como si se estuviera atragantando, me acerqué a su oído para preguntarle si estaba bien, pero no me dio tiempo porque movió las manos al aire para alejarme.

Volví a mi asiento como si no hubiera ocurrido, pero de vez en cuando giraba su cuello para echarnos un ojo.

—¿Estás en la residencia? —preguntó abriendo su portátil.

—Sí, ¿y tú?

—No, estoy en un piso de alquiler.

—Eso que te ahorras, la residencia está bien, pero nada mejor que tener su propio piso.

—Eso mismo pensé al estar buscando opciones.

Sonrió, una media sonrisa que me pareció bonita.

—Oye… ¿Te gustaría que fuéramos luego a tomar algo?

No me esperaba aquella pregunta y Archie volvió a atragantarse. Le di unas palmadas en la espalda y quitó mis manos de malas maneras.

—Perdona, solo intentaba ayudarte.

—Estoy bien. —Intentó que fuera un susurro, pero no lo consiguió.

Volví a mirarla y no supe qué contestar. En ese momento mi pensamiento era atender en clase, acabarlas y pasarme por la cafetería para preguntarle a April qué tal el examen. Ahora mismo debía de estar delante de la hoja, al saber si se encontraba nerviosa, esperaba que no. Llevaba semanas estudiando para él, desde el momento que dieron el tema la vi sentarse delante de los libros para memorizarlo. Era lista, pero no solo lista de una forma intelectual. Era lista en todos los aspectos de la vida, a veces hasta te sorprendía con ello. Aunque siempre fue así, siempre iba un paso por delante de todos.

—¿Qué dices?

Volví en mí, por un momento no sabía dónde estaba.

—Así puedes hablarme sobre tus lecturas…

«Eso solo lo hablamos con April…».

—Claro, podríamos tomar algo. —No veía nada de malo, podía hacer una amiga.

—¿E ir a comer?

—Sí, por qué no. —Por un día que me librase de comer en la residencia… Mi estómago me lo agradecía.

Yo no era muy difícil de convencer, para qué mentir. Al terminar las clases buscamos un sitio para comer y vi como Archie se marchaba sin decirme nada. Supuse que tenía un mal día, quizás se había resfriado.




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