¿por qué yo, por qué aquí, por qué ahora?

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Me encuentro en la quietud de mi habitación, el espacio está apenas iluminado por la luz tenue de la mañana. Estoy sentado, con la mirada perdida en la pantalla del ordenador, sumido en mis pensamientos. Olga hace ya 10 días que se fue.

Repito "Yo soy la resurrección y la vida". Cada repetición es como un eco en mi soledad, un mantra que busca penetrar en las profundidades de mi ser.

Constantemente estoy asaltado con pensamientos sobre mi situación actual: mi soledad, mi desesperación, el dinero. Reconozco que estoy pidiendo lo imposible, y que se lo estoy pidiendo a mi mundo interior, donde Dios habita.

Me pregunto una y otra vez:  "¿Es posible encontrar una resurrección en esta vida? ¿Puedo renacer de las cenizas de mi desesperación?"

En mi soledad, busco una conexión con algo más grande que yo, una fuente de fuerza y esperanza.

Mientras repito "Yo soy la resurrección y la vida", Empiezo a comprender que la resurrección no es solo una esperanza de un cambio externo, sino una transformación interna.

Comprendo que, aunque no pueda controlar todas las circunstancias externas, tengo el poder de cambiar la perspectiva y su respuesta a estas situaciones.

Se hace de noche, me siento abatido, tendré que intentar dormir.

10 días sí, desde que se fué Olga, es un momento cualquiera del día, sigo escribiendo, ya ni miro el reloj. La soledad desde que me dejó y la preocupación me invaden en todo momento.

En este preciso instante reviso el correo electrónico de manera rutinaria, casi por inercia. Varios mensajes de correo basura, algunos reclamando pagos… pero mi atención se detiene en un mensaje de la lotería que jugué ayer, ya ni me acordaba y tampoco albergo esperanza alguna, ya en mil ocasiones esos mensajes siempre dicen lo mismo “lo sentimos, pero no ha tenido suerte en el sorteo…”. O quizás, “Enhorabuena Emilio has ganado 1 €”. 

Dudo si hago clic en el mensaje o directamente lo borro. “Mejor lo borro”, me digo a mi mismo. Al borrar el mensaje, también borro otros y me queda la duda de si he borrado alguno sin querer. Reviso la carpeta de “eliminados” y la curiosidad me lleva sin querer al mensaje borrado de la lotería. Le doy a recuperar para verlo. Le doy clic y lo abro.

La incredulidad inicial al ver lo que veo da paso a una creciente emoción como hacía mucho tiempo que no tenía. Leo y releo el correo varias veces, asegurándome de que no es un error, de que no estoy soñando. “Enhorabuena, Emilio, has ganado 500.000€”.

Rápidamente experimento una oleada de emociones: shock, alegría, incredulidad, alivio. Las lágrimas brotan de mis ojos mientras la realidad del momento se asienta. Este giro del destino parece casi irreal después de la oscuridad que ha enfrentado. Mi corazón late con fuerza, aún no puedo creerlo. Me levanto de la silla, me siento otra vez, estoy como en una nube de misterio, los pensamientos afluyen a mí como el rayo. Deseo llamar a Olga lo primero, pero algo dentro de mí me dice que tiene que haber una lección aprendida, que no puedo sin más olvidar todo y lanzarme sin control.

A pesar de la exultante alegría, me tomo un momento para reflexionar. Comprendo que, aunque el dinero no resuelve todos los problemas, también me  brinda una oportunidad para cambiar mi vida en un sentido profundo.

Pienso en cómo este premio puede ser utilizado para mejorar mi situación y la de mi familia. Considero las posibilidades: pagar deudas, apoyar la educación de mi hija, ayudar a mi hijo, tal vez reiniciar mi negocio o incluso crear uno nuevo.

También pienso en dar a mi relación con Olga una nueva oportunidad, quizás esta sea la señal que necesitábamos para comenzar de nuevo.

Me siento renovado y lleno de esperanza. Este giro del destino ha transformado mi perspectiva, dándome no solo recursos financieros sino también un renovado sentido de posibilidad y optimismo para el futuro. 

“Yo soy la resurrección y la vida”, me repito una y otra vez. Miro hacia fuera, hacia un cielo que ahora parece más brillante y prometedor. Con inmensa gratitud , y me  preparo para enfrentar esta nueva etapa de su vida.

El sonido de la alarma en el móvil me despierta a las 7 de la mañana. Me levanto cansado. Y miro por la ventana, sintiendo esta soledad plomiza que me angustia. Sé que he soñado algo bonito, tengo esa sensación, aunque no recuerdo el sueño. De súbito, solo en mi habitación rompo a llorar, mientras veo un mensaje en el móvil de mi hija desde el extranjero "papi, qué tal". Me quedo mirando el mensaje por un tiempo indeterminado, ya no tengo fuerzas para contestar. Apago el teléfono. Me visto. Salgo de casa, no cojo ni las llaves, sé  que no volveré, sé que mi vida ha terminado, sé que ya me he rendido, que la lucha ha acabado. Con el corazón encogido camino sin rumbo. Ya no veo a la gente a mi alrededor, solo oigo un zumbido interior como diciéndome "Emilio, Emilio".

 

 

NOTA DEL AUTOR

 

Este es un libro autobiográfico que podrás encontrar corregido a la venta en Amazon, en formato digital y papel. Espero que te haya gustado. Es una triste historia real de la vida de una persona que pasó por este mundo con sus ilusiones, sus alegrías y sus penas. Fue un luchador, valiente en los momentos críticos, una buena persona a la que la vida no supo, o no pudo darle un entorno favorecido.

Este libro está dedicado a la gente que sufre, que busca más allá de lo conocido y habitual. Pero sobre todo está dedicado a todo ser humano que se sienta fracasado y pelee por salir adelante en un mundo competitivo y a veces injusto.

Puedes encontrar este libro en formato digital y papel en Amazon:

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En el texto hay: yo, aqui, ahora

Editado: 17.01.2024

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