Un día normal, después de casi tres meses y medio. Ha-In volvió a clases; pero ya nada era lo mismo.
Usaba muletas, que le había costado mucho trabajo aprender a caminar con ellas. Todos la miraban de una forma extraña, tal vez la veían como un bicho raro, otra vez volvía a ser el bicho raro de la escuela.
Pero sobre todo, cuando volvió, Samaelle ya era más allegada a Max, de lo que alguna vez lo fue con ella.
—¿Sam? — Ha-In llamó a la chica que terminaba de sacar las cosas de su casillero y se lo entregaba a Max. Samaelle volteó a verla, al igual que Max; Max sonrió levemente mirando hacia Samaelle.
—¿Estás mejor? — fue lo único que preguntó o que dijo.
Ha-In quería que Samaelle le dijera algo más que solo “¿Estás mejor?”. Aún así, asintió y sonrió.
—¿Te ayudo? — Ha-In volvió a asentir.
¿Por qué su mejor amiga no estaba llorando de volverla a ver? ¿Por qué no había felicidad en su rostro? ¿Samaelle la odiaba tanto?
Samaelle cargó la mochila de Ha-In y la hizo apoyarse en ella, para llevar más el peso que Ha-In. Max sonrió y siguió a las dos, para ir en dirección del salón de las dos.
—¿Max? — el nombrado suspiró al escuchar el chillido de Grecia. Max miró a la chica, mientras iba hacia el asiento de Samaelle. —¿Sigues estando con ella? ¿Por qué? No es bonita, tampoco sabe qué hacer con su vida —
—Elle no es así — dejó las cosas de la chica y fue hacía la entrada ayudando a Samaelle para poder llevar a Ha-In a su asiento.
—por fin regresó… éna áthlio korítsi — Grecia rio al ver a Ha-In, las amigas de Grecia rieron por lo que ella había dicho.
—meíne siopilós, ilíthios — la chica abrió sus labios sorprendida al escuchar el perfecto griego de Samaelle.
—¿Desde cuándo sabes griego? — Ha-In miró hacía Samaelle, que solo levantó los hombros. —¿Solo aprendiste a decir una sola frase? —
—Nomízo óti eísai pio ilíthios apó óso nómiza — Grecia se acercó de forma agresiva a Samaelle, que ayudaba a sentar a su amiga.
Samaelle se giró hacía Grecia de forma brusca, Samaelle le llevaba casi una cabeza de diferencia de estatura. Grecia no era muy alta, tenía la tez muy clara, con ojos color jade, era muy bonita, lo único que no le ayudaba cuando quería molestar a Samaelle o Ha-In, era la gran diferencia de altura que ellas dos le llevaban a ella.
—yo no soy ninguna estúpida — dijo Grecia, Samaelle asintió. —¡Tú! —
—¿Qué me harás? — la chica se quedó callada. —¿Eres la única que sabe hablar griego? — Samaelle negó. —también sé yo, he escuchado cada estupidez que has dicho desde que entraste al salón. Elénxte ti glóssa sas prin tin skíso — Grecia jadeó y Samaelle se giró para ir a su asiento.
Ha-In la miraba de cierta forma, extraña. Samaelle jamás había sido agresiva. No había entendido lo último que le había dicho, pero sabía que tal vez había sido una amenaza.
Max rio levemente y se despidió con la mano de Samaelle y luego de Ha-In, que se sentaba en su asiento, la chica solo respondió la despedida de la misma forma. Ha-In miró hacía Samaelle que tomaba un libro y lo empezaba a leer.
—¿Qué tienes Hanie? —
—¿Cuándo aprendiste griego? —
—desde que entró Grecia con nosotras — Ha-In abrió sus labios sorprendida.
—¿Qué le dijiste? —
—que controle su lengua o se la arrancaré — Ha-In asintió un poco en shock.
Las primeras horas fueron relativamente más tranquilas para Ha-In, Samaelle le ayudaba en todo lo que le pidiera. Pero a la hora del descanso, no fue para nada fácil salir del salón.
Afuera del salón estaban Max y Taeyong, Samaelle la ayudó a salir del salón antes de empezar a caminar por su cuenta con la ayuda de las muletas. Max se pegó a Samaelle que la chica solo lo miró raro, antes de empezar a hablar con él en lo que para Ha-In sonaba a portugués. El idioma natal de Samaelle, que ella aún no podía entender, pero al parecer Max sí lo sabía.
—¿Así han estado cuando no he estado? — Ha-In miró hacía Taeyong que asintió. —¿Y qué has hecho para tener más interacción con Sam? —
—No es tan fácil como parece estar con Samaelle a solas, Max ya lo intentó. Yo entro en pánico y termino saliendo corriendo — Ha-In miró hacía Samaelle que miraba hacía ellos.
—ella te está oyendo — Taeyong miró hacía Samaelle, que solo volteó la mirada hacía Max diciendo otra cosa en portugues. —¿Traes dinero? — Taeyong asintió.
Ha-In sonrió, sabía que muy rara vez Samaelle llevaba dinero. Eso podía ser una buena iniciativa para que Taeyong hablara con Samaelle.
Del salón de siempre, salió Henry, con su mirada gacha y el cabello negro. Algo que era nuevo para Ha-In, Henry era rubio natural, pero ahora su cabello era negro. No se veía mal, desde el punto de vista de Ha-In, pero era extraño verlo así.
Samaelle pasó de largo a Henry y Max la siguió. Henry miró hacía la dirección en la que se había ido Max. Realmente extrañaba a su mejor amigo, ahora parecía que Max lo había borrado de su radar, para Max ahora era más importante Samaelle y nadie más.