Vincent estaba más que atento a las gradas de la alberca de su universidad. Aún no llegaba Alex, miró hacía el reloj de la pared del lugar, las clases de Alex habían terminado hace relativamente veinte minutos.
Alex siempre al salir de sus clases caminaba del edificio donde era su última clase, hasta la alberca, era un recorrido de alrededor de diez a quince minutos. Las únicas veces que Alex se tardaba más en llegar era porque se quedaba a ayudar a su profesora a llegar a su automóvil con todas las cosas que llevaba y eso era una vez cada dos semanas; la otra situación había sido porque siempre la detenían y la amenazaban con salir con él.
Porque sí. Vincent, era para muchas el chico perfecto, con su gran estatura, su cuerpo en forma, los ojos verdes, y su cabello rubio, apenas tocando el castaño, era de las cosas que se les hacía atractivo. Además de su impecable dominio de tres idiomas; el italiano era su idioma materno, luego estaba el inglés y por último estaba el francés, idioma que solo había aprendido a hablar por Alex.
Entonces, sí. Vincent era aquel chico que muchas querían, pero a Vincent solo le gustaba Alex, su perfecta Alex; y eso hacía enojar a tantas.
Desde el punto de vista de varias, Alex no se merecía a Vincent. Alex no era muy alta, en comparación con Vincent, sus facciones eran un poco delicadas, pero lo que menos les gustaba era que ella era francesa. Su dominio de esa lengua, más aparte el galés y el italiano, junto con el italiano, la volvía más intrigante para Vincent.
En pocas palabras, sí, estaban celosas de Alex por ser la novia de Vincen.
—¿Vamos? — Vincent salió de sus pensamientos cuando sus compañeros lo llamaron. —¿O cómo siempre te quedarás a dar una última vuelta? —
Vincent miró levemente el torso y abdomen de Francis, antes de mirar hacía la alberca.
—daré otra vuelta —
El contrario asintió, mientras se iba con los demás a los vestidores.
Francis era el crush de Vincent desde que entró al equipo de la universidad. Desde que lo vio, su piel blanca, con sus ojos grises y su cabello rubio; además de un tonificado pecho y abdomen, se le hacía el chico más perfecto que había visto. Aún así, las chicas lo miraban más a él, y eso era por el hecho de ser extranjero, que supiera hablar una de las lenguas romances que había, y también que Vincent era más alto que Fracis.
Vincent siempre se quedaba a dar una vuelta más a la alberca. Un cincuenta por ciento era por gusto, el otro cincuenta era para no ver a los chicos en los vestidores; no los odiaba, ni le caían mal, simplemente tenía ese gusto, gustaba de chicas, como de chicos.
Lo carcomía el pensamiento de que lo vieran raro cuando él se les quedaba viendo mucho. Francis ya se lo había tomado con gracia, cuando lo encontró mirándolo por demasiado tiempo.
Se colocó en su carril y subió a la plataforma, se posicionó y saltó al agua. Vincent ya no contaba su tiempo en esa última vuelta; a veces solo la daba para tratar de olvidar sus pensamientos hacía Francis, y las otras veces la daba lento, para no tener que ver a nadie en los vestidores.
Cuando tocó el extremo de la alberca por donde había empezado, supo que no había logrado ninguno de sus objetivos. Salió de la alberca y caminó hacía los vestidores. Pero antes, miró hacía las gradas, con la esperanza de que Alex ya había llegado, pero no.
Dos de los chicos ya estaban saliendo, Vincent solo pudo despedirse con la mano. Dos de ocho, ese momento para Vincent sería de los más aterradores en su vida.
Alex miraba las posibilidades que había para poder escapar de las tres chicas que la tenían rodeada. Las chicas eran ligeramente más altas que ella, pero al ser tres era más difícil escapar.
—¿Qué quieren? — las chicas la miraron con una pequeña sonrisa malévola. —hablen ahora, tengo que ir con Vincent antes de que se preocupe más —
Alex tan solo dio un pequeño paso, antes de que la empujaran contra la pared y le echaran una botella de agua sobre su cabeza. El agua estaba helada, la botella tenía un poco de escarcha y adentro todavía quedaba hielo.
Alex suspiró levemente, mientras las chicas se iban. El clima estaba frío, su suéter se había mojado al igual que estaba toda empapada del cabello; solo se acomodó el cabello y empezó a caminar para salir del edificio.
El helado clima la hizo temblar, sabía que al día siguiente iba a despertar enferma. Caminó hacía la alberca donde seguramente Vimcent la estaría buscando como loco.
Pero antes de que pudiera llegar, a medio camino, se encontró con Vincent, el chico se veía que había corrido, su cabello todavía estaba húmedo y frío, su ropa se veía mojada y escurría agua de su cabello y rostro. Alex jadeó al verlo de esa forma, significaba que solo se había puesto la ropa después de salir de la alberca, no había tomado una ducha, no se había tomado su tiempo para secar su cuerpo, ni su cabello; solo se había puesto la ropa y los zapatos y salió corriendo, en un día tan frío como ese día.
Vincent solo pudo sonreír levemente, sabía perfectamente que se había ganado un gran regaño cuando fueran a sus respectivas casas, pero él estaba más que preocupado por Alex, que no había pensado bien las consecuencias que traería solo ponerse la ropa y salir corriendo. Pero luego notó que la ropa de Alex estaba mojada, al igual que su cabello. Sacó de su mochila una toalla y la acomodó en el cabello de la chica para que se secara.