Harry despertó muy temprano, demasiado. Eran las cuatro de la mañana.
No podía dormir.
Salió de la habitación y fue a la principal, donde dormía Ryuta; la chica dormía plácidamente. Fue al baño a darse una larga ducha, recordando que también había quedado en ir al cine con los demás del grupo; no le gustaba la idea, pero debía pedirle a Ryuta que le dijera a alguien que no iba a ir.
Cuando dieron las nueve de la mañana, Harry estaba muy ansioso. Ryuta bajó con cuidado las escaleras, aún necesitaba las muletas; ella sonrió, mientras él la veía bajar.
—¿Cuándo despertaste? — preguntó la chica.
—como a las cuatro o antes, de la mañana — Ryuta hizo una mueca.
—¿Estás nervioso? — Harry negó. —¿Ansioso? —
—si — la chica se sentó a su lado, en el sillón. —todo va a estar bien, no te preocupes —
—lo sé — Ryuta besó su mejilla. —¿Puedes hacer algo? —
—dime —
Harry salió de su casa cuando le dijo a su novia el favor que le debía hacer.
Llegó a la cafetería que le había dicho Ryuta, que había mencionado su “padre”. El señor ya lo esperaba ahí, él sonrió, pero Harry no. Se acercó hasta él y solo se sentó frente a él.
—¿De qué querías hablar? — Harry suspiro levemente, mientras una mesera traía dos tazas de té.
—¿Te gusta el té? — Harry negó.
—soy más de café — Harry miró la taza. —aun así, gracias — Harry sonrió empezando a beber de la bebida. —volviendo a mi pregunta inicial. ¿De qué quieres hablar? —
—soy tu padre —
—ya lo has dicho muchas veces — Harry suspiró. —¿Por qué quieres hablar conmigo? —
—sé que tal vez me odias, nunca estuve para ti, pero quiero que formemos una relación — Harry rio con ironía.
—creo que es demasiado tarde para eso. Mi mamá me cuidó, hizo todo para criarme sin el apoyo de sus padres, sin nadie en quien apoyarse — Harry suspiró. —no me has dicho ni tu nombre —
—soy William Bloom — Harry asintió. —en ese tiempo no era capaz de hacerme responsable de ti, no tenía trabajo, tenía una fuerte presión con mis padres, la universidad y más. Quería llegar a un punto en el que fuera económicamente estable para buscarte — Harry suspiró.
—¿Y luego? —
—tardé demasiado, lo sé, me casé hace algunos años — William sacó su cartera. —pero, no hace mucho tuve a gemelos —
Harry miró la foto de los niños, una niña y un niño, ambos eran rubios, no debían tener más de diez años, como unos cinco menos o menos, la niña sonreía con entusiasmo, mientras que el niño se quedaba muy calmado. Se parecían un poco a él.
—son tus hermanos — Harry asintió.
—se ven felices — miró al hombre enfrente de él.
—hace poco le conté a mi esposa de ti — Harry suavizó su semblante. —tenía dudas de si Luna te había tenido, pero mi esposa me dijo que te buscara —
—¿Por qué? —
—tal vez no te guste la idea, pero quiere que vayas a la casa — Harry lo miró.
—¿Unirme a su familia? —
—Nunca he dicho eso — Harry frunció el ceño. —tienes a tu mamá y no te pediré que la cambies —
Eso hizo sonreír a Harry. O un poco.
Se levantaron de la mesa, para salir. Harry había aceptado en ir a conocer a los gemelos, aunque fuera de lejos.
Pero mientras salía de la cafetería vio a una persona que le resultaba conocida. Se le quedó viendo por unos segundos, logrando ver a Henry, sentado con una chica asiática, pero no era Ha-In.
A la chica ya la había visto antes, iba en su misma escuela, pero en sus recuerdos no recordaba con claridad su cara o su nombre.
En la tarde, Harry iba regresando a su casa, después de ver a sus hermanos. Su corazón se aceleró al ver a Samaelle frente a su casa, estaba sentada.
—¿Qué haces aquí? — ella lo miró.
—sé dónde vives desde hace varios meses… nunca quise invadir tu privacidad, pero Ryuta casi no camina bien. Solo la traje — Harry miró hacía su casa. —cuídala mucho — Harry asintió.
Samaelle se fue, mientras caminaba hacia su casa, se detuvo al ver a los demás detenidos. Se asomó para ver con quien estaba Henry.
—Yuna — contestó ella la pregunta que estaba en la mente de todos.
Taeyong miró a la chica, quien cruzaba la calle para ir hacia su casa y entró.
El lunes en la mañana estaba muy tranquilo. Samaelle estaba en su examen durante el almuerzo.
Taeyong miraba atento a la entrada de la cafetería, estaba ansioso.
—va a estar bien, y lo sabes — Taeyong asintió mirando a Max.
—¿Pasará? — Noah preguntó, mientras Harry, Max y Taeyong asentían. —¿Cómo están seguros? —
—memoria eidética — respondieron los tres.
—¿Cómo lo saben ustedes? — Max miró a Taeyong y a Max.
—Alex — contestaron ambos, mientras Max hizo una mueca.