Capítulo 1 Un Ángel De Ojos Azules.

Bianca 

Hoy es el segundo día más triste de mi vida, el primero fue cuando mi madre murió hace 4 años.

Ahora vuelvo a sentir este dolor tan grande de nuevo, pues, me encuentro en el cementerio, ya que acabamos enterar a mi padre, quien falleció ayer por la madrugada de un ataque al corazón.

Después de haber sufrido durante años de problemas cardíacos, los cuales se le complicaron y no pudo vencer por mucho que me duela.

Me encuentro acompañada de dos de mis vecinas, quien han estado conmigo en todo momento desde que era pequeña, la señora Susana y la señora Luz.

Mis únicas compañeras y lo único que me queda en la vida, pues, no tengo hermanos ni ningún otro familiar, mi papá era todo lo que tenía.

Ahora que no está, me he quedado sin nada sola y con muchísimos problemas económicos, pues, tengo que pagar varios préstamos que pedí para poder pagar los gastos médicos de mi papá.

Y todos sus gastos funerarios se suman a la cuenta.

De verdad siento que no puedo con todo este dolor de la pérdida de mi padre y encima tengo que preocuparme por los otros problemas que ya mencioné.

Por eso no puedo dejar de llorar desde que me dijeron que mi padre había fallecido, siento un gran dolor, un vació en el pecho.

Me encontraba sentada en una banca enfrente de la tumba de mi padre, con un rosario rezando y llorando, acompañada de mis dos vecinas cuando de repente escuché una Voz de mujer que decía. 

—hola buenas tardes estoy buscando a la señorita Bianca Sofía Durarte, ¿se encontrará?.

—soy yo señorita, dígame que necesita.

Cuando alce mi vista para ver quien era vi que era una muchacha de test blanca, cabello pelirrojo rizado largo que le llegaba a la cintura y unos increíbles hermosos ojos azules en sus manos traía un precioso ramo de flores.

Era una chica realmente hermosa la que me buscaba.

Así pues, inmediatamente en cuanto vi su hermoso rostro, me levanté rápidamente de la banca para hablar con ella.

Al ver esto mis vecinas me dijeron que me esperaban afuera del cementerio para que pudiera hablar con la joven, yo les dije que estaba bien.

Mientras hablaba con mis vecinas, la hermosa muchacha se acercó a la tumba de mi padre y dejo el precioso ramo de flores que traía encima de esta.

Yo solo la observaba de verdad, estaba confundida, no entendía que hacía una muchacha como ella aquí en el cementerio trayéndole flores a mi padre.

Cuando la chica se dio cuenta de que la observaba se dio la media vuelta y me dijo.

—lamentó si soy inoportuna y lo siento por venir en Este momento tan duro de tu vida antes que nada me quiero presentar señorita, mi nombre es Mariana Lauren Montero González y soy la médico cardióloga que atendió a tu padre los últimos 2 años de su vida.

—un gusto conocer la señorita me presento, aunque creo que ya sabe quien soy, pues, dijo mi nombre, pero no importa verá, mi nombre es Bianca Sofía Durarte Plasencia y soy hija del difunto gran hombre Isidoro Durarte.

Luego de decir esto extendí mi mano para saludar a la bella señorita, ella hizo exactamente lo mismo, extendió su mano y fue así que nuestras manos se juntaron, así surgió un caluroso saludo.

Se sintió una gran calidez cuando toque su mano, no sé por qué, pero con tan solo tocar su mano pude sentir que esta chica es una buena persona.

Después del saludo, invite a la joven a que se sentará conmigo en la banca para poder platicar con ella.

Ella aceptó dulcemente y me dijo.

—tu padre me habló mucho de ti Bianca eras la luz de sus ojos perdón si te hablo de tú, pero es que el señor Isidro cada consulta me hablaba tanto de ti que siento que ya te conozco de toda la vida tu papi era un gran hombre de verdad lamento su partida aún más lamento no haber estado en la clínica el día que falleció de verdad discúlpame yo debí de haber estado con él he intentado hacer todo por salvarlo, pero ese día salí de viaje a una convención de medicina la cual por cierto abandoné en cuanto supe lo de tu papi.

—no se preocupe, señorita Montero, por nada ni por hablarme de tú ni por no haber estado cuando pasó lo de papá, sé que hizo hasta lo imposible porque estuviera estable, no hay nada que perdonar todo bien, pues, sabe mi padre también me hablo mucho y muy bien de usted decía que usted era un ángel, ya que siempre le ayudaba en todo momento lo atendió muy bien mi padre estaba encantado con usted señorita Montero le tenía aprecio.

—yo también le tenía mucho aprecio y por favor no me hables de usted, llámame por cualquiera de mis dos nombres el que gustes, pero no me hables de señorita.

—¿está segura de eso?, señorita Montero.

—100% segura.

—muy bien entonces te llamaré Lauren, te parece.

—me parece perfecto, yo te podría llamar Bianca te parece.

—si me parece bien entonces ya habiendo quedado en cómo nos diremos mutuamente te dire porque razón además de darle el último adiós al señor Isidoro, verás sé por tu padre que tienes muchas deudas, pues, pediste muchos préstamos para todo lo de los gastos médicos me dijo que con lo que ganas en el supermercado no te alcanza así que yo pensé en que tal vez tú quieras entrar a otro trabajo donde te paguen más y que así salgas más pronto de los compromisos económicos que tienes espero no te molestes por esto.

—mi padre siempre preocupándose por mí y mis deudas, no es que deba tanto laurel, mi papá exageraba un poco y no te preocupes, no me ofendo el Problemas es que no encuentro otro trabajo mejor, pues, verás, solo tengo la preparatoria terminada, pues, no pude estudiar ninguna carrera porque mi mamá falleció y tuve que ayudarle con los gastos a mi padre luego el enfermo y pues el resto de la semana ya lo sabes doctora.

—y qué pensarías Bianca si te dijera que yo te conseguí un trabajo donde te pueden pagar mejor y que te sacara de todos tus problemas financieros, solo está en que tú aceptes.

—te diría que eso parece muy bueno para ser verdad, Laurel creería que es una broma.