Capítulo 22 2/3

Tomo mi sueter y las llaves de la camioneta y salgo disparada de la casa, daniel me sigue de cerca intentando detenerme, pero no estaré tranquila hasta tener a mi familia conmigo.

- te llevaré entonces- me toma del brazo haciéndome voltear.

Lo miro a los ojos, demostrando el miedo en los mios, por lo que rápidamente me abraza.

No hago nada por apartarlo, pese a que han pasado muchas cosas y mucho tiempo, aun cuando me abraza me brinda seguridad, como antes.

- si algo les pasa yo me mu...

- shh no, estarán bien, te lo prometo- me separo de él rápidamente. Necesitó ir por mis tres amores, saber que están bien, que ese demente no les ha hecho nada.

Abro la puerta de la camioneta, daniel rodea para subir tras el volante, pero la luz de un carro nos detiene en nuestra tarea.

Veo como axel sale del auto y nos ve extrañado, un enorme sentimiento de alivio, preocupación, felicidad, un sabor agridulce, todo se mezcla en mi pecho, salgo corriendo y me lanzó a sus brazos, mientras sollozo en su cuello a cascadas. Refuerzo mi abrazo, mientras lleno mis fosas nasales con su delicioso aroma, sin querer separarme de él nunca.

- están bien?- preguntó frenéticamente

Las niñas salen del auto y corro a abrazarlas así o mas fuerte  que a axel, mientras intento calmarme para no asustarlas.

- las amo!- digo una y otra vez mientras les reparto besos en sus rostros.

Están bien! Gracias señor!

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- no debí dejarte sola- dice axel abrazándome fuerte, puedo ver el temor también en sus ojos, luego de narrarle lo sucedido.

Niego

- yo me negué a ir - digo mientras hundo mi cabeza en su cuello y estoy sentada en su regazo, veo a las niñas que están sentadas en el suelo jugando con legos.

No quiero volver a separarme de ellos.

Nunca!

- todo está asegurado- dice daniel entrando a la habitación.

- gracias - dice axel, lo que por un momento parece sorprender a daniel.

- se lo prometí, no hay nada que agradecer - 

Daniel mira la posición en la que axel y yo estamos, por lo que el ambiente se vuelve un poco incomodo.

Me levanto con la intención de agradecerle con un abrazo, al hombre qué, pese a todo, aun ocupa una enorme parte de mi corazón.

Pero un dolor agudo en mi pie me detiene.

Me siento en la recámara, observado mi pie, todo bajo la atenta mirada de los hombres frente a mi

Son...vidrios?

Quito los restos de vidrios que tengo en mi pie, haciendo que la sangre retenida comience a salir.

Y como si fuera una emergencia, como buenos doctores que son, se acercan a ayudarme.

A decir verdad, no se que hubiera hecho si daniel no hubiera llegado.

Posiblemente hubiera buscado al enfermo que estaba en algún lugar escondido y lo hubiera enfrentado.

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Despierto sintiendo unas enormes arcadas, salto de la cama y me dirijo al baño, pero puesto que no he ingerido nada aún, no es mucho lo que devuelvo, cepillo mis dientes y salgo nuevamente hacia la recámara, pero me doy cuenta de que axel no está y su lado está totalmente arreglado.

Adonde fue?

Los fines de semana no trabaja.

Fue el acuerdo con Sonia.

Esos dos días son sagrados, dedicados a las niñas.

Un color fosforescente llama mi atención al lado de la puerta.

Me acerco con cautela, tomando entre mis manos el pequeño bulto fucsia, que resulta ser un diminuto zapatito de bebé.

En la parte delantera tiene dibujada una flecha que apunta hacia la salida, abro la puerta, encontrando otro zapatito, esta vez verde, de igual manera con una flecha que apunta hacía la cocina, de zapatito en zapatito, llegó hasta la cocina, Encontrándome con...

Nadie!

Hago amaño de salir de la cocina, pero un ruido atrás me hace voltear.

Observo sobre la mesa de la cocina un oso extra grande con un papel en sus manitas.

Siento cierto temor por lo que pasó hace tres días, así que con mi corazón a mil por hora, tomo el papel, leyendo lo que esta escrito.

Son exámenes médicos?

Y dice...?

no puede ser!

Mis ojos se desorbitan al leer por completo dicho papel.

- estamos embarazados amor - doy un sobresalto al escucharlo a mis espaldas, volteo con lágrimas en mis ojos, y salto a sus brazos de la emoción, me toma de los muslos para que no caiga, aprovechandose de paso que tengo puesto un short pequeño y una camisa de tela lisa transparente.- estás feliz?- pregunta preocupado por mi llanto.

Asiento repetidas veces.

- pero estaría mas feliz si lo tuvieras tú- digo entre lágrimas, el lanza una carcajada, como si fuera broma.

Pero no!.

Los hombres creen que no duele?.

Ay por favor! Es como morir lentamente de dolor, pero con la satisfacción al final, cuando escuchas ese ruido agudo e imaginar que es su forma se decirte, " mamá ya llegue "

Aun así, seria bueno si el del parto fuera él.

- ya pensé en los nombres- dice orgulloso.

Lo que solo me provoca besarlo.

Siempre pensando en todo, y como es que a mi no me caía el veinte y ya había pasado por los mismos síntomas?