¿Alguna vez has sentido que tu corazón se acelera cuando por primera vez su presencia te rodea?
¿Nunca te ha pasado que con solo una mirada sabes que será tu hoy y tu mañana?
Yo lo he sentido, lo he vivido.
Llevo teniendo los mismos síntomas por muchos años, tantos que ya ni siquiera soy capaz de recodar cuántos. Al principio creí que estaba enfermo, pero luego entendí que se trataba de un sentimiento.
A pesar del tiempo transcurrido, el amor nunca se ha ido. Ese mariposeo en mi estómago, mi ritmo cardiaco acelerándose, el sudor en mis manos, el temblor de mis rodillas y el sonrojo de mis mejillas.
Cada vez que nos encontramos sé que tengo el tiempo contado. Te amo, lo he hecho durante miles de años. Es algo que jamás se borrará, nunca lo podré olvidar. Siempre quiero aprovechar hasta el último instante, aunque se trate de solamente observarte, como si fueras la más hermosa obra de arte.
Cuando tu alma encuentra a su gemela, únicamente puedes tomar su mano y ceder ante ella. Aunque pase la eternidad, un día volverás a estar cerca de ella. ¿Cómo lo sé? Porque nos hemos encontrado otra vez.
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