Por ti: Adrenalina

Capítulo 3: Un baile dominante

Habían pasado dos días desde que fui a la playa, dos días desde que había visto por primera vez a esa chica. Y no salía de mi cabeza, ahí estaba alojada como una plaga.

Pero una plaga que me gustaba.

La recordaba tan dulce, tan hermosa. Destacaba por sobre las demás, ¿Había estado desde antes que yo? ¿Cómo no la vi antes?

Había estado los dos días absorto en su recuerdo. Me hacía falta, como si fuera todo mío, como si siempre hubiera estado ahí.

Aún sentía su mirada en mí, pesada como el hierro, pero suave como una pluma. Era ella una combinación extraña de dulzura con ferocidad.

Estaba encantado y eso que sólo la había visto, nunca me había sentido así.

¿Qué es este nuevo sentimiento?

El trabajo se había vuelto cansado, sólo quería tener tiempo para ir a la playa y ver si estaba ahí nuevamente. Pero las obligaciones estaban ahí, recordándome que no valía tanto para acercarme.

Me quite la ropa y me puse un pantalón de cuero y unos zapatos militares negros; la polera no era necesaria, nos colocábamos aceites para que la piel brillara.

-¡Christopher, estás atrasado! - gritó Milena - mueve ese trasero al escenario 3.

Terminé de arreglar mi cabello y salí directo al escenario.

La música sonaba fuerte por los parlantes de todo el local, al subir a la tarima miré a las señoras, todas rondaban los 40 años.

Golosas.

Probablemente todas estuvieran casadas o divorciadas. Exceptuando a la mesa de despedida de solteras.

Este bar se dedica al entretenimiento femenino, de todo tipo. Había unos 20 bailarines y unos 30 gigoló.

Yo sólo me dedicaba a bailar.

Comencé a moverme con galantería esforzándome en seducir a las señoras para que las propinas fueran mayor. Movía mi pelvis en forma dominante, tocaba mi pecho llamando su atención.

El trabajo es escaso para quienes no terminaron el colegio, pero hacía provecho de la belleza que había heredado.

Who do you want de Ex Habit sonaba fuerte, era una de mis canciones favoritas para bailar, su voz era erótica.

No era mi gran pasión este trabajo, pero me gustaba, me gustaba sentirme deseado y que no me pudieran alcanzar.

Al terminar la canción le siguieron otras y los billetes caían en la tarima redonda. Mis manos tomaron el tubo y me moví hacia él con sensualidad. Todo se trataba de seducción. Todo por dinero.

Al terminar mi turno, las asistentes tomaban el dinero y me lo entregaban llegando al camerino.

Eran las tres de la mañana y estaba agotado, tengo pocas horas para dormir y volver a trabajar.

Conduje por las calles desoladas eso me relajaba, este sentimiento de tener todo el control.

Al pasar por la playa miré al mismo lugar, pero no estaba, ¿Por qué estaría tan tarde en la playa? Pero mis esperanzas guiaron mis ojos hacia al mar generando un sentimiento de decepción al no verla.

Esperaré hasta el lunes, puede que esté nuevamente ahí, sentada como una diosa.

Al llegar vi a mi padre sentado en uno de los sillones de la sala.

-¿Estás bien? ¿Qué pasó? - pregunté preocupado.

Mi padre no solía esperar despierto, al menos no ahora. Antes, cuando recién comencé a trabajar era común que estuviera ahí sentado esperando. Pero a medida que crecía dejó de hacerlo.

-Nada, sólo no podía dormir - dijo aquello mirando a la nada - ¿Cómo te fue?

-Bien, gané bastante dinero. Una señora me ofreció ser mi sugar mommy - hablé .

No era la primera vez que pasaba, pero había sido la única vez que me había negado tan rápido. Sólo podía pensar en ella, en mi querido ángel.

-¿Supongo que te negaste? - dice entre risas.

Quién lo entiende, es obvio que no espera que su hijo se venda, pero le causa gracia mi fortuna.

-No - miento - es una buena dama, así que no pude negarme.

-Christopher - me reprende.

Me rio bajo para no despertar a mi hermana.

-Bromeo - me siento en el sillón frente a él después de quitarme mi chaqueta y zapatos - Me negué - espero tener dueña pronto.

Aunque aún tenía dudas sobre qué hacer, la parte mayor me insta a luchar por ella.

-¿Te gusta alguien? - su sonrisa ladeada me demuestra que no lo veía posible.

Me acomodé mejor en el sillón, se venía una conversación sería.

-Sí, conocí a una chica en la playa. La hubieras visto padre, era preciosa, parecía un ser mágico, no era normal su belleza.

-¿Le hablaste? ¿Cómo se llama?

-Ambas, no. No pude hacerlo, pero espero hacerlo cuando la vuelva a ver.

-Bien. Si es una persona tan impresionante debes cuidarla como tal. ¿Lo tienes claro?

¿Qué insinúa?

Se qué no tengo una buena vida, qué continuamente estoy de fiesta y arriesgando mi vida, pero jamás le haría daño.

-Por supuesto papá. La cuidaría como una joya preciosa.

-Bien, me alegro por mi hijo, se va a convertir en un hombre.

Me rio de sus delirios.

-Vamos a dormir mejor papá, tengo que despertar temprano para trabajar.

Ambos nos levantamos y nos dirigimos cada uno a su habitación. Dormir nunca había sido tan difícil, pero desde que la vi solo pienso en ella.

-Qué me has hecho ángel - susurro antes de acomodarme para dormir.

~~~

Al despertarme me doy cuenta que no he dormido nada.

Oficial, no podré dormir más.

Tomo una ducha antes de vestirme para el trabajo matutino, uso lo mismo de siempre vistiendo como alguien que no soy.

No creo que me despidan por mi aspecto, hago bien mi trabajo, pero mejor no arriesgo. Necesito este trabajo, mi hermana lo necesita.

Suena mi teléfono.

Contesto la llamada de un número desconocido.

-¿Aló? - dijo al teléfono.

-Hola, ¿Habla Christopher? - dice un hombre con voz elegante al otro lado.

-Sí, con él - digo poniéndome un poco ansioso.

-Habla Maximiliano, soy asistente de la señora Mónica.

Llamo para repetir la oferta que le hizo anoche. El sueldo es mayor al ofrecido.



#520 en Joven Adulto

En el texto hay: sirenas, romance, motos

Editado: 21.02.2025

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