portadores de rayos

Capítulo 6: Miedo

El aire en el patio de la casa era como siempre, pero esta vez pareció de alguna manera más sobre acogedor que de costumbre, ella sabía que nada había cambiado en ese aire, aun así, el peso de las cosas que sabía que terminaría haciendo le pesaba y cambiaba un poco la visión del todo cuanto sabía. También se dio cuenta de que todos los entrenamientos que estaba teniendo con su padre eran al final de cuentas para matar. Ellos, su hermano, su padre y seguramente ella en un futuro, todos estaban atados a un destino lleno de carne quemada.

Cuando comenzó ni por un solo momento se planteó que tendría que matar, por lo que había escuchado la muerte que era propinada por un refulgente no era agradable, el día que se le fue dada la pluma que portaba en el cabello su padre había matado a un hombre solo para hablar con ella. Cuando le quitó las cosas fue capaz de ver la carne carbonizada. Era distinto ver un cadáver a hacer uno. ¿su hermano ya habría matado?

Ella miró a su hermano con nuevos ojos, toda esa determinación que siempre tenía en la mirada ahora tenía otro matiz. Ya no era más la mirada de un joven decidido, ahora era la mirada de un asesino sediento de sangre.

No lo podía aguantar más, la idea de terminar con una vida se le antojaba repulsiva. Por supuesto que lo había pensado antes, cuando vivía en las calles, después de vender su cuerpo, después de una brutal paliza incluso cuando moría de hambre y alguien le arrebataba la comida. Había algunos que, sí que lo hacían, pero ella por mucho que quiso nunca cruzó la línea, era el último rescoldo de humanidad que le quedaba. Ahora que todo su demás ser estaba siendo reconstruido lentamente, le pedían que matara.

—botoncillo.

Una voz familiar sonaba muy a lo lejos, justo ahora su mente no quería escuchar esa voz en concreto, no sabía que pensar sobre ella. ¿Porque de repente le importaba tanto matar a alguien? cuando se le pasó por la cabeza antes ella no le dio tanta importancia. ¿sería porque ahora sabía que seguramente fuera capaz de hacerlo cuando antes no? Como una puerta que estaba ahí, pero que nunca sería capaz de abrir y ahora sí. Tal vez fuera otra cosa, como algo en su interior que le dijese que si cruzaba esa puerta perdería algo que no podría recuperar.

—Botoncillo!

De nuevo esa voz. Matar no le había quitado la sonrisa a su padre y su hermano parecía contento a todas horas, además de completamente orgulloso de ser el hijo de “El demonio del viento”. ¿El problema era meramente de ella? Todos en la casa no tenían problema de convivir con una persona cuyas bajas se contaban por cientos. De todas maneras ¿porque le estaba dando vueltas al tema? Quizás lo que la asustaba no era matar si no morir. Además de una forma violenta. ¿ser atravesada por un rayo dolía?

—Niltlea.

—¿Si? —fue todo lo que pudo decir, su mente todavía estaba en el borde de ningún sitio.

 

Aquellas palabras, ese nombre. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando tenía a su padre a la altura de su rostro y tenía su única mano apoyada en uno de sus hombros, en algún momento que no recordaba se había quedado parada. Sabía que eso conllevaba un castigo y se preparó para recibir la regañina que le precedía.

—tomemos un descanso, creo que ninguno de ustedes está en condiciones de hacer ejercicios físicos el día de hoy, puede que necesiten toda la semana para que digieran todo lo que está pasando.

Las palabras de su padre la tomaron por sorpresa, e inmediatamente su mirada pasó al rostro de xiuh, el cual era distante, como de estar presente, pero no estar ahí. Aun con todo los dos siguieron a su padre hasta la placita donde entrenaban con los discos.

—no sé qué lo esté provocando, aunque tengo una idea, pero los dos tienen miedo. —la voz de su padre era seria, sin embargo, no tenía ni una sola pizca de reproche impresa en ella—.

—¡por supuesto que no! —su hermano reaccionó a las palabras de su padre como una rata cuando ve a un gato—.

—ah ¿no? Entonces dime ¿Qué es lo que te tiene tan distante, fuera de ritmo, macilento y descubierto?

—es… solo que… todo pasó muy de prisa, aún no he sido capaz de pelear a un buen nivel y ahora resulta que tengo que matar a un monarca. Por lo que tengo entendido son personas que están hasta arriba de protección en todo momento. —aunque él no lo quisiese admitir la voz le temblaba un poco, en verdad tenía miedo. Ella se permitió dejar ir un poco del respeto que le tenía a su hermano.

—tienes miedo por tu falta de confianza en lo que sabes. Y tu niltlea ¿a qué le tienes miedo?

Por supuesto ella no le tenía miedo a nada, la vida que había llevado te enseñaba a ser analítica, tener miedo de cosas irracionales era un lujo que ella no se podía dar. Solo los niños de buenas familias les tenían miedo a monstruos o cosas por el estilo. Ella estaba por sobre de eso, lo sabía. Lo que a ella le pasaba era que no le gustaba la idea de tener que matar a alguien. Al final se había decidido que eso era lo que le causaba conflicto. Y por lo tanto esa era su respuesta.

—ahh… ah. —las palabras no le salían por la boca, sabía lo que tenía que decir, pero por algún motivo no era capaz de hacerlo. Sentía un nudo en la garganta y la boca seca.

No entendía lo que estaba pasando, ella ¿tenía miedo?, pero ¿de qué? Mientras más revisaba en su mente más se daba cuenta de que nada estaba fuera de lugar, de verdad lo único era eso, la idea de matar a alguien. Aunque también se daba cuenta que no era esa la fuente del miedo, ¿o sí? Seguramente su padre había visto mucha gente con miedo en la cara, con su hermano no se había equivocado, ¿tampoco con ella? Ahora dudaba que de verdad estuviera sin miedo.



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En el texto hay: medieval, asesinos a sueldo, accion con poderes

Editado: 19.03.2021

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