Portal de Sombras

Capítulo 5

Después de la clase, las chicas fueron al comedor para almorzar. Comentaban lo bien que lo habían pasado y lo que había sucedido en el patio. Gianna caminaba lentamente y vio a Berenice acercarse a Ethan, pero no pudo escuchar su conversación. Se sintió un poco decepcionada al ver lo cercanos que eran, era obvio que Berenice estaba coqueteando con él. Sarah notó que Gianna los observaba.

—Mira hacia adelante, disimula un poco, —le sugirió. —No vayan a pensar que estás interesada en Ethan. —

Gianna se mantuvo en silencio.

Gianna no sentía hambre, a pesar de que había disfrutado la clase, no podía evitar pensar en su madre. Elena, quien estaba junto a ella, se acercó y le susurró al oído que después del almuerzo fuera a la oficina, ya que la Sra. Davis la estaba esperando. Una vez terminada la comida, Gianna siguió las instrucciones.

Elena acompañó a Gianna hasta la oficina de la señora Davis, un ambiente adornado con estanterías repletas de libros antiguos y frascos que contenían ingredientes misteriosos. La habitación se iluminaba con la luz del sol que entraba por un gran ventanal, destacando un imponente escritorio de madera oscura en el centro.

Con una voz suave pero firme, la señora Davis le indicó a Gianna que tomara asiento. Con algo de nerviosismo en su mirada, Gianna preguntó:

—¿Qué sucede? ¿Qué necesita decirme?

La señora Davis suspiró profundamente antes de revelar:

—Sé qué crees que tu madre ha fallecido, pero eso no es cierto.

—¿Qué? —exclamó Gianna con sorpresa en sus ojos.

Con seriedad, la señora Davis le informó que su madre se encontraba en un profundo sueño inducido por un poderoso hechizo. —Ha sido secuestrada por una hermandad de brujas con intenciones de dominar el mundo, —continuó.

—¿En dónde se encuentra? ¿Cómo puedo hallarla?, —preguntó la joven con lágrimas en los ojos.

—No tenemos información precisa sobre su ubicación, —respondió la señora Davis, acercándose a Gianna y posando su mano en su hombro. —Estas hechiceras han ocultado muy bien sus huellas. Sin embargo, sabemos que posees el poder para rescatarla. Por eso estás aquí, en esta escuela. Para aprender y prepararte. —

Secándose las lágrimas y con determinación en su voz la muchacha replicó:

—Haré lo que sea necesario. ¡Encontraré a mi madre y la salvaré! —

—Esa es la actitud que necesitaremos. Debes ser fuerte, Gianna. La tarea que te espera no será fácil. Pero no estarás sola. Todos aquí estamos para apoyarte.

—Gracias, Sra. Davis. No dejaré que estas brujas se salgan con la suya.

—Se que no lo harás, —le dijo la señora Davis con orgullo. —Ve a descansar o a conocer a las muchachas, recuerda que a las siete es la cena. Mañana seguirás con el entrenamiento. Entiendo que todo esto es nuevo para ti pero debes entender que no eres una chica común, eres un bruja y es lamentable que tu madre, siendo una excelente bruja, nunca te haya preparado ni revelado la verdad. Se suponía que tendrías tu iniciación a los dieciocho años, y con dedicación y esfuerzo lograremos llevarla a cabo para tu cumpleaños. —

—¿Mi madre una bruja? —Preguntó la muchacha con asombro. —¿Cómo es posible? — Continuó.

Patricia asintió. —Tu madre es una bruja con mucho poder, pero siempre lo ha rechazado y renunció a nuestra organización hace muchos años.

—¿Y por qué?

—No estoy segura, y tampoco me corresponder decírtelo, lo que si estoy segura que cuando encontremos a tu madre ella podrá explicártelo todo.

Con estas palabras Gianna se quedó mirando por la ventana, el sol brillaba intensamente, mientras la determinación se apoderaba de su corazón.

***

Gianna se dirigió al jardín y tomó asiento en uno de los bancos que rodeaban la estatua, observando a su alrededor con curiosidad. Dos chicas llamadas Nora y Eva, que ocupaban el banco contiguo, se acercaron a ella con sonrisas en sus rostros.

—Hola Gianna —saludó Nora con una sonrisa.

—Yo soy Eva. Bienvenida a la escuela. ¿Cómo te sientes? —preguntó Eva.

—Un poco abrumada, algo perdida pero emocionada al mismo tiempo —respondió Gianna.

—Lo entiendo. Los primeros días suelen ser un torbellino. ¿Qué opinaste de la clase de magia hoy? —preguntó Nora.

—Fue increíble, nunca había visto algo así. La profesora Berenice me impresionó mucho —dijo Gianna con entusiasmo.

—Sí, es asombrosa. Aunque algunos hechizos pueden resultar complicados al principio, ella es muy paciente —replicó Eva.

En ese momento, Ethan caminaba por el patio con un aire seguro de sí mismo. Su presencia parecía captar la atención de todas las chicas antes de dirigirse hacia la cocina de la mansión.

—Ese es Ethan —susurró Eva. — Es muy talentoso con la magia.

—¿También es brujo? —preguntó Gianna.

—No —respondió Nora riendo. — Él es un demonio.

—¿Cómo? —expresó sorprendida Gianna. No parece un demonio. Ni siquiera pensaría que los demonios fueran reales, él parece un ángel.

—Sí, es muy atractivo, pero está prohibido para las brujas. Las brujas y los demonios no pueden tener una relación, es una abominación, es castigo que puede llevarte a la muerte.

—No creo que sea cierto, —respondió Gianna— Creo que ven demasiadas películas. —agregó.

—Es la verdad —dijo Nora—. Ellos caminan sobre la tierra como humanos normales; la mayoría poseen una belleza sobrenatural.

—¿Hay muchos demonios aquí? —preguntó Gianna con curiosidad.

—Solo los exiliados, pero son difíciles de reconocer aquí en la tierra.

—¿Y por qué Ethan fue expulsado?

—No lo sabemos. Elena lo trajo a vivir a la mansión porque Ethan quería sentirse cerca de su hermano —respondió Eva.

—¿Y dónde está su hermano?

Eva y Nora se miraron entre ellas sin responder.

De repente, una joven de cabello rizado y una sonrisa amable se acerca a ellas.

—Hola, soy Maya —se presenta la chica.

—Hola —responde Gianna tímidamente.



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En el texto hay: romance juvenil, brujas, magia

Editado: 27.09.2024

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