Capítulo 9

Patricia se encontraba sentada detrás de su elegante escritorio de madera oscura, revisando minuciosamente los documentos que tenía delante. Elena, su mano derecha y responsable de las jóvenes aprendices, permanecía de pie frente a ella con una expresión seria pero tranquila. A través del ventanal, la luna menguante ya se vislumbraba en el horizonte, indicando que había pasado una semana desde la llegada de Gianna a la mansión.

—Elena, me gustaría conversar contigo sobre Gianna —dijo Patricia observándola detenidamente. —Estoy interesada en saber cómo está progresando en su entrenamiento.

—Por supuesto, Patricia. Gianna es... especial. Todavía está explorando su verdadero potencial, pero se adapta rápidamente. Se nota que posee un talento innato para la magia, aunque aún no es plenamente consciente de lo poderosa que puede llegar a ser. —

—Sabemos que es una bruja poderosa por herencia y ha sido elegida para un propósito importante en nuestra organización. ¿Ha mostrado alguna señal de habilidades extraordinarias? —preguntó con gesto pensativo.

—Sí, en varias ocasiones. Durante una sesión de práctica, logró conjurar un hechizo de protección avanzado sin siquiera proponérselo. Además, tiene una conexión profunda con los elementos. Su dominio sobre el fuego y el agua es particularmente destacable, aunque ella aún no percibe lo inusual de sus habilidades —respondió Elena tras reflexionar unos instantes.

—Eso suena muy prometedor. Pero, ¿cómo está gestionando toda esta información? —inquirió Patricia inclinándose hacia adelante.

—Está un poco abrumada, como era de esperarse. Pero también es curiosa y tiene una gran determinación. Quiere entender quién es y cuál es su papel aquí. Estamos trabajando en fortalecer su confianza y su control sobre sus poderes. — La voz de Elena se volvió más suave.

—Es crucial que entienda su responsabilidad. Pero no debemos apresurarla. Necesita tiempo para adaptarse y aceptar su destino. ¿Cómo se lleva con las otras muchachas? — Asintió lentamente.

—Ha hecho algunas amigas. Las otras chicas la han aceptado bien, aunque algunas están un poco celosas de su talento natural. Pero Gianna es humilde y está dispuesta a ayudar a los demás, lo que ha facilitado su integración, — dijo Elena mientras sonreía levemente.

El rostro de Patricia dibujó una sonrisa de satisfacción. —Me alegra oír eso. Debemos mantenerla en el camino correcto y asegurarnos de que reciba todo el apoyo que necesita. Su éxito es fundamental para nuestra causa.

—Lo sé, Patricia. Estoy supervisando su progreso de cerca y me aseguraré de que reciba la mejor formación posible, — dijo Elena, su tono firme pero cuidadoso. —Gianna tiene un gran potencial, y con el tiempo, estoy segura de que se convertirá en una gran hechicera. —

Patricia asintió lentamente, sus ojos calculadores reflejando una mezcla de aprobación y cautela. —Espero que así sea, Elena. El futuro de muchos depende de su éxito. No podemos permitirnos errores en su entrenamiento. —

—Lo entiendo, — respondió su asistente, manteniendo su mirada fija en Patricia. —No te preocupes, me encargaré de que Gianna esté preparada para lo que venga. —

—Muy bien, Elena. Confío en tu juicio y en tu capacidad para guiarla. Mantenme informada de cualquier avance significativo. El destino de nuestra organización depende de ella.

—Así lo haré, Patricia. — Asintió Elena con determinación.

Las dos mujeres intercambiaron una mirada de entendimiento y compromiso, conscientes de la importancia de su misión y del papel crucial que Gianna desempeñará en el futuro de la organización.

*****

Gianna se desplazó con paso ligero a través del oscuro y silencioso patio de la mansión en busca de Ethan. Después de un tiempo, escuchó voces que provenían de un gazebo en el lateral derecho. Se aproximó con cuidado y se ocultó detrás de unos arbustos, procurando no hacer ruido. Desde allí, observó a Ethan conversando con Berenice.

—Ethan, no entiendo por qué insistes en alejarte de mí. Pensé que podríamos tener un futuro. ¿Por qué no podemos estar juntos? —Dijo Berenice con frustración en su voz.

—Berenice, lo que siento por ti es una profunda amistad. Disfrutamos juntos, pero no puedo ofrecerte nada más. Lo lamento. Hay aspectos que han cambiado y no puedo hacer como si no existieran —contestó Ethan, mirándola a los ojos con firmeza.

Berenice cruzó sus brazos. —¿Qué cosas han cambiado, Ethan? ¿Por qué no puedes darme una razón concreta?

Gianna se ocultó en la sombra, conteniendo el aliento mientras intentaba escuchar cada palabra sin ser vista. Ethan desvió la mirada de Berenice. —No puedo decirte por qué, Berenice. Es complicado. Solo deseo que comprendas que no podemos volver a lo que éramos, pero siempre contarás con mi amistad. —

Berenice, incapaz de contener su rabia, liberó una explosión de energía, incinerando algunas flores alrededor del gazebo.

— ¿Es por otra persona? ¿Hay alguien más en tu vida?

—Berenice, te pido que no sigas insistiendo. Es mejor de esta manera, —dijo con un profundo suspiro.

Berenice avanzó hacia Ethan y agregó:

—Si hay alguien más, juro que tarde o temprano me enteraré, soy Berenice. Y te arrepentirás, Ethan.

Gianna sintió un nudo en el estómago al escuchar esto, pero no se mueve ni emite ningún sonido.

—Lo que siento es genuino, pero hay razones por las que no puedo compartirlo con nadie. Ni contigo, ni con ella.

—¿Ella? ¿Entonces es cierto? ¿Hay alguien más? —Preguntó sorprendida y herida.

—Berenice, suéltalo. No sigas haciéndote daño, los dos sabemos que no había nada entre nosotros. Lo nuestro siempre ha sido solo una amistad y tú lo reconociste. —Ethan intentó mantener la serenidad mientras hablaba.

—No puedo creer que me estés haciendo esto, Ethan. Pensé que significábamos algo para ti. —Dijo Berenice mientras retrocedía.

—Lo siento. — Expresó Ethan con voz suave pero firme.