La oficina de Patricia estaba decorada con elegancia y sobriedad, reflejando su autoridad y sabiduría. Sin embargo, la atmósfera se tornó tensa en cuanto Darlene, con su actitud prepotente, entró sin siquiera llamar a la puerta. Darlene, siempre impecablemente vestida, con un aire de superioridad que la envolvía, llevaba un traje negro y una chaqueta de terciopelo, su cabello plateado cuidadosamente peinado.
Darlene sin pedir permiso, se sentó en una silla frente al escritorio de la directora. —Patricia, querida, tenemos asuntos que discutir.
Patricia, quien estaba revisando unos documentos, levantó la vista y la miró con frialdad. Se tomó un momento antes de responder, marcando la diferencia en su comportamiento de calma y control. —Darlene, tu falta de modales siempre es un placer. ¿A qué se debe esta visita? —Dijo la bruja directora con voz firme.
—Estoy aquí para hablar sobre la iniciación de Sarah. Creo que ambas sabemos que su tiempo ha llegado. —Respondió cínicamente.
Patricia se reclinó en su silla, considerando cuidadosamente sus palabras. —La iniciación de Sarah es un asunto delicado. No podemos apresurar las cosas.
—No hay nada que apresurar, Patricia. La iniciación debe realizarse y punto. He sido más que paciente. —Interrumpió Darlene.
—Entiendo tu posición, Darlene. Pero debo asegurarme de que Sarah esté completamente preparada. No tomaré riesgos innecesarios con su vida. —Respondió Patricia con serenidad.
Darlene frunció el ceño, claramente irritada y en tono amenazante le dijo:
—¿Y qué hay de los riesgos que tú tomas con tus alianzas? He oído que has estado haciendo pactos y acuerdos que no benefician a nuestra comunidad.
Patricia se mantuvo imperturbable. —No es de tus asuntos, Darlene. Pero ya que insistes, dejaré claro que los rituales con los demonios deben cesar. Estás jugando con fuego y podrías desencadenar una guerra que ninguna de nosotras desea.
Darlene se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con determinación. —La guerra no es algo que tema, Patricia. Pero déjame advertirte, si sigues interfiriendo, las consecuencias serán inevitables. No entiendo porque defiendes tanto a los demonios.
Patricia la miró directamente, sin mostrar signos de intimidación. —No estoy dispuesta a arriesgar la seguridad de mis chicas ni de nuestra comunidad por tus ambiciones. Te lo advierto, Darlene. Debemos encontrar una solución pacífica. —Dijo la directora con voz firme.
Darlene cambió de tema bruscamente, demostrando que la conversación sobre los demonios no le interesaba más. —Hablemos de Gianna. He oído cosas interesantes sobre ella.
—Gianna es una de mis mejores estudiantes. Su progreso es notable. Y ella no es tema de conversación.
—¿Porque tanto interés en la chica? —Insistió Darlene.
—No es de tu incumbencia. —Interpeló la bruja.
Darlene esbozó una sonrisa maliciosa, pero su interés se intensificó aún más. —Después de la iniciación de Sarah, quiero que regrese a casa. Es momento de que se reencuentre con su familia y conozca nuestras auténticas tradiciones, —dijo, cambiando el tema una vez más.
Patricia apretó los labios, sabiendo que Darlene no aceptaría un no por respuesta. —Haré lo que pueda. Pero te pido que seas razonable y no pongas a Sarah en peligro.
—No la estoy poniendo en peligro, todo lo contrario, pero ya veremos, Patricia. Ya veremos. —Dijo mientras se levantaba.
Sin más palabras, Darlene salió de la oficina, dejando tras de sí una estela de tensión. Patricia se quedó mirando la puerta cerrada.
La tensión en la oficina de Patricia apenas había comenzado a disiparse cuando un leve golpe en la puerta anunció la presencia de Elena. La bruja directora, aun procesando la conversación con Darlene, invitó a Elena a entrar. —Entra, Elena. —Dijo en un suspiro.
Elena, siempre diligente y perceptiva, entró rápidamente, cerrando la puerta tras de sí. —Acabo de ver a Darlene salir. ¿A qué se debía su visita? —Preguntó con preocupación.
Patricia se tomó un momento antes de responder, sus pensamientos aún entrelazados con las advertencias de Darlene. —Darlene vino a discutir la iniciación de Sarah. Parece que su paciencia se ha agotado.
Elena frunció el ceño: —¿Y qué decidiste?
—Prepararemos la iniciación de Sarah. No tenemos otra opción en este momento. —Expresó Patricia con determinación. —Me preocupa la chica, pero está en su derecho, lo que haga la abuela después ya no me corresponde. Sarah igualmente debe opinar por sí misma.
Elena asintió, comprendiendo la urgencia. —¿Cuándo deberíamos comenzar los preparativos?
—De inmediato. No podemos permitirnos retrasos.
Elena hizo una pausa: —¿Hay algo más que debería saber? — Preguntó notando la tensión en el rostro de Patricia.
Patricia se levantó de su silla y comenzó a caminar por la habitación, sus pensamientos claramente agitados. —Sí, hay algo más. Tengo razones para creer que la Organización Oscura podría estar detrás de la desaparición de Rebecca, la madre de Gianna.
Elena abrió los ojos con sorpresa y preocupación.
—No tengo pruebas, pero las coincidencias son demasiadas. Rebecca desapareció poco después de que comenzáramos a sospechar de las actividades de Darlene nuevamente con los demonios. Y ahora, Darlene está más interesada en Gianna de lo que debería, aunque trató de disimular.
Elena asintió lentamente, procesando la información. —Entonces, no solo debemos preparar a Sarah para su iniciación, sino también proteger a Gianna y descubrir la verdad sobre Rebecca.
—Exactamente. No podemos permitir que Darlene continúe con sus planes sin oposición. Mantén un ojo atento sobre Gianna y Sarah. Y asegúrate de que las otras chicas estén seguras. Elena, quiero saber sobre Ethan. ¿Cómo ha estado comportándose? ¿Ha habido alguna novedad con él?
Elena tomó un momento para considerar su respuesta. — Ethan ha sido... peculiar. A veces parece realmente interesado en ayudar, especialmente con el jardín y las tareas más mundanas. Pero he notado que pasa mucho tiempo cerca de Gianna.