Portal de Sombras

Capítulo 37

Sarah llegó hasta la Mansión Celestite, nerviosa y decidida a advertir a sus amigas. Elena la recibió en la puerta, su expresión era una mezcla de preocupación y alivio.

—¡Sarah! Qué bueno verte. Ven, vamos adentro. Llamaré a Nora y Eva. — Saludó la encargada de la mansión.

Elena condujo a Sarah hasta el salón principal mientras llamaba a sus amigas. No pasó mucho tiempo antes de que Nora y Eva entraran, ambas con rostros ansiosos. Ambas chichas se emocionaron al ver a Sarah y las tres se abrazaron en un saludo.

—¡Sarah! ¿Cómo has estado? Te hemos extrañado, —habló Nora.

—Si, cuéntanos todo. ¿Cómo te ha ido allá afuera? —Preguntó Eva.

—Yo también las he extrañado, pero ¿Dónde está Gianna? —inquirió la bruja.

Elena se unió al grupo, su rostro mostraba signos de cansancio.

—Sarah, hay algo que debes saber. Gianna y Maya han estado desaparecidas desde hace un día. No hemos podido encontrarlas. — Informó Elena.

Sarah se quedó atónita, pero trató de mantener la compostura.

—¿Desaparecidas? Oh, Dios... ¿desaparecieron durante el ataque? —inquirió la joven bruja con interés.

—No, fue después, justo al día siguiente de que te fuiste a casa —contestó Elena.

—¿Y cómo está Berenice?

—Aún se está recuperando —Elena miró a Sarah con una expresión de preocupación antes de salir de la habitación, dejándolas solas para conversar. —Te veré más tarde, Sarah; tengo deberes que cumplir.

—Por supuesto, Elena, lo entiendo —respondió Sarah.

—Tengo que contarles algo en secreto. Gianna y Maya iban a encontrarse con la Hermandad de la Noche Eterna. — Habló Sarah en voz baja.

Nora y Eva intercambiaron miradas de preocupación.

—¿Por qué no nos informaron? —inquirió Nora.

—La hermandad solo pidió la presencia de Gianna y Ethan, y, por supuesto, Maya los acompañaría.

—¿Deberíamos decírselo a Elena? No podemos mantener esto en secreto. —comentó Eva. —¿Creen que les haya pasado algo malo? —añadió.

—No estoy segura, chicas. La verdad es que es preocupante porque hay mucho más de lo que parece; ahora no puedo darles detalles, pero prometo que lo haré tan pronto como regrese Gianna. —dijo Sarah con un tono pesado. —Voy a ver a Berenice, ya vuelvo.

Mientras Sarah visitaba a Berenice, las otras dos chicas discutieron intensamente sobre si debían informar a Elena o no, pero decidieron dejar la elección en manos de Sarah.

*****

Sarah subió las escaleras y se dirigió a la habitación de Berenice, encontrándola mucho mejor.

—Hola Berenice, —saludó Sarah. —Me alegro verte mejor, me dejaste muy preocupada.

—Gracias, Sarah —afirmó la maestra. Pero no será sencillo vencerme —agregó, tosiendo suavemente entre risas. El semblante de Berenice se tornó un tanto más serio y preguntó:

—Sarah, sé que tú y Gianna son buenas amigas. ¿Tienes alguna noticia sobre ella?

Sarah vaciló brevemente, pero la honestidad en los ojos de Berenice la persuadió. —Sí, Berenice. Gianna y Maya fueron a encontrarse con la Hermandad de la Noche Eterna.

Berenice se quedó en silencio, asimilando la información. —Gracias por decírmelo, Sarah. ¿Sabes algo más? —añadió.

—La verdad es que no. Apenas me enteré de que mis amigas no han vuelto y eso me inquieta, —respondió Sarah con gran preocupación.

—Lo comprendo, es arriesgado encontrarse con la hermandad. Sé que no me contarás por qué Gianna decidió ir a verlas, pero quiero decirte algo, Sarah: Gianna es más fuerte y capaz de lo que imaginas para enfrentarse a esas brujas. No tengo dudas sobre sus habilidades —expresó Berenice.

—Hay algo más, —comentó la estudiante con incertidumbre. La Organización Oscura está tramando un ataque y su intención es incriminar a los demonios. Te ruego que no digas que fui yo quien te lo contó, pero deben estar listas. —

Berenice cerró los labios con preocupación evidente. —Gracias, Sarah. Valoro tu honestidad. Nos aseguraremos de estar preparadas. —

Sarah asintió con un peso en el corazón. Se despidió de Berenice y volvió al salón principal para despedirse de sus amigas.

*****

Sarah regresó a la sala principal donde sus amigas aun la esperaban y Elena quien se había vuelto a unir a ellas.

—Cuídense, chicas. La situación es más peligrosa de lo que creemos. —Afirmó Sarah al despedirse.

Elena la acompañó hasta la puerta, su expresión era de agradecimiento y preocupación. —Sarah, por favor, si sabes algo más sobre Gianna, infórmame de inmediato. —

—Lo haré, Elena. Prometo mantenerte informada.

Sarah se despidió con un abrazo y se fue, llevándose consigo una combinación de esperanza y ansiedad en su corazón.

*****

Gianna, Ethan y Maya regresaron a Jonesville con una sensación agridulce. Gianna y Maya se dirigieron a la mansión Celestite para informar a sus amigas de su regreso y la situación con Marina, mientras Ethan se preparaba para una tarea más dolorosa: informar a Saul sobre la muerte de Marina.

Ethan llegó al Tártaro, un lugar sombrío y desolado, y se dirigió a la caverna donde sabía que encontraría a Saul. Su corazón latía con fuerza, sabiendo que la noticia que traía destrozaría a su amigo. Al entrar, encontró a Saul esperando, su rostro se iluminó al ver a Ethan, pero esa luz se apagó rápidamente cuando notó la seriedad en los ojos de su amigo.

—Ethan, ¿qué pasó? ¿Dónde está Marina? —preguntó el demonio con angustia.

Ethan bajó la mirada, su voz apenas un susurro. —Saul, lo siento... Marina... no lo logró.

El rostro de Saul se contorsionó en una mezcla de incredulidad y furia. Sin previo aviso, se lanzó sobre Ethan, golpeándolo con toda la fuerza de su desesperación. —¡No! ¡Mientes! ¡Debiste protegerla! —Gritó Saul.

Ethan se dejó golpear, sabiendo que Saul necesitaba liberar su dolor. Los golpes llovían sobre él, pero no se defendía, aceptando la culpa que ya pesaba sobre sus hombros.



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En el texto hay: romance juvenil, brujas, magia

Editado: 14.11.2024

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