Portal de Sombras

Capítulo 28

Ethan descendió al Tártaro, sus pensamientos centrados en la reciente batalla y la necesidad de evitar más conflictos. Al llegar al escondite del grupo La Disidencia, sus ojos se encontraron inmediatamente con Greg, el demonio vampiro que había herido a Berenice. La ira bullía en su interior y no pudo contenerse.

—¡Greg! gritó Ethan, avanzando con pasos decididos. —¿Qué demonios le hiciste a Berenice?

El vampiro sonrió despectivamente:

—Solo hice lo que se debía hacer. ¿O acaso has olvidado lo que somos, Ethan?

Sin previo aviso, Ethan se lanzó contra Greg, golpeándolo con un puñetazo en la mandíbula que lo hizo retroceder. Greg reaccionó rápidamente, esquivando el siguiente golpe y devolviendo el ataque con una patada que derribó a Ethan. Ambos cayeron al suelo, enzarzados en una pelea feroz. Puñetazos y patadas volaban, cada golpe impregnado de una furia ancestral. Ethan logró inmovilizar a Greg contra una roca, pero Greg, con su fuerza vampírica, rompió el agarre y lanzó a Ethan hacia un grupo de demonios que observaban. Ethan se levantó rápidamente, limpiándose la sangre del labio partido, y se preparó para otro asalto.

—¡Basta! —La voz autoritaria de Saul resonó, silenciando el bullicio del entorno. Saul, se interpuso entre los dos combatientes, separándolos con un gesto.

—Esto no resolverá nada, —dijo Saul, mirando a ambos con dureza. —Greg, retírate.—

Greg, aun resoplando de la pelea, lanzó una última mirada asesina a Ethan antes de apartarse.

Ethan, respirando con dificultad, se dirigió a Saul. —Gracias por detener la pelea. No vine aquí para más conflictos. Quería agradecerte por retirar a tus hombres de la mansión. Se que Marina intervino por mí, y lo aprecio.

Saul asintió, su expresión permaneciendo imperturbable. —Marina siempre ha tenido un juicio sólido. No atacaremos la mansión Celestite de nuevo. Pero no estaremos de brazos cruzados. Estamos preparando un nuevo ejército para enfrentarnos a la Organización Oscura. Si ellas son los responsables de los rituales y de la captura de Mauricio. No pararemos hasta detenerlas.

Ethan asintió, reconociendo la determinación en los ojos de Saul. —Entiendo. Haremos lo que podamos para ayudar desde nuestro lado. Esta guerra no debe continuar. Por eso es por lo que debo encontrar a la bruja que tiene el alma de Dylan. Tal vez así, podamos liberar a todos los otros demonios que han sido capturados.

Saul miró a Ethan, su tono serio pero sincero. —Estamos en esto juntos, Ethan. Protege a los tuyos y nosotros haremos lo mismo. Pero no olvides, la lealtad es lo único que nos queda. La verdad no creo que sea posible que alguno de los demonios pueda regresar, de ser así ¿Porque el Rey Astarot no hizo nada por ninguno de los del pueblo? Piénsalo Ethan, el rey tiene todo el poder y los recursos para buscar a las asesina de su esposa y no lo ha hecho porque sabe que es vano. Déjalo ir.

—No me rendiré Saul. — Con esas palabras, Ethan se despidió, su mente ya planeando los próximos pasos para proteger a las brujas de la mansión Celestite y continuar con la búsqueda de su hermano Dylan para evitar una catástrofe mayor.

*****

Mientras en la mansión Celestite, el ambiente estaba tenso y cargado de incertidumbre. Las jóvenes brujas se reunieron en el cuarto de Sarah, donde ella estaba empacando sus cosas con expresión de tristeza y resignación. La noticia de que su abuela, Darlene, la recogería debido a la supuesta inseguridad de la mansión pesaba en el aire. Maya y Gianna intercambiaban miradas significativas, ambas conscientes de la información que habían escuchado de los demonios: Darlene tenía un papel en los secuestros y rituales con demonios. A pesar de que Sarah no estaba al tanto de las acciones de su abuela, el dilema moral de cómo y cuándo revelarle la verdad las atormentaba.

—¿Estás segura de que te quieres ir, Sarah? —preguntó Gianna, tratando de mantener su voz firme y tranquila.

Sarah, colocando cuidadosamente un libro en su maleta, asintió. —No tengo opción. Mi abuela cree que estaré más segura con ella. Además, después del ataque, yo tampoco me siento protegida aquí.

Maya y Gianna intercambiaron otra mirada antes de que Maya tomara la palabra. —Entendemos, pero... nos preocupa lo que pueda pasar si te vas con ella.

Sarah frunció el ceño, confundida. —¿Qué quieres decir? ¿Sabes algo que yo no?

Gianna decidió intervenir antes de que la conversación se desviara demasiado. —Es solo que hay muchas cosas que no sabemos sobre lo que está pasando. Queremos asegurarnos de que estés a salvo, pero también queremos que tú sepas lo que realmente está sucediendo.

Sarah miró a sus amigas, desconcertada pero agradecida por su preocupación. —Les agradezco que se preocupen por mí, pero tengo que confiar en mi abuela. Ella solo quiere lo mejor para mí.

Mientras Sarah seguía empacando, Maya y Gianna se apartaron un poco para discutir en voz baja.

—No podemos decirle todo ahora, susurró Maya. —No sabemos cómo reaccionará. Además, tenemos que enfocarnos en la visita a la Hermandad de la Noche Eterna. Tal vez lo conveniente es que Sarah se vaya con su abuela por ahora, luego haremos algo para que se devuelva a la mansión.

Gianna asintió, consciente de la delicadeza de la situación. —Tienes razón. Debemos planear con cuidado. La Hermandad de la Noche Eterna es nuestra única esperanza de obtener respuestas sobre la bruja que tiene el alma de Dylan.

Maya respiró hondo. —Debemos estar preparadas para cualquier cosa. Estas brujas son peligrosas y pedirán algo a cambio que podría ser muy costoso para nosotros o para ustedes, mejor dicho.

Gianna miró a Sarah una vez más, sintiendo una mezcla de tristeza y determinación. —Lo sé. Pero debemos hacerlo. No podemos dejar que estas guerras continúen, y encontrar a la bruja es clave para detenerlo todo.

En ese momento, se escucharon pasos en el pasillo y la puerta se abrió para revelar a Darlene, con su presencia imponente y su mirada evaluadora. Sarah levantó la vista y sonrió, aunque con un toque de melancolía.



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En el texto hay: romance juvenil, brujas, magia

Editado: 14.11.2024

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