Mientras tanto, en la casa de Darlene, Sarah se sentía aburrida y sola. Extrañaba a sus amigas y la camaradería que compartían. Para matar el tiempo, decidió subir al ático, un lugar lleno de recuerdos. Al llegar, observó los viejos baúles y cajas llenas de objetos mágicos y personales que su familia había acumulado a lo largo de los años. Recordar el momento en que descubrió que era bruja le dibujó una sonrisa en el rostro. Se veía a sí misma como una niña, encontrando por primera vez un grimorio y sintiendo la energía mágica correr por sus venas.
Después de pasar un rato en el ático, Sarah decidió regresar a su habitación. Al abrir la puerta, se sorprendió al ver a su prima Isabelle esperándola, con una mirada más fría que nunca.
—Hola, Sarah, —dijo Isabelle, su voz suave, pero con un tono calculador. —¿Cómo te ha ido?
Sarah, siempre confiada y sin sospechas, respondió con sinceridad. —Ha sido aburrido, Isabelle. Extraño a las chicas y la mansión. ¿Tú cómo estás?
Isabelle se acercó, aparentando empatía. — Escuché sobre el ataque en la mansión Celestite. ¿Estás bien? ¿Sabes algo de tus amigas?
Sarah, deseosa de hablar con alguien, comenzó a relatar lo que sabía. —Sí, fue horrible. Gianna, Maya y las demás se defendieron, pero fue muy difícil. Gianna tiene un plan para enfrentar a la Hermandad de la Noche Eterna. Ethan y ella van a buscar ayuda, aunque no estoy segura de todos los detalles.
Isabelle asintió, mostrando una falsa preocupación. —Espero que todo salga bien para ellas. ¿Estás segura de que Gianna sabe lo que hace?
—Sí, respondió Sarah con confianza. —Gianna siempre sabe cómo manejar las cosas. Pero estoy preocupada por todas ellas. Todo se está volviendo tan peligroso.
Isabelle sonrió ligeramente, agradecida por la información. —Gracias por confiar en mí, Sarah. Cualquier cosa que necesites, estaré aquí.
Después de dejar la habitación de Sarah, Isabelle se dirigió al despacho de su abuela Darlene. Golpeó suavemente la puerta antes de entrar.
—Abuela, tengo información importante, —dijo Isabelle, cerrando la puerta detrás de ella.
Darlene levantó la mirada, interesada. —¿Qué has descubierto?
—Sarah me contó que Gianna está planeando enfrentar a la Hermandad de la Noche Eterna, pero no tengo todos los detalles, —explicó Isabelle.
Darlene se quedó pensativa, sus ojos mostrando una mezcla de sorpresa y cálculo. «Gianna... entonces ella es la muchacha que la Organización ha estado buscando. Esto cambia muchas cosas.» Dijo para ella misma.
Decidida, Darlene tomó el teléfono y llamó a la señora Castelli. —Tengo noticias importantes, — dijo en cuanto la llamada fue contestada. — la muchacha que has estado buscando, ¿Se llama Gianna?
La señora Castelli, del otro lado de la línea, sonaba intrigada. —¿Que sabes de la chica?
— Está planeando algo con la Hermandad de la Noche Eterna.
—Interesante, —respondió la Señora Castelli. —¿Sabes algo sobre su madre, Rebecca?
Darlene frunció el ceño. —Lamentablemente, no tengo información sobre Rebecca. Su paradero sigue siendo un misterio para todos.
—Eso es preocupante, —dijo la señora Castelli. —Mantenme informada sobre cualquier novedad. No podemos permitir que esta situación se escale rápidamente.
—Lo haré, respondió Darlene antes de colgar.
Mientras se preparaba para los siguientes pasos, Darlene no pudo evitar sentir una mezcla de anticipación y ansiedad. Con esta nueva información podría hacer que la Organización Original dirigida por Patricia acabe. Sabía que la guerra entre las organizaciones y los demonios estaba más cerca que nunca, y cada movimiento debía ser calculado con precisión.
*****
Esa noche, después de un largo entrenamiento, Gianna estaba lista para dormir. Se había dejado caer en su cama, agotada pero satisfecha con los avances del día. De repente, escuchó un suave golpeteo en el balcón. Al levantarse, vio a Ethan, con su habitual cigarrillo entre los dedos, iluminado por la luz de la luna. Con una sonrisa, se dirigió a la puerta y la abrió.
Ethan la tomó por la cintura y la besó desesperadamente, como si hubiera estado esperando ese momento durante mucho tiempo. —Te he extrañado.
Gianna se rio entre susurros y le dijo:
—Es imposible que me hayas extrañado, hemos estado juntos todo el día. —
Pero ambos sabían que Ethan no se refería a eso, sino a la intimidad que hace tiempo no compartían.
—Te he extrañado de esta manera, —respondió Ethan, susurrando contra sus labios.
Gianna sintió un calor familiar y una chispa de emoción en su interior. Lo invitó a pasar a su cuarto, cerrando la puerta detrás de ellos. Sentados en la cama, comenzaron a hablar, conociéndose más profundamente. Ethan, con un tono serio, comenzó a contarle sobre su pasado.+
—Ethan es mi nombre humano, pero todos los demonios tenemos un nombre en el mundo de las sombras.
—¿Cuál es tu nombre? — Preguntó la chica con curiosidad.
—Hagenti, respondió el demonio. —Lo que significa demonio de la alquimia, —continuo. Por eso mis habilidades naturales de hacer magia y mantener el control.
—No me sorprendes, —dijo la chica con una risita.
—Mi padre, Damián, es el jefe de la casa del rey Astarot, reveló, su voz llena de nostalgia.
Describió el palacio en el mundo de las sombras, un lugar asombroso y hermoso que parecía hecho de cristal. Hablaba con un amor y añoranza evidente por su hogar y su familia, a los que extrañaba profundamente. Gianna lo escuchaba atentamente, fascinada por sus relatos.
—¿Cómo empezaron a desaparecer los demonios? —preguntó, su curiosidad despertada.
Ethan suspiró. —Todo comenzó con las brujas que querían poder y vida eterna. Empezaron a hacer pactos y rituales con nuestras almas, atrapándonos y usándonos para sus propios fines. No todas las brujas son así, claro. Algunas lo hicieron bajo obligación o engaño. Pero la mayoría... la mayoría lo hizo por ambición.