En la sala de la casa de Darlene, la luz tenue de una lámpara iluminaba suavemente el entorno. Darlene, con el teléfono en la mano, paseaba de un lado a otro, su expresión grave mientras hablaba con la señora Castelli.
—Sí, Darlene, lo he confirmado. la joven de la que me hablaste es la misma joven que buscamos, ya confirme que vive en la Mansión Celestite, — dijo la señora Castelli, su voz sonando ligeramente de ansiedad. —Según mis fuentes, la joven iba camino al Tártaro, pero hemos perdido contacto con ella. Hemos estado vigilando, pero no hemos podido rastrearla más allá de cierto punto. —Su voz fría y autoritaria resonó en el auricular.
Darlene suspiró y se detuvo junto a la ventana, mirando hacia el jardín oscuro. —Mi nieta, Sarah, me ha dicho que Gianna está trabajando con un demonio en busca de su madre. ¿Sabe usted algo del paradero de esta? —
—Su madre está en un lugar seguro donde nadie puede encontrarla, — respondió Castelli con una nota de satisfacción. —Pero aún no hemos hallado el cuarzo de celestita. —
—Entiendo, — dijo Darlene, tratando de mantener la calma. —Pero ¿por qué es Gianna tan importante? —
La risa de Castelli, fría y despectiva, llenó el auricular. —Darlene, deja de ser curiosa. Hay detalles que ni tú ni nadie más de la Organización Oscura pueden saber por ahora. Pero pronto todo saldrá a la luz, y Patricia y la Organización Original serán destruidas. —
Darlene tragó saliva, nerviosa por la dirección de la conversación. —¿Qué planea hacer, señora Castelli? —
Estoy preparando una emboscada para atacar la Mansión Celestite, — respondió Castelli con determinación. —Vamos a extraer a Gianna y asegurarnos de que nadie interfiera con nuestros planes. —
El corazón de Darlene latía con fuerza mientras procesaba la información.
—¿Cuándo planea realizar este ataque? —
—Pronto, — respondió Castelli. —Y espero que estés lista para apoyar cuando llegue el momento. —
Darlene asintió, aunque sabía que Castelli no podía verla. —Sí, señora Castelli. Estaré lista. —
—Excelente. Mantente atenta a mis instrucciones, — concluyó Castelli antes de colgar abruptamente.
Darlene dejó el teléfono en su mesa, su mente trabajando rápidamente. Sabía que se acercaban tiempos oscuros, y que su lealtad a la Organización Oscura la colocaba en el centro de un juego peligroso. Con un último vistazo hacia la oscuridad del jardín, Darlene se dirigió a su estudio, donde comenzó a planear su próximo movimiento.
«Sarah, debe seguir mis pasos. » —susurró para ella misma.
*****
Sarah estaba a punto de dirigirse a la cocina cuando oyó a su abuela hablando por teléfono en la sala. Se quedó inmóvil al escuchar el nombre de Castelli, el mismo del que había mencionado Gianna. Sus pasos se detuvieron de inmediato y se escondió detrás de la puerta, intentando no hacer ruido mientras prestaba atención a la conversación.
El corazón de Sarah latía con fuerza. Sabía que su abuela estaba involucrada en cosas oscuras, pero no había esperado escuchar algo así. Se inclinó un poco más cerca, tratando de captar cada palabra.
Sarah sintió un escalofrío recorrer su espalda. «¿Un ataque?» Sabía que Gianna estaba en peligro. La bruja recién iniciada no estaba segura de qué hacer, pero sabía que debía regresar a la mansión y advertirle a Gianna sobre el ataque que planeaba realizar la señora Castelli.
Tomando una decisión rápida, Sarah se dirigió a la oficina de su abuela. Tocó la puerta con suavidad antes de entrar. Darlene levantó la vista, mirando a su nieta con una mezcla de sorpresa y curiosidad.
—Abuela, quiero regresar a la Mansión Celestite. —Expresó la muchacha.
Darlene frunció el ceño, claramente incómoda con la petición. —No creo que sea seguro, Sarah. La mansión ha sido blanco de ataque y podría suceder otro en cualquier momento. Esos demonios son peligrosos. —
Sarah trató de mantener la calma, aunque por dentro su corazón latía con fuerza. —Lo entiendo, abuela, pero Gianna es mi amiga. Me preocupo por ella y quiero asegurarme de que esté bien. ¿Puedo ir a visitarla, aunque sea solo por un rato? —
Darlene la miró detenidamente, como si intentara leer sus pensamientos. Después de un momento, asintió con reluctancia. —Está bien, pero ten mucho cuidado. No quiero que te pase nada malo. —
Sarah dejó escapar un suspiro de alivio, agradecida por la oportunidad de ir a la mansión. Se giró para salir, pero Darlene la detuvo con una pregunta.
—Sarah, antes de que te vayas, dime, ¿sabes algo sobre la madre de Gianna? ¿Ha mencionado algo sobre ella? —
Sarah se quedó quieta, tratando de pensar rápidamente. Sabía que su abuela buscaba información para la señora Castelli. —No, abuela, Gianna no habla mucho de su madre. Solo sé que está tratando de encontrarla, pero ves que es imposible salir de la mansión, así que no creo que tenga éxito en esa búsqueda. —
Darlene asintió, aparentemente satisfecha con la respuesta. —Muy bien, entonces. Ten cuidado y vuelve pronto. —
Sarah asintió y salió de la oficina, sintiendo una mezcla de alivio y urgencia. Sabía que tenía que llegar a la Mansión Celestite lo antes posible para advertir a Gianna sobre el inminente ataque. Sin perder más tiempo, salió de la casa y se dirigió a toda prisa hacia la mansión, esperando llegar a tiempo para evitar una tragedia.