Capítulo 40

En el Tártaro, el aire estaba denso y en tinieblas mientras Berenice y Ethan avanzaban por las calles desoladas y las cavernas. El silencio se rompió cuando una figura familiar emergió de las sombras. Era Gregg, el vampiro que había atacado a Berenice.

—Gregg, deberías saber que estás en problemas. No tienes idea con quién te has metido. —Dijo Berenice con una mirada fría.

—No busco problemas, Berenice. Ya he aprendido mi lección. —Respondió el vampiro sin acercarse mucho.

Berenice lo observó con desdén, pero no hizo ningún movimiento para atacarlo. Sabía que el tiempo era crucial y no podía perderlo en venganzas personales. Sin más interferencia, continuaron su camino hacia la entrada sur del Mundo de las Sombras. Al llegar, se encontraron con Amadeo, quien los esperaba con su habitual amabilidad y gentileza.

Amadeo, con una gran sonrisa, saludó a la bruja demonio. —Berenice, es un gusto verte de nuevo. Sin embargo, tengo que advertirte que Ethan no puede entrar.

—Amadeo, por favor, déjalo pasar. Es crucial. —imploró Berenice intentando persuadirlo.

—Lo siento, Berenice, pero las normas son estrictas. No obstante, puedo acompañarte hasta el Rey Astarot y encargarme de Ethan mientras tanto —propuso el guardián demonio.

El rostro de Berenice reflejaba claramente su frustración. —Está bien, pero asegúrate de que esté a salvo —respondió con resignación.

Uno de los guardias llevó a Ethan hasta una celda, mientras Amadeo y Berenice se dirigían al castillo. Al llegar, Astarot recibió a su hija con una mezcla de preocupación y autoridad.

—Padre, es crucial. Ethan requiere nuestra asistencia. La Hermandad de la Noche Eterna está organizando la captura de su alma. Él desea tener una conversación contigo. Amadeo lo mantiene en una celda a la espera de tu autorización para que pueda pasar. —La voz de Berenice mostraba apremio.

—¿Y por qué debería interesarme por él? —Inquirió el rey con tono serio. —¿No fue Ethan quien optó por dejar el mundo de las sombras en busca de algo inalcanzable? Fue Ethan quien desobedeció mis órdenes.

—Gianna también está involucrada en esto. Ella ha ido a visitar a la Hermandad de la Noche Eterna para ayudar a Ethan y si algo le pasa a Ethan, estoy segura que Gianna será capaz de hacer cualquier cosa por ir detrás de él. —Replicó la hija del rey.

—¿Gianna, mi hija? —dijo con voz de asombro. ¿Por qué mis dos hijas se han vuelto loca por un simple y rebelde demonio? Muy bien. Permitiré que Ethan entre, pero solo porque confío en tu juicio. —Asintió Astarot.

—Mis sentimientos por Ethan han quedado en el pasado. —Expresó la joven demonio, mirando de reojo con una sonrisa al guardián.

—Me parece sensato. —Dijo el rey.

Con el permiso de Astarot, Berenice y Amadeo regresaron a la entrada sur para buscar a Ethan.

Cuando Berenice y Amadeo regresaron a la celda, se encontraron con una sorpresa inquietante: la celda estaba vacía. Berenice sintió una oleada de preocupación y confusión.

—¿Dónde está Ethan? ¿Qué ha pasado? —Preguntó la bruja mirando a su alrededor desesperadamente.

—Voy a buscar al guardián. — Dijo Amadeo dirigiéndose rápidamente hacia la entrada.

Amadeo corrió hacia la entrada, solo para encontrarse con otra sorpresa perturbadora: la entrada estaba desprotegida y no había rastro del guardián. Antes de que pudiera reaccionar, una alarma comenzó a sonar por toda la zona, señalando peligro inminente.

—¿Qué ocurre? —inquirió Berenice, inmóvil por el miedo.

—Es la alarma de emergencia. Algo ha vulnerado nuestra seguridad —contestó el demonio con tono decidido.

De pronto, unas espantosas brujas surgieron de las sombras, volando alrededor del lugar con el propósito de capturarlos. Amadeo, sin dudarlo, se situó delante de Berenice, resuelto a defenderla a toda costa.

—¡Rápido, tenemos que volver al castillo! —Dijo el demonio con voz de urgencia.

Con una fuerza y determinación notables, Amadeo y Berenice lucharon contra las brujas mientras se dirigían hacia la seguridad del castillo. Las criaturas arrojaban hechizos y maldiciones, pero Amadeo, usando su destreza y poder, logró repelar sus ataques y mantener a Berenice a salvo.

Al llegar al castillo, encontraron que Astarot ya había dado la orden de elevar las defensas mágicas en el área. El rey los recibió con una mezcla de preocupación y urgencia.

—Amadeo, lleva a Berenice a la zona de protección de inmediato. —Ordenó el rey.

—Padre, por favor, encuentra a Ethan. No sabemos qué le ha pasado. —Suplicó Berenice entre sollozos.

—No te preocupes, hija mía. Haré todo lo posible por encontrarlo. —Asintió Astarot.

Amadeo cumplió con la instrucción del rey y llevó a Berenice a un lugar seguro dentro del castillo. A lo largo del camino, Berenice continuaba sollozando, su mente atormentada por la inquietud por Ethan.

—¿Qué está pasando, Amadeo? —preguntó la joven bruja entre lágrimas.

—Las brujas caza demonios nos han atacado. —Respondió el demonio con tono preocupante.

Mientras tanto, Astarot desplegaba a sus mejores guerreros y magos para rastrear el paradero de Ethan. El castillo, aunque seguro, estaba lleno de una tensión palpable mientras todos esperaban noticias del demonio desaparecido y el informe del ataque de las brujas caza demonios.

El Rey Astarot estaba profundamente preocupado por el ataque de las brujas cazadoras de demonios. No había ocurrido uno desde hacía muchos años, cuando Dylan, uno de los guardianes de la zona Norte, había sido capturado. Fue entonces cuando Ethan, en contra de las indicaciones del Rey, quien trataba de mantener a todos los demonios seguros, salió desafiando su voluntad para ir en busca de su hermano. Así comenzó la travesía de Ethan en el mundo superior.

*****

Ethan estaba encerrado en una celda en el sótano de una casa. Las brujas iban y venían, pero él no podía identificar a ninguna, ya que todas llevaban capuchas. Intentó utilizar su encanto para atraer su atención, pero las brujas no le prestaban atención.