Posdata: Cariño Eres Para Mi

Prólogo

Prólogo

Grabadora de voz.
Palabras o cicatrices 00:12:17 15 de enero 3:29 p.m

¿Alguna vez va a irse?, no lo sé, era como si algo siempre me azotara antes de que todo temor se fuera.

Temía ser tan feliz como para saber que no duraría tanto y ser tan miserable como para nunca ser feliz; estuve en ambas situaciones y ninguna es sensata.

Comprendí que la felicidad son escasos momentos y pueden pasar tan rápido como para que, luego por sobrepensar en qué momento se acabaría ya se te había resbalado entre las manos. Mi mente era traicionera en todo momento como para ser consciente que algo podría sabotearme.

Entonces sabía que la mayoría de mis temores y todos los escenarios posibles no estaban en mi manos y bien, no sucedía la mayoría de ellos.

Hace semanas que no escribo ninguna palabra, se me ha ido la inspiración o estoy tan ocupada en mis temporadas de depresión qué simplemente no he querido escribir. La psicóloga me había planteado escribir mientras tanto, pero pasaba meses para poder verla, era una mierda eso, pero no podía pagar constantemente las terapias, y no es que simplemente discipara lo que sentía.

Así que acá me encuentro, encerrada en mi habitación con la música en el fondo para que mamá no pueda escucharme. Las tres estábamos en la misma situación, sabiendo que papá estaba en esas temporadas en donde ni el mismo se tolera. Tenía que sobrellevarlo, y bueno, me había acostumbrado a sobrevivir envés de vivir.

Vivir y sobre vivir, eran cosas diferentes justo como el amor o el dejarse amar.

En unas semanas más tenía que regresar, tenía que hacer la rutina de siempre, lidiar con los pensamientos arrasadores de mi mente todo el tiempo, no podía perder un año más, pero no podía ser egoísta porque quería tantos sueños para las tres y estábamos atadas de pies y manos.

Kenny, mi padre, una persona poco tolerable, con problemas en la bebida y en el temperamento, era justamente la cuerda que nos mantenía atados, a sueños aplastados y a miedos en la piel. No lo odiaba por no saber manejar sus traumas, ni todo el desprecio que su familia engendró en él; sólo quería gritarle por generar los míos, los nuestros.

Había un rincón muy oscuro en lo profundo de mi mente, trepaba por las paredes pero jamás se escondía de mi. Ya he notado las manchas negras que lo cubren y las cosas que expulsa. Tenía la costumbre de adoptar palabras que no eran ni suyas, ni mías.

Esas mismas palabras eran las que me hacían dudar de lo que realmente era, de lo que realmente soy. Si son ciertas o falsas, pero algunas veces, algunas noches como hoy me hacen pensar aún más.

Era consciente que era imposible que se desistiera así como de rápido como se adhirieron a mi. Los dibujos colgados en la pared, que se dejaban ver por la luz repentina qué colaba por la ventana, era la cosa que más amaba hacer cómo escribir, era la forma de adherir lo que hay en mi, de la mejor forma.

Por muchos años y creo que hasta ahora me hice pequeña, a la gente le incomodaba tenerme cerca, me hicieron creer que el problema era yo, para ser sincera aún lo pienso pero justo ahora me niego a creerlo. Me niego a seguir patrones, me niego a estancarme, me niego a pensar en papá y en mis miedos, me niego a llorar y a no dormir, me niego a hacerme pequeña.

No ahora, no en este momento. Me niego a ser ordinaria. Me niego a seguir patrones continuos, me niego a no ser yo misma.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.