Posdata Cariño Eres Para Mi

Capítulo 1

Capítulo 1
Al parecer no lo he superado’

Mi voz ausente, mi alma sufre pidiendo a gritos algo que no logro escuchar, no sé de qué forma descifrar.
Estás tremendamente corrompida.
He olvidado cómo se siente dormir, hace tiempo que mi subconsciente no responde razonablemente; confundes mi tristeza y no te corrijo en ello, mis ojos no te mienten.
Ya hace tanto que emergen vacíos, ya hace tanto que no te gritan nada...

—¡Meg están listas las bebidas! —Di un respingo cuando Agus me pinchó las costillas con los dedos, me incorpore de inmediato, observe que nadie lo hubiera notado, pero era más que invisible en este lugar. Cerré mi cuaderno, dejé el bolígrafo de tinta fina y lo guarde en el bolso, terminado de limpiar la barra mientras se iba entre carcajadas—, La mesa 19 del fondo.

Me indico secándose las manos con un trapo rojo sin parar de reir, el idiota sabía que tenía cosquillas por todo el cuerpo y difrutaba molestarme con ello.

—¡Haré que se te borre esa sonrisa idiota!

Se limitó alzar los hombros como si no le importara mientras se iba riendo. Mientras tanto me preparaba mentalmente para recorrer el bar, mantenía las cabeza alzada, los hombros rectos y la cara seria, detestaba que algún tipo se me acercara para preguntarme cualquier cosa, sabiendo cual eran sus intenciones.

Mierda… Mierda, mierda, mierda.

De inmediato retrocedí, me escabullí detrás de unos chicos, los cuales se levantaban de su mesa. La escena debió de ser muy cómica para quien se reparara a mirarme—chica asustadiza con una bandeja en manos moviéndose de un lugar a otro—Di vueltas en círculos como tonta por no saber hacia donde ir, no encontraba a Kyle en la barra hasta que me detuve cuando ví a Cam dirigiéndose con una bandeja hacia las escaleras.

—¡Camila!

Mi grito en la estancia fue mínimo para los demás inmersos en la música electrónica del alrededor pero para ella no, nadie estaba acostumbrado a llamarle por el nombre completo. Su melena roja se movía con cada paso que daba hacia mi.

—Dime Pialette.

Entrecerré los ojos al escuchar mi nombre completo, ese del cual no me gustaba pero me trague mi discurso de siempre.

—Tengo que llevar estás bebidas a la mesa 19, la que está cerca del biar. —Me hace una seña de que continúe hablando con la bandeja reposada en su cadera—, Y no puedo hacerlo… Jake está ahí, es su mesa.

Suspiró con los ojos entrecerrados hacia la mesa, Jake estaba de perfil, había bastante gente, por lo que vernos a esta distancia, sería mínima, no dijo nada mientras intercambiamos bandejas y eso solo significaba una cosa.

—Mesa 36… arriba. —Me palmeo el hombro en modo de reconfort—, Sabes que no tienes que tener vergüenza ¿verdad?, ya te he visto hacer esto, dijiste que estaba superado.

Me mira con los ojos entrecerrados, esos que me gritan COBARDE en letras grandes, en realidad, yo me gritaría eso, pero me niego a ir, ya pase suficiente vergüenza el estar colada por él la mayor parte de la preparatoria, así que gracias, pero no. Ni siquiera sabía que estaría en la Ciudad, ni que tenía la mala suerte de encontrarlo aquí, de todos los lugares que hay en Nueva York.

—No quiero que me vea, aunque puedo apostar que ni me recuerda.

—Es un tremendo imbécil, el que debe de sentir vergüenza es él, no tú —Esquivo sus ojos acusatorios —, Ve y estrujale los hue...

—Shhhhh —Le coloco el dedo índice en los labios, el momento se acaba cuando somos consientes de los chicos que pasan a nuestro lado chocando con mi hombro a punto de que el líquido se desborde y por fin caigo en cuenta que estamos casi en medio del lugar; me alejo yendo hacia las escaleras.

—¡Suerte —Antes de irse me lanza un azote en el trasero.

—¡Esas confianzas! —Grito desde el primer escalón.

—¡Inevitable, son grandes e irresistibles!

Suelto una carcajada al ver su guiño y sigo escaleras arriba preparándome mentalmente a lo que vaya a suceder a continuación. Ni siquiera miró hacia la zona vip que se encontraba al principio y lateral de las escaleras. A veces, son solo chicos que ocupan ese lugar, la ventaja de ello es que solo piden botellas, y algunas veces ellos mismos se encargan de servirselo a su antojo, pero mayormente, los chicos se encargan de esa zona, así que punto para nosotras.

Al principi pienso que Cam se equivoco de numero de mesa, porque donde deveria ir la 35 y 36 no se encuentra en su sitio, hasta que compruebo que ambas mesas estan juntas, manibrando les coloco sus bebidas, a la par de que les retiro los vasos vacios a los dos chicos, uno moreno y el otro tatuado, la chica que se encontraba al lado de este la reconocí cuando sus ojos repararon en mí, desvió la mirada más rápido de lo que creí, como si no me conociera, como si no quisiera hacerlo, justo como las otras dos, que prefirieron no prestarme atención, por encambio yo las conocía, habían estudiado conmigo en la preparatoria pero algo en mi no les agradaba y para que mentir si era algo mutuo.

A veces me pregunto como hay personas que intentas olvidar. Que intentas esquivar o no volverlas a topar pero por encambio, por un mínimo momento, vuelves a encontrartelas, en tiempos diferentes y en un mundo tan grande, es como si volvieran a recordarte que siguen aquí, que nunca se han ido de tu mente, bueno, eso justo lo comprobé no solo con ellas, sino con la abeja reina que vendría después.

Les quité de su radar los vasos vacíos y terminé de colocar las bebidas en la mesa, el párpado del ojo empezó a brincarme. No alcé la mirada, no las saludé y actúe de la misma forma que ellas, como si no las conociera, independientemente de que en algún momento se me haya pasado por la cabeza hacerlo o sonreírles ellas no lo harían de vuelta. Terminé más rápido de lo que pude para poder huir de ahí y me incorporé para irme, escuchandose ligeramente un murmuró ligero pero firme, simples palabras que hizo detenerme, para él caos que me esperaba.




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