—Duque, Dukar Nikols. Gran General de la oscuridad y representante de los demonios híbridos en el reino de Clerum. —Pronuncia con voz solemne el 4° rey Alfa que rige toda la nación de híbridos, llamando la atención sobre él —. He tomado la decisión de que tú y los tuyos sean desterrados de mi nación. Debido a que eres descendiente directo de demonios, volverás a las tierras de la oscuridad de Drask con toda tu familia.
Apenas el rey Alfa dictamina su orden contra uno de los duques de su reino, el salón lleno de las figuras más importantes de la nación, no pudieron evitar estallar en murmullos de sorpresa, aceptación y desagrado. El duque, Dukar Nikols, gran general representante de los demonios híbridos, no era una figura cualquiera en el reino y estaba siendo desterrado de su propia nación por un motivo que el rey y el duque preferían mantener en secreto de todos. No esperaban que el Alfa tomara medidas tan drásticas con el duque Nikols sin importar cuantos errores cometiera este porque es alguien a quien el rey considera muy importante, y hasta la fecha, había tomado decisiones que demostraban su completa lealtad. Pero aquí se encontraban todos los nobles, ministros, consejeros y sirvientes, todos viendo con sus propios ojos cómo el rey Alfa dictaminó el destierro de uno de sus más fieles nobles sin dar motivo ni razón.
Pero lo más sorprendente es la respuesta de este:
—Yo, Gran general y Duque, representante de los demonios, acepto humildemente mi disciplina.
Eso fue suficiente para dejar en silencio el salón. Todos observan atentamente como el demonio hombre de tez pálida con oscuro cabello azabache que cubre un poco los cuernos que sobresalen de la frente de este, con sus alas igual de oscuras recogidas en modo de sumisión y resaltando sus ojos rojos como la sangre, portando su uniforme militar de gala, acepta su castigo.
A todos, la situación los estaba superando. Pues nadie creía capaz que el duque aceptara tan tranquilo un castigo sin saber la razón, y aunque querían respuestas, nadie se atrevía a hablar. Hasta que una nueva presencia da un paso hacia el frente. Una hermosa mujer de tez trigueña cubierta por un sencillo pero elegante vestido blanco que la representa cómo una sierva de parte del gran templo de Solel, cuyo cabello como el grafito y ojos azules como el cielo se presenta ante el rey y el duque tomando a ambos por sorpresa.
—Rey Alfa. —Saluda ella con una elegante reverencia —. Ante usted está una maga de luz descendiente de una estrella, Claria Miraj. —Se presenta viendo atentamente a su monarca —. Si mal no tengo entendido, el duque y toda su familia tendrán que salir de la nación y vivir en las tierras de la oscuridad de Drask. —Observa cómo el rey asiente, sin importarle su irrupción al juicio —. Entonces, yo debo ir con él. El duque es mi pareja eterna y estoy embarazada de él. —Anuncia llenando el salón de nuevos murmullos.
—Claria… —Pronuncia el duque sin saber qué decir, pues en ese mismo momento se ha enterado de que la mujer que ha amado toda su vida será la madre de su descendencia, y lo peor de todo, es que ella es un ser de luz que ahora tendrá que ir con él a Drask, lugar que lo odia por haber jurado lealtad al 1° rey Alfa —. Claria, no puedes venir conmigo. —Dice este tomándola de los hombros, realmente asustado por ella, porque, aunque ahora el sol cubre las tierras de la oscuridad y la luna bendice dichas tierras, no es un lugar seguro para los seres de luz pura como ella.
—Voy contigo, porque ahora me es imposible separarme de ti. —Ella señala su cuello, donde tiene la marca que él le había hecho el día que él la reclamó como suya y sujeta con fuerza el brazo de él con miedo de que se aleje —. No tengo miedo de ir, sé que no será fácil para los dos, pero si estamos juntos hacemos magia.
—Claria… —Sin saber que decir la abraza a él, impregnándose de su presencia para calmarse a sí mismo, porque sabe que la mujer entre sus brazos es la más valiente del mundo.
Pero él nunca dejará de temer por ella.
—Bien. No tengo el poder de separar lo que los cielos han unido, así que los dos se irán de mi nación. —Acepta el rey, ocultando muy bien la tristeza que le causa saber que sus dos amigos se irán por culpa de él mismo —. Y por respeto a los años de servicios de ambos, daré un trato especial a ese ser inocente que está en tu vientre y podrá entrar a mi nación. —Dicta el rey Alfa poniéndose de pie y saliendo del salón para dar por concluida la reunión.
Entendiendo lo que ha dicho su rey, los guardias toman a la pareja expulsada y los sacan del palacio para que empaquen sus cosas y salgan cuanto antes del reino. No saben lo que ha hecho el duque, pero el mero hecho de que sea un demonio completo, les desagrada a muchos y por eso están satisfechos con su expulsión. Pero no están para nada contentos con la partida de la descendiente de la estrella. Piensan que una maga de luz como ella merece un buen hombre a su lado, pero tanto el sol como la luna decidieron que estuviera al lado de un ser tan oscuro como su pasado. Si bien los demonios ahora son más aceptados, todavía quedan seres que no están abiertos de mente y por eso muchos rechazan a los que son puros. Pero el caso del ex duque fue diferente. La hermana de la heroína abogó por él cuando se terminó la guerra y se ganó el favor del 1° Rey Alfa al final de la guerra gracias a que demostró talento para cuidar de los suyos aun siendo tan joven, además de tener un corazón siempre listo a ayudar y cuidar a los, a pesar de su posición cómo rey demonio de la soberbia, él siempre estaría dispuesto a obedecer. Pero había que tener cuidado con que no lo hicieran enojar. Y nunca mostró signos de destrucción como su padre el Ser de la Destrucción. Y eso fue lo que impulsó a Claria a quedarse con él, porque a pesar de ser el hijo de un ser aterrador, es un buen líder que siempre tiene una razón para hacer las cosas.
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Editado: 27.11.2024