Preludio al desastre

Preludio:

Toda la tierra ardía, lo que antes era vida, ahora agonizaba de dolor bajo las llamas carmesí mientras dos seres poderosos se enfrentaban uno contra el otro por el control de la tierra. Lo que antes era un hermoso y verde prado perfecto para pasar la tarde, se había convertido en una tierra de muerte que se llenaba de cadáveres hasta donde alcanzaba la vista. No había que ser un genio para saber que toda esta situación se debía indudablemente a la intervención de dos bandos que creían tener la razón, e ilógicamente, estaban defendiendo su propia “paz” con la guerra que acabó con lo que alguna vez fue.

No era culpa de ninguno de los involucrados, pues los pocos soldados que quedaban estaban tan cansados que solo veían la lucha que libraban en ese momento sus líderes para decidir el final de esta guerra que había cobrado tantas vidas inocentes. No era que podían realmente ver algo, simplemente seguían los destellos de poder que dejaban estos en su lucha de alto nivel.

—En verdad solo tú puedes hacer que mi corazón se emocione con el calor de la batalla. —Alabó el hombre de aspecto hermoso, pero con un aura peligrosa mientras sus ojos escarlatas miraban con desaprobación a su rival, apretando fuertemente la lanza que sostenía en su mano derecha.

Para nadie era un secreto que, este ser apuesto de tez roja que combina de manera perfecta con sus facciones talladas, cuyo cabello blanco como la seda y suave como los pétalos de una delicada flor, oculta de manera muy disimulada un par de cuernos azabache que están a cada lado de su cabeza y que combinan exquisitamente con sus alas igual de oscuras; es conocido como Dinom Dilal “El Ser de la Destrucción” que desea apoderarse de todo y acabar con todas las criaturas que se benefician de la bendición del sol por el hecho de que él y su raza siempre son despreciados, incluso por su amada luna por un error que estos declaran no haber cometido.

—Antes solías apoyar la causa correcta, ¿verdad? Aluria Miraj. ¿Acaso no eras tú la que siempre decía que todos debemos ser iguales ante el sol y la luna? —Alega mirando fijamente a su contrincante —. En serio no puedo entender porque me detienes cuando solo pido un poco de igualdad para mi gente.

—No te detengo por el motivo que piensas Dinom. —Declara la voz suave de la mujer que se enfrenta a él mientras su cabellera parecida al ébano se movía por el viento debido a que ambos estaban en el aire —. Está bien que quieras apoyar a tu gente y buscarles una mejor vida, pero no está bien que inocentes tengan que sufrir las consecuencias de tu egoísmo y morir despreciados por tu propia mano.

La hermosa mujer de piel suave y clara como la leche, señaló al hombre con una mirada solemne de sus ojos azules que demuestra cuán indignada se siente por las atrocidades que el Ser de la Destrucción había cometido. A ella se le conocía como Aluria Miraj “La Heroína de los Desamparados”, aquella que ocultaba un gran poder que une las bendiciones tanto del sol como de la luna, y guía por el camino correcto a aquellos que de verdad desean ser libres de sus desgracias. Es cierto que había ayudado a varios de la raza del ser oscuro frente a ella, pero solo porque estos de verdad querían cambiar y terminar este camino de destrucción que cada día solo empeoraba para ambos lados. Aluria creía que ya era tiempo de que se les diera una oportunidad, pero estos tenían tan malos líderes, que incluso la luna los rechazaba. Hasta que un ser verdaderamente puro nació del Ser de la Destrucción, y era su deber, proteger a este futuro líder y librar el mundo de la presencia del último ser rechazado por la luna.

—Los débiles no tienen derechos, y menos cuando viven gracias a las decisiones que nosotros tomamos. ¡¿Acaso no entiendes Aluria?! ¡Si sigues protegiendo a esta plebe solo pondrás sobre tus hombros una carga innecesaria!

—Claro que no Dinom. Yo no protejo, enseño y guío; yo existo solo para pasar la antorcha a la siguiente generación. Pero, me niego rotundamente a dejar que algo cómo tu exista y destruya aquello por lo que yo y mis antepasadas hemos trabajado tan duro. —Dijo Aluria mientras de su mano derecha que, tiene incrustada una gema, hace aparecer un rayo oscuro que se materializa en forma de espada que tiene grabados los diferentes sellos de familias y razas que apoyan su causa —. ¡Prepárate, Ser de la Destrucción! ¡Este será tu final!

—¡No seas ingenua! ¡Tú aprendiste recientemente a dominar el poder de la oscuridad, yo crecí entre ella y esta siempre me acompañará! —Gritó Dinom seguro de su poder mientras se acerca a ella para golpearla con su lanza en un corte horizontal.

Aluria, previniendo el movimiento de su lanza, detiene el ataque de este con su espada sin despegar sus ojos de su rival. Claro que esto no detuvo a Dinom y estuvo intercambiando golpes y habilidades para poder prevalecer, y aunque podía resistir contra Aluria, se daba cuenta de que algo no se sentía igual en la chica frente a él. Ella no se inmutaba, ni siquiera un solo cabello se veía fuera de su lugar, simplemente parecía que a medida que la batalla avanzaba ella se fortalecía. Dinom sabía que algo estaba pasando, la forma de luchar de Aluria era diferente de las veces en que se enfrentó a ella en el pasado. En ese momento la sintió más fuerte, más preparada para lo que viene y lista para acabar con todo de una vez. Mientras cruzaba habilidades con ella, se sorprendió de sí mismo. A pesar de no haber gastado mucho poder, ahora el ambiente se desgastaba alrededor de los dos y todo empezó a dar vueltas. No entendía que es lo que pasaba en realidad, solo sabía que ella movía la espada como si se tratara de una extremidad de su cuerpo, y ya sin poder aguantar estar en el aire, se deja caer cansado sobre el negro que iban dejando las llamas carmesí como recordatorio de su gran batalla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.