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El espíritu de roca, satisfecho por cómo Genevive ha tratado a su contratista, toma a la princesa de forma delicada y la sienta sobre su hombro para que esté cerca de se ama. Aunque la acción la asustó y puso en alerta a los hombres, Genevive se dejó llevar por el momento y mira complacida las lejanas luces del pueblo fronterizo de las tierras de la oscuridad, un hermoso matiz rojo tentación que invita a los desconocidos a acercarse.

—Es hermoso, ¿vamos hacia allá? —Pregunta a la pequeña cuando el espíritu da los primeros pasos para continuar el camino.

—No, vamos hacia allá. —Señala un espacio oscuro del bosque, donde la neblina se hace más espesa —. No tengo permiso de acercarme al barrio rojo, Yaira siempre dice que soy muy inocente y pequeña para ese lugar y que no debo acercarme por ningún motivo. Pero si en algún momento quieres ir…

—Eso no va a suceder. —Se niegan firmemente ambos hombres que, a pesar de la distancia, las escuchan perfectamente gracias a sus agudos sentidos.

—Hablaron igual que papá y Yaira cuando les digo que quiero ir. —Sorprende la pequeña de forma inocente y sonríe divertida —. ¿Será que papá se negó así cuando Yaira fue al barrio rojo a trabajar cuando tenía mi edad? Debió haberse visto muy gracioso.

La princesa siente por el vínculo que comparte con su guardián la ira de este movido por los celos, y también se nota un poco de ansias por querer saber más del tema. Pero, cómo es educado, no irrumpe más en una conversación al que no lo han invitado y pelea contra su instinto de querer saber más. Genevive ríe divertida por lo que pasa por la mente de su guardián, pero la pequeña Meli cree que es porque ella también se imaginó lo mismo que ella.

—Si que esa imagen es graciosa. —Confirma Genevive y la mira con curiosidad —. ¿Por qué Yaira trabajaba tanto cuando era pequeña?

—No solo cuando era pequeña, ha trabajado así toda su vida. —Explica Meli mientras sostiene su mentón con un dedo en gesto pensativo —. Mamá siempre dice que ella es una obsesiva del trabajo, y cómo le gusta el dinero, trabaja para conseguirlo.

—Ya veo. ¿Y qué trabajo hace ella en el barrio rojo?

—De todo un poco. —Se encoge de hombros mientras empieza a enumerar con los dedos —. Se preocupa porque las súcubos estén presentables, también se encarga de recibir a los clientes, maneja a los que sean problemáticos y a los ladrones, (es mejor no estar en los zapatos de ellos cuando creen que se pueden pasar de listos), cobra a los deudores, cuida que todos tengan a la mano el material de entretenimiento, (el cual no sé cuál es), y casi siempre sirve como secretaria de Julia, la reina demonio de la lujuria y hermana menor de papá.

—Increíble, puede hacer el trabajo de un matón de calle, así como de servicio, y de alguien de alto rango. —Se sorprende Genevive y mira de forma disimulada a su guardián, encontrándolo más tranquilo —. Yaira sí que es impresionante.

—Es verdad, mi hermana mayor es la mejor. —Admite Meli con los ojos brillantes —. Cuando tenía mi edad…

Meli se emociona tanto por el tema que está hablando, que cuenta historias, una tras otra haciendo reír divertidos a los que la escuchan con atención. Se siente con tanta confianza que comparte sin darse cuenta detalles de la vida de Yaira que a esta le gustaría mantener ocultos, y sin saberlo, le ha dado el arma perfecta a un zorro astuto que no piensa perder ningún detalle. Meli es solo una niña, inocente y dulce que le gusta hablar de la hermana a la que admira, y sabe muy bien todo lo que dice, esperando que esto genere en los invitados un mejor humor para que a la hora de encontrarse con su padre no estalle la situación en su contra. Esto lo hace por la emoción de por fin tener invitados, ya que cómo viven en un territorio que nadie ha querido pisar, es muy difícil tener comidas con amigos y familiares.

Mientras tanto, en alguna parte del bosque, cuidando que unos salvajes no se muevan de su lugar para proteger a los invitados, los gemelos Dark y Suin se mueven entre las sombras riendo divertidos por todo lo que dice su hermana. Incluso hay cuentos que ellos no conocían debido a que nacieron mucho después de que ocurrieron, pero el material es tan bueno, que están seguros de usarlos en el momento indicado.

—Yaira se va a enojar con Meli. —Comenta Suin, preocupado.

—Así es, pero admite que el material que nos está dando nos dará mucho tiempo de chantaje. —Dice Dark teniendo una sonrisa macabra en el rostro, muy parecida a la que tiene su padre cuando se emociona —. Por cierto, ¿no te parece extraño que Yani se haya ido a trabajar hoy?

—Claro que sí, papá le ordenó quedarse y se escapó. —Suin detecta un salvaje que está caminando hacia los invitados, así que lo duerme con una bala de luz que sale de su gema que está en un anillo en su dedo índice para que no moleste —. ¿Será que está escapando de algo?

—Puede ser. —Dark se encoge de hombros mientras escucha una leve explosión que viene desde el barrio rojo —. Y parece que se metió en problemas con Julia.

—Mejor sigamos moviéndonos, ya casi están llegando a los campos de siembra. —Dice Suin corriendo hacia los invitados, manteniendo la distancia para protegerlos.

Dark simplemente alza vuelo por sobre la copa de los árboles para ver lo que ocurre en el barrio rojo, y aunque tiene la intención de averiguar con sus propios ojos en que problemas se metió su hermana mayor, mejor sigue su camino para proteger a su segunda hermana mayor. Ignorantes de los dos guardias que los siguen, Meli y los invitados por fin llegan a terreno seguro cuando un campo de trigo está a la vista. Meli da la orden al espíritu de roca de que las baje a ella y a la princesa, y que se quede a un lado del camino para que sirva como guardián. Genevive, que no había tenido la oportunidad de ver un sembradío en persona, queda embelesada con lo lindo que todo se ve a la luz de la luna, pues la noche es tan clara que casi parece mediodía con toda la luz que reflejan la luna y las estrellas. Jurat también está sorprendido, pero como tiene la guardia alta, escucha aleteos y pisadas que lo ponen alerta e inmediatamente hace aparecer una llama azul en su mano derecha para atacar lo que sea que intente hacerle daño a la princesa.