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—Increíble, ahora Yaira le quiere quitar el trabajo a cupido. —Suspira Claria, sintiéndose cansada con solo escucharla.

—Sí que es irónico, una descendiente de demonio haciendo el trabajo de un ángel. —Ríe Dukar, pero entonces recuerda el tema principal y ve serio a su hija —. No quieras distraerme señorita, te dije que no te fueras porque sabía que los invitados vendrían hoy para hablar contigo.

—Lo sé, pero el botín le ganó a la obediencia. —Dice Yaira evitando mirarlo y empieza a quejarse cuando su madre la toma de la oreja —. Mamá, eso duele.

—No creas que te libraras tan fácilmente de tu castigo. —Amenaza Claria y ve a su esposo —. Querido, necesito un cuarto oscuro.

—Claro amor, lo que órdenes. —Chasquea los dedos haciendo que se levante una sombra con forma de puerta.

Todos ven cómo Claria hala a Yaira hacia la sombra a pesar de sus protestas, y apenas la atraviesan, esta desaparece.

Waldred no sabe que pensar, desde hace tiempo había escuchado rumores de todo tipo sobre la familia del duque caído y cada opinión variaba según quien contara su punto de vista, pero lo de hoy no tenía nada que ver con lo que había oído. Pensaba que todos los miembros de esta familia eran peligrosos, o que no tenía escrúpulos de ningún tipo, incluso llego a pensar en ellos como los seres más peligrosos del mundo, pero ahora todas sus expectativas se han visto destruidas con el cuadro cómico que acaban de demostrar madre e hija. Incluso la opinión que se había formado de Yaira cuando los ayudó durante el festival, se acaba de destruir con su actitud resiente. En cambio, Genevive cubre su boca para no ser irrespetuosa y reírse de los problemas ajenos de otra familia, porque lo que acaba de presenciar, ha sido lo más divertido que ha visto durante toda su vida en el palacio. Sabía que Yaira era una persona única cuando la vio a los ojos y no miró en ellos la típica reverencia que se gana la familia real, sino curiosidad de conocer a una chica de su edad. Esta clase de personalidad es la que necesita en su vida, alguien lo suficientemente libre para no tener miedo de mostrarse tal cual es, pero que eso de ninguna manera puede opacar su increíble habilidad de salir ganando incluso en las situaciones más increíbles. Jurat, volviendo a su forma humana, también quiere reír al sentir la diversión de Genevive, y si a eso le agrega las risas que está soltando Karam en su mente, sabe que su decisión de querer conquistar a Yaira va a ser recompensada con días llenos de diversión y aventuras.

Lo único que los tres esperan es que Yaira se valla con ellos a la capital, porque un talento como el suyo puede ser realmente aprovechado en ese lugar.

Lo que los tres ignoran, es que sus pensamientos no pasan desapercibidos para Dukar, quien está usando la habilidad de psíquico para saber lo que ronda por la mente de estos invitados. Claro que está orgulloso de lo que su hija es capaz de hacer, incluso está feliz porque al fin será reconocida como lo que verdaderamente es, alguien llena de un encanto único que puede destruir el mundo con un chasquido. De lo único que no está feliz es que la pareja destinada de ella ya llegó, aunque está no esté consciente de eso porque todavía no es luna roja.

“Que triste que solo me quede un mes con mi niña”. Piensa triste soltando un suspiro que llama la atención de todos.

—Bueno, nos desviamos un poco de la idea de la visita. —Dice Dukar, sonríe algo tenso —. ¿Les gustara ponerse cómodos en la casa? Yaira puede tardar un poco.

—Por supuesto, gracias por su amabilidad. —Dice Genevive bajando de la espalda de Waldred —. Vamos lobito, tenemos que entrar a una casa.

—Síganme, por favor. —Dice Meli caminando con la cabeza gacha, pues la imagen que admira que su hermana muestre, se acaba de perder estrepitosamente por culpa de esta misma, y ha traído vergüenza sobre todos.

—Tienes una buena hermana mayor. —Consuela Jurat poniendo una mano en la cabeza de ella y camina hasta acercarse a Genevive.

Meli sonríe agradecida mientras camina hasta ponerse junto a su padre, siguiendo su camino hacia la parte interna de la casa.