Preludio al desastre

********

En la sala de reuniones del palacio todos los altos mandos esperan tranquilos la llegada de la princesa. Aunque, sorprendidos por el hecho de que apenas empezó su viaje y ya está regresando, lo que quiere decir que encontró la pieza faltante de su equipo escogido por la luna. Nadie sabe quién es ni que esperar de la persona escogida por Lunaria, pero de una cosa están seguro, no será alguien cualquiera.

Lo más seguro es que esta persona estará a la altura de las altas expectativas que ponen en sus hombros, alguien lo suficientemente digno de estar al lado de la princesa y futura heredera.

—Esta gente nunca se calla. —Murmura el rey Alfa mientras se masajea la sien —. No saben quién es y ya le está imponiendo sus expectativas.

—Ya cariño, olvídate de todos ellos y alégrate de que nuestra hermosa pequeña va a volver. —Dice su reina mientras acaricia su cabello, haciéndolo ronronear —. No me preocupa a quien haya elegido Lunaria, estoy segura de que la ayudará a crecer.

—¿Acaso la Luna te dio una nueva visión de lo que va a pasar? —Pregunta esperanzado de que ella le diga algo.

—Quien sabe. —Se encoge de hombros con misterio, dejando la intriga en el rey lobo —. Por ahora, asegúrate de aprobar su nueva compañía.

—¿Por qué me dices eso? ¿Va a dar muchos problemas?

—Probablemente.

Divertido con la sugerencia de su esposa la toma de la mano para sentarla en su regazo y la ve a los ojos con intensidad, percibiendo en ella a través del vínculo su emoción y anhelo por esta reunión, un sentimiento casi tan fuerte que lo sorprende y contagia, haciéndolo sonreír tranquilo esperanzado por lo que va a ocurrir.

—Majestades, la princesa y sus compañeros están aquí. —Avisa un sirviente.

—Es hora. —Afirma poniéndose de pie sin soltar a su luna, a quien lleva en brazos hasta la sala de reunión —. Reúnanse todos. —Ordena con propiedad mientras camina a los tronos deja a su esposa con delicadeza, para después besar su mano y sentarse en su trono.

Al ver el acto del rey, todos los presentes silencian sus murmuraciones y dirigen sus miradas a la puerta de entrada, donde la princesa heredera resplandece portando el uniforme militar y llenado de orgullo el pecho de sus padres. Pero el rey no solo nota el porte elegante que siempre ha tenido su hija, sino que su rostro serio, a pesar de verse tierna y juvenil, resalta una seguridad que casi nunca muestra. El orgullo reflejado en su rostro y su seguridad al caminar, dejan claro que la sangre Alfa corre por sus venas dejando claro que ella es la apropiada para heredar el trono.

—Padre, madre; he vuelto a casa. —Saluda Genevive con propiedad y con una reverencia educada cargada de elegancia.

—Bienvenida a casa, hija mía, que alegría me da verte. —Expresa el rey extendiendo la mano hacia ella, quien la toma con cariño y se acerca a él —. Ahora, preséntanos a tu nueva compañía.

Asintiendo la princesa hace una seña a la persona que porta una capa con capucha que cubre su rostro. El rey observa a su luna extrañado, gesto que es captado por su hija.

—Padre, madre; les presento a Yaira Nikols. —Habla la princesa con propiedad, pero apenas ha dicho el nombre, todos los presentes se han tensado.

—Jovencita, por favor, descubre tu rostro. —Pide la luna con anhelo de verla, pues siempre ha querido conocer el rostro de la hija que consideró su mejor amiga.

—Discúlpeme su majestad, pero preferiría no hacerlo. —Declina Yaira con un tono de voz tan dulce que encanta a la mayor parte de las personas que están en el salón, un efecto secundario de su habilidad —. Debido a que no tengo gema, mi habilidad Tentación siempre está activa y no puedo controlarla.

—¡¿Cómo puedes responderle así a tu luna?! —Grito un conde con desapruebo, pues al saber el apellido de la joven, un odio renovado volvió a su corazón.

—¿Y cómo debería responder, si estoy diciendo la verdad? —Ataca Yaira con esta pregunta mientras se alimenta secretamente de sus sentimientos orgullosos.

—No hay problema, yo me encargaré de que tu habilidad no afecte a aquellos que son débiles de mente. —Asegura el rey, viendo con enojo al conde que se tomó atribuciones que no debía.

Con un suave movimiento de afirmación, Yaira retira la capucha que cubre su rostro, dejando a la vista el parecido que tiene con su madre, a excepción de sus ojo rojos que son herencia de su padre. Tal vista deja a los reyes sorprendidos, y más de uno de los presentes les cambia el color de lo los ojos a rojo demostrando que están bajo el dominio. Al notar que la chica ha tentado a la mayoría de su gente, desde el fondo de su pecho el rey lanza un fuerte rugido para que su habilidad Dominancia rompa la Tentación y todos vuelvan a la normalidad.

—Una habilidad para temer. —Habla el rey con precaución sin dejar de ver sus ojos.

—Tengo muy buenos genes. —Dice con inocencia mientras se encoje de hombros, ocultando sus verdaderas intenciones.

—Padre. —Interrumpe Genevive llamando la atención de este —. Ella me salvo la vida, y le prometí una recompensa, pero lo que ella pidió está fuera de mi poder. Padre, ¿podrías ayudarme?

El rey se sorprende por la petición de su hermosa cría, pues ha sabido desde siempre que ella no se siente preparada para recibir la corona, pero el hecho de reconocer ante todos que necesita ayuda y aceptar recompensar a alguien por un buen trabajo, le deja saber que ella ya está dando los primeros pasos para tomar su posición como le corresponde. Llenándolo de orgullo por lo rápido que está madurando su pequeña.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.