Preludio al desastre

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Mi abdomen duele mientras salen lágrimas de mis ojos debido a la risa que me ha causado Yaira. Solo ella podría menospreciar una joya invaluable de nivel divinidad e insultar a aquellos que le han dado tal regalo mientras acepta con orgullo la responsabilidad que viene con ello.

Realmente única y especial.

Mi hermosa y orgullosa mate.

—Creo que nunca había visto a Jurat reír así. —Habla Benjamín, Beta de Waldred, con sorpresa.

—Es que no había llegado la persona indicada para que aflorará su verdadera personalidad. —Dice Genevive con tranquilidad mientras toma el té con Anhelase.

—El hecho de que todavía no sea capaz de bloquear sus pensamientos demuestra lo inmadura que puede ser, tendremos que ir con cuidado y enseñarle desde cero. —Evalúa Waldred de forma estricta.

Le dirijo la mirada mientras achico mis ojos, dejando que un sentimiento de protección hacia Yaira aflore, mismo que sorprende a Gen porque me ve con una sonrisa tensa teñida con advertencia. Sé que tienen razón y es necesaria una reeducación, pero no me gusta que lo piensen para torturarla.

—Tranquilo pulgoso, me encargaré de su educación. Tu solo preocúpate de tu mate, al fin y al cabo, ella es quien lleva las riendas. —Bromeo con una sonrisa torcida que deja clara mi malicia.

Todos suspiran rendidos, previniendo la rivalidad amistosa que hay entre el lobo y yo, ignorándonos por lo acostumbrados que están a estas demostraciones. Para ojos ajenos puede parecer que no aprecio mi lazo con él, cuando la realidad es todo lo contrario y esta es la forma que tenemos para demostrarlo y hacerlo crecer, para bien o para mal, él siempre estará cerca de Gen.

Cual fuera la respuesta del mate de mi amiga, se queda en el olvido cuando la puerta es tocada de forma suave. Cuando la abro, me doy cuenta que es una sirvienta que está escoltando a Yaira con cara de pocos amigos, misma que queda en el olvido en el momento en que me ve.

—El rey me pidió escoltar a la… joven hasta aquí con instrucciones claras para que quede a las órdenes de la princesa. —Dice con educación y una extraña mirada de superioridad.

—Creí que el rey me había nombrado vizcondesa, por lo que es así cómo debería llamarme, ¿o es que los sirvientes tienen permitido ignorar los títulos y llamar a sus Superiores como quieran? —Corrige Yaira sin cambiar su gesto serio, pero ocultando astutamente un matiz malvado en la discreta sonrisa superior que muestra, resultando en la tensión de la sirvienta.

—Le pido disculpas vizcondesa, a veces los sirvientes olvidan Cual es su lugar. —Digo poniendo énfasis mientras veo con advertencia a la joven sirvienta —. No se repetirá tal error, ¿verdad? —La sirvienta palidece, aun así, muestra sumisión al bajar la cabeza —. Entre vizcondesa, la estábamos esperando. —Digo al ver que no obtengo respuesta, y al entender que no tenemos mucho tiempo, Yaira entra con la barbilla en alto mostrando un porte seguro digno de alguien orgullosa —. Te lo advierto, que esto no se repita. —Murmuro hacia la sirvienta y cierro la puerta dejándola más asustada por su error.

—Gen, mas te vale educar mejor a tus sirvientas. No me hago responsable de lo que les pase. —Advierte Yaira.

—Tiene razón, de hecho, estaba pensado empezar contigo. —Responde Gen con una sonrisa divertida —. Pero tranquila, de eso nos encargamos a partir de mañana, por hoy puedes disfrutar ser tu misma y aplastar tantos orgullos como quieras.

—Increíble. —Yaira sonríe emocionada mientras se acerca a ella y se sienta a su lado —. Tu sí que sabes motivar a hacer un buen trabajo. Por cierto, ¿quién es el cachorrito?

Anhelase se ahoga con su té mientras trata de soportar la risa que le da al darse cuenta de la equivocación de Yaira, pues su mate no es un cachorro. Percepción que es entendible debido al físico de Benjamín que no concuerda con su edad, quien es tan mayor como Anhelase, pero parece un joven de nuestra edad debido a que es un hibrido humano-lobo. Con su cabello castaño semi largo, ojos azules tras unas lentes de aumento y un rostro jovial que puede engañar incluso a una chica tan perspicaz.

—Gracias a que me hiciste reír, te liberaré de tu equivocación. —Dice Anhelase divertida con la situación y la reacción del Beta —. Él es Benjamín Mochells, mi mate y Beta de Waldred.

—Oh, parece que sí me equivoque. Lo siento, cachorrito. —Se disculpa Yaira con falsedad, provocando un tic en el ojo de Ben —. En fin, tu padre quiere que asista al banquete de bienvenida, pero realmente me da pereza seguir alimentando la marca de la Soberbia, —le dice a Gen con tranquilidad, ignorando la cara de Ben —, y si no fuera porque tengo llena la marca de la Lujuria, tambien aprovecharía. Hay tantos pecados impregnando el aire que no necesitaré alimentar las marcas por un tiempo.

—Eso significa que no tendré que preocuparme por un tiempo. —Asegura Gen una sonrisa de alivio —. Bien, por lo que queda de día puedes descansar en la mansión del duque. Mañana empieza tu educación supervisada directamente por Jurat, esto es para que puedas ser mi mano derecha y servir bajo mi mando directo.

—Está bien. Entonces nos vemos mañana. —Se levanta despidiéndose de Gen con la naturalidad de una amiga.

—¡Esa no es forma de despedirse de tu futura reina! —Habla Benjamín, conociendo lo serio que es, ya se había tardado en amonestar el trato común que tiene Yaira.




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