CAPITULO 1
LA MORGUE
Despertar en una morgue no es algo normal, creo yo. No sé si a alguno de ustedes les ha pasado, pero para mí fue una experiencia demasiado traumatizante.
No sé qué día era ni qué hora, solo recuerdo que estaba como soñando entre dormido y despierto. Sentía algún tipo de dolor en el cuerpo y escuchaba el crujir de mis huesos, brazos, piernas y espalda. Todo mientras mantenía ese estado que les mencioné. Tal vez pasé varios minutos así, con el cuerpo crujiendo y temblando. Lo cierto es que cada segundo que pasaba me sentía más cómodo y relajado, una experiencia entre dolor y placer como cuando te quitas una costra de una herida que intenta sanar.
Cuando todo ese proceso acabó, desperté…
En el techo había una luz blanca, noté que estaba recostado en una cama y había paredes a mí alrededor, como una habitación. Levanté un poco la cabeza para observar bien el entorno. Dudaba si estaba en el cielo o era una morgue. Opté por lo segundo, porque a los costados había otras camas y otros cuerpos sobre ellas, así que me dije ¡Estoy muerto!... ¿Seré un fantasma? No creo, estoy desnudo totalmente y en mi dedo gordo del pie tengo una etiqueta que lo confirma. Me acomodé en la cama y tomé la etiqueta, solo tenía un número. Supongo que mi nombre lo tienen en otro lado. Me bajé de la cama sin dificultad, no sentía ningún dolor, por el contrario, me sentía mejor que nunca, mi cuerpo estaba como más delgado, no tenía esas grasas del abdomen que tanto me costaban quemar y algo nuevo que pude ver, es que ya no estaban mis tatuajes, ¡ninguno! Eso confirmaba mi idea de que estaba muerto y era un fantasma. Me vinieron a la mente películas como “Ghost”, deduje que si era un fantasma no me hacía falta ropa y seguramente debería ser capaz de traspasar las paredes. Por lo que comencé a caminar hacia la puerta e intenté cruzarla sin abrirla y ¿Qué creen?... ¡Pum! Le di un narizazo a la gruesa capa de vidrio. ¡igual no me dolió! Al parecer no era ese tipo de fantasmas que vi en las películas. Entonces ¿Qué soy? Miré hacia arriba en la pared y vi un reloj que marcaba las 6 am, eso quiere decir que no había empleados disponibles. Salí de allí y me encontré con un pasillo, parecido al de un hospital, pero vacío y oscuro. No había pacientes ni enfermeras. Caminé lento hasta llegar a una puerta que decía “lavandería”. - ¡Aquí tiene que haber ropa! - entré y pillé un pantalón, una camisa, pero no encontré zapatos, así que me fui descalzo. Debo haber dado vueltas más de media hora hasta encontrar la salida, ya estaba de día y el sol aparecía por la rendija de una puerta que parecía ser la principal “¡Bueno es hora de que este fantasma salga a pasear por el mundo!” Pensé todo confiado y abrí el portal de par en par… ¿Alguna vez se quemaron con una plancha? bueno, en ese momento pude sentir como si una plancha gigante se posara sobre todo mi cuerpo desde la cara hasta los pies. Me caí hacia atrás y grité, grité desesperadamente mientras me revolcaba en el suelo del dolor y sentía un olor asqueroso a carne quemada. Ese dolor no se detenía, se los juro, me paré y comencé a correr como un loco desquiciado hacia adentro, la quemazón podía sentirla hasta dentro de mi cuerpo. Me metí otra vez a la habitación y abrí una de las cajas que estaban en la pared que al parecer eran refrigeradores para cadáveres, saqué el cuerpo que estaba allí y me metí. Aunque estaba frío y oscuro, el dolor solo se calmó un poco y así se mantuvo durante horas. Lo peor es que intentaba dormir, pero no podía, mi piel estaba roja y me temblaba descontroladamente el cuerpo - ¿Acaso tengo que sufrir también siendo un fantasma? - ¡Maldita sea mi suerte!
Bueno, ahí me quedé, al parecer mientras las horas pasaban y llegaba la noche, ese intenso dolor y ardor disminuían notablemente. Ya podía estar un poco mejor al rato, pero tenía miedo de salir hasta no estar seguro.
Estando tranquilo sin que ese horrible dolor ocupara mis pensamientos, me permitió notar otros detalles. Con mis ojos cerrados escuchaba claramente sonidos muy raros, no sé de dónde venían, pero oía gente caminar, aviones, conversaciones, música, el sonido de las balizas de los autos, gotas de agua caer del cielo y hasta las manecillas de relojes de distintos tipos. ¿Pero qué mierda es esto? Eran sonidos que iban y venían de algún lado como si fuera en estéreo, les juro que hasta escuchaba claramente a alguien tragar comida y hasta sus latidos. Me puse las manos en los oídos porque pensaba que alguien me había instalado algún dispositivo en la cabeza.
¿Se acuerdan que dije que dentro del refrigerador era oscuro? Eso fue porque al principio no podía ver nada, pero luego me di cuenta de que podía ver mis manos y el resto de mi cuerpo como si hubieran instalado luces negras y rojas dentro y las quemaduras ya no estaban. ¡Increíble! ¿Qué me habían hecho? Ahora recuerdo que un sujeto me había dado algo de beber antes de morir. ¿Será que me llevó a un laboratorio para experimentar conmigo?... ¡Tengo que salir de aquí y averiguar qué está pasando! Solo hice un poco de presión con el pie sobre la pequeña puerta del refrigerador y esta salió despedida con gran fuerza y se clavó en el muro. ¡Eso sí que estuvo muy bien! Con la boca abierta salí de ahí y un hombre entró corriendo donde yo estaba y dijo ¡¿Y usted quién es?!...
No supe que responder y cuando lo miré bien, aluciné. Podía ver lo que había detrás de su piel, corrientes sanguíneas, corazón y todo lo que tenía dentro, como lo que me enseñaron en la escuela, pero en 3D y mientras me decía cosas yo podía escuchar sus latidos, ruidos de su estómago y hasta lo que parecía ser el sonido de un rio pasando por sus venas, eso sí me hizo cagar de miedo les juro.
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Editado: 02.09.2020