Primeras Veces

Capitulo 1

9 años sin volver a ese pueblo del que me fui en contra de mi voluntad y nada me parecía peor en este momento que regresar y no precisamente por el pueblo sino por mis padres.  Preferiría seguir quedándome con mi tía, pero ella también estaba de acuerdo en que debía volver y si no me hubiese hablado con esa ternura que usa siempre conmigo, como si no hubiese crecido ya bastante y todavía fuera una niña pequeña, no hubiese puesto mi trasero en esta camioneta.  


Mi padre conducía y eso hacia el trayecto más incómodo todavía, yo opté por ignorar su presencia y ponerme los auriculares. Al mirar por la ventana podía ver paisajes de montañas pasando ante mis ojos y eso también me ayudaba a distraerme. 

Pasamos junto al gran letrero que daba la bienvenida a Yamasá y supe que ya estaba muy cerca de la casa de mis padres.  


Al poco rato de correr y correr por calle entalviada llegamos a la calle de tierra y piedras y el viaje se ralentizó, habían unas subidas altas que ponían el coche a patinar y unas bajadas inclinadas que te hacían pensar en lo mucho que quieres tu vida, pero nada de eso impidió que llegáramos a un portón rojo bastante conocido para mí. Alguien abrió y mi padre condujo el auto hacia adentro.  


Allí había una casa ocupando el espacio de tres hogares, rodeada por un césped verde y con cientos de arboles que se extendían infinitamente detrás de ella. En cuanto llegamos mi madre salió casi corriendo a saludarme, traía una sonrisa gigante en su rostro y estaba al borde de las lagrimas.

Siempre había sido una mujer sensible.  


Sé acercó a abrazarme y por un instante fue incómodo, sentí como si no reconociera a la mujer que estaba frente a mi, como si ya no necesitara sus abrazos igual que antes.  


-Me alegra mucho verte, hija, estás muy grande y bonita. Ven, vamos para dentro porque imagino que estás cansada y Juana hizo tu comida favorita- hablaba muy rápido y apenas podía entender, pero asentí igual y la seguí hacia adentro.  


El lugar se veía diferente a como lo recordaba, había un juego de muebles y un comedor de caoba que se repartían por el lugar y un estante lleno de figuritas que mi padre coleccionaba, con una foto colocada en el centro. 


La tomé un momento. 


En ella salía una chica con el pelo castaño claro, los ojos color miel y la piel morena, la sonrisa que adornaba su rostro le daba vida a la imagen. Pasé los dedos por su rostro con nostalgia.

Es difícil no pensar en mi hermana a diario cuando al verme a espejo veo un rostro que de ser un poco más moreno podría ser confundido con el de ella, hace unos años atrás.  


Seguí paseando la vista por todo el lugar hasta que llegó la comida.  


-Cristina, ¿cómo estás? Ha pasado tanto desde que te fuiste. Mira nada más cómo has crecido.  


Le regalé una sonrisa a la mujer y me acerqué a abrazarla, era la cocinera del hogar y una gran amiga de la familia desde que tenía uso de razón.  


-Estoy muy bien, sólo algo agotada por el viaje, pero imagino que al descansar se me pasará.  


-Si, seguro, ahora te dejo para que comas porque imagino que debes tener mucha hambre. Ay mí hijo se pondrá contento de saber que estás aquí.  


-Anthony- dije al instante y todos los recuerdos se le vinieron encima. Era curioso que en todo el tiempo que pasó hubiera pensado tan poco en él y ahora con una simple mención deseara tenerlo en frente. 


-Eso espero porque me gustaría verlo.  


Mi padre estaba sentado frente a mi y por la expresión que puso al escucharme no le gustaba mucho la idea, pero lo dejé pasar ¿Qué idea mía le ha gustado alguna vez? Ninguna.  


La señora se retiró por fin y yo me concentré en el moro de gandules con coco y la carne de res que tenía en mis manos, mis padres me miraban todo el rato y eso era incómodo, parecía que no le hubieran visto en años, pero ellos iban a visitarme de vez en cuando donde mi tía, así que no había necesidad de actuar de esa manera.  


-¿Por qué quieres ver a ese muchacho, Cristina?- dijo mi padre luego de morderse la lengua por unos quince minutos.  


Ya me parecía extraño que no hubiese comentado nada.  


-Porque es mi mejor amigo de la infancia, ¿Tiene algo de raro que quiera ponerme al tanto con él?- 


-No. Eso lo entiendo perfecto, pero recuerda lo que pasó, hija- sus palabras me enojaron ¿acaso puede alguien olvidar lo que pasó.? 


-Eso no es culpa de Anthony ni de su familia, así que no lo metas- dije esforzándome por mantener el tono relajado.  


-No estoy diciendo que sea su culpa, sólo pienso que deberías mantenerte alejada de ellos.  


-No lo voy a hacer, ahórrate las palabras, Anthony es mi amigo y sus hermanos igual, así que hablaré con ellos. Si me disculpan, voy a mi habitación, tengo que desempacar.  


Caminé hacías las escaleras y subí al segundo piso mientras escuchaba a mi madre regañando a mi padre.


Siempre es lo mismo.  
 

 



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En el texto hay: miedo, huir, amor amigos pasado

Editado: 24.01.2024

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